- Paula... No puedo...-dije retirando rápido la cara.
Resopló y asintió. Se escondió en mi pecho de nuevo y se quedó dormida. Habían sido demasiadas emociones en un plazo muy corto de tiempo. Ambas nos habíamos enfrentado a nuestro pasado en nuestro presente. Este tipo de situaciones son de un contenido de alto voltaje en el que cualquier detalle puede cambiarte la vida, a corto o largo plazo.
Al día siguiente el sonido de la lluvia inundó el piso. Solo se escuchaban las gotas caer sobre el tejado. Me levanté y empecé a prepararme el desayuno. Tenía exámenes y había madrugado para aprovechar el día. Había una que se me resistía. Mientras me preparaba el café recibí un mensaje.
Vanesa: ¿Te cunde una mañana de biblioteca?
Me cundía y más con ella. No me lo pensé dos veces y le respondí.
Vas a tener la suerte de poder disfrutar de mi presencia;)
Terminé de prepararme el desayuno, me lo puse para llevar y metí en la mochila los apuntes y el estuche. Una vez todo listo, me vestí y me fui. El cielo de Barcelona seguía gris y lluvioso. Al llegar, encontré a Vanesa en la puerta, fumando.
- ¿No decías que fumar era malo?-pregunté vacilona.
- ¿Ni dicis qui fimir iri mili?-dijo riendo.
Reí mientras negaba con la cabeza.
- Bueno, al menos compartirás, ¿no?-dije acercándome.
- Pues no sé yo eh, no quiero ser una mala influencia.-dijo sonriente.
Rodé los ojos y le quité el cigarrillo de la boca colocándolo en la mía. Di una calada y solté el humo poco a poco en su cara. Ella me miraba mordiéndose el labio y negando con la cabeza. Le guiñé el ojo a modo de respuesta. Cogió de mi boca el cigarro acercándose más a mí, con su mirada fija en mis pupilas. Sonrió.
- ¿Tenéis fuego?-preguntó una voz a mis espaldas.
Ambas nos giramos, era Clara, una chica de nuestra clase.
- Sí, claro, toma.-dijo Vanesa tendiéndole el mechero.
- Gracias.-dijo Clara antes de encenderse el cigarro.- ¿Qué tal lleváis psicología?-dijo después de dar la primera calada y devolverle el mechero a Vanesa.
- Pues a eso vamos, a llevarlo.-dije riendo.
- Creo que estamos todos más perdidos que un pulpo en un párking.-comentó.
Las tres reímos. Nos despedimos de Clara y entramos en la biblioteca. Estaba llenísima, pero encontramos un par de sitios en la tercera planta. Durante la mañana el juego de miradas abundaba. Pero antes de las doce empezó a declarar la guerra pasando de las miradas a las caricias por debajo de la mesa. Estábamos la una al lado de la otra. Su mano viajaba por mis piernas y yo sonriente miraba mis apuntes, como si mi cerebro pudiera centrar la atención en otra cosa que no fuera esa mano que trepaba por los poros de la piel de mis piernas. Subía lentamente con suaves caricias. Una agónica tortura en medio de un océano de silencio y papel. El juego fue tomando altura. Las acaricias encontraron puerto y destino entre tanto viajo. Sus dedos empezaron a masajear mi entrepierna por encima del pantalón. Suspiré con disimulo. Decidí entrar en su juego. Dirigí mi mano derecha hacia su pierna izquierda. Me miró, sonrió. Aumentó el ritmo de sus caricias. Quería batalla cuerpo a cuerpo y la iba a tener pero ella no sería quien diera el único golpe. Deambulé por su pierna haciendo escala en sus lunares. Llegué a su entrepierna. Vacilé. Acariciaba despacito, paraba, volvía a acariciar y aumentaba el ritmo. Su respiración me delataba que aquel juego fatal se estaba equilibrando. En una rápida jugada le escribí en un trozo de papel una nota y me levanté dirección al baño. Pocos minutos después su valentía abría la puerta del servicio y me miraba vacilante. Paso y tras esa puerta se quedó toda intención de estudio. Nos lanzamos a comernos por la boca. Nos metimos en un cubículo. Tras cerrar la puerta me lancé a su cuello el cual besé, mordí y succioné, desatando huracanes que nacían de su interior más gutural. Mientras, mis manos viajaban a sus pechos, alimentando más huracanes y más suspiros. Bajé hacia ellos con mis labios, ella enredaba sus manos en mi cabello. Por su tripa dejé un sendero de besos mientras mis manos descendían donde anteriormente habían librado batalla. Mis dedos se colaron por sus pantalones, los cuales desabroché sin vacilar. Empecé acariciando suavemente su sexo, aunque poco a poco subí el ritmo convirtiendo en gemidos los anteriores suspiros. Mientras mi boca se paseaba por su cuello. Ella acariciaba mis pechos sin tapujos ni miedo. Introduje dos dedos dentro de ella, cuando lo notó clavó su mirada en mis pupilas sonriente. Tenía las pupilas dilatadas. Sus gemidos iban en aumento y dirigí mi boca a la suya. El ritmo de mis dedos iba cada vez más sin frenos haciendo que mi musa de ojos verdes llegara al clímax arqueando su espalda contra la puerta del cubículo. Lejos de estar agotada, empotró mi espalda contra la pared, siendo ella esta vez quien filtraba sus manos por mis pantalones. Aquel baño presenció el sexo rápido más tierno que había tenido en toda mi vida. Cuando terminamos, ambas agotadas de tanto frenesí, me abrazó dándome un beso en la frente. Me acurruqué en su pecho abrazándola fuerte. Una vez nuestras respiraciones volvieron a su ritmo habitual, decidimos salir. No sin antes arreglarnos, parecía que veníamos de la mismísima guerra de Marruecos.
Al salir volvimos hacia donde habíamos estado sentadas. Pude estudiar algo, aunque con dificultad, con Vanesa al lado no podía estudiar algo que no fueran los poros de su piel. Llegó el mediodía y la hora de marcharnos a comer.
- ¿Nos vamos?-me preguntó.
- Sí, sí, yo también me iré ahora, ve tirando, cogeré una botella de agua. Ahora te alcanzo.-dije guardando los apuntes en la carpeta.
Asintió y avanzó hacia la salida. Me acerqué a la máquina y compré un agua. Salí buscando a Vanesa para despedirme e ir al piso porque estaba claro que con ella poco iba a estudiar pero la escena que me encontré poco se asemejaba a la que yo esperaba. Vanesa estaba besando a Clara. Mi cara era un poema. Me fui corriendo de allí. No quería verla más.
Hasta aquí! Bien, aquí tenéis un nuevo capítulo! Sé que he tardado bastante pero necesitaba tomarme un respiro, repensar la dirección de la novela y encontrar de nuevo la inspiración para darle altura al contenido. Espero que os haya gustado, ¿qué creeis que ha llevado a Vanesa a besar a Clara? ¿qué creéis que pasará entre Vanesa y Malú en los próximos capítulos? Dejad vuestras respuestas en los comentarios!
Nos leemos, besos,
BrokenLines.
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INDOMABLE
أدب الهواةEl alma indomable de quien se alimenta de sus sueños y de la vida, no entiende de rutina, frenos ni muros.