Scott Williams podía ser muy insistente si lo deseaba.
Cerrando la puerta detrás de mí, deslicé mi dedo por la pantalla de mi teléfono móvil para indicar que aceptaba la llamada. Lo coloqué en mi oído mientras caminaba hacia mi cama, la cual se encontraba cubierta con una colcha gris y cojines rosas pastel, para sentarme en el borde de esta con cuidado y poder mirar por la cristalera.
Las vistas de este noveno piso de una pequeña parte de Harlem jamás dejarían de robarme un suspiro de admiración. ¿Alguien alguna vez habría mirado esas vistas y habría pensado que esto estaba pensado, que en la cabeza de una persona todos esos edificios estaban colocados ahí para crear este magnífico paisaje urbano?
-Hola, Scott. ¿Qué sucede?
-¿No habíamos quedado para comer hoy? -Quiso saber.
-Sí. No te encontré, creo que la reunión seguía y no quise interrumpir. Te envié un mensaje.
-Lo sé -Respondió un segundo después-. Lo he recibido hace un rato. Pero sigo sin encontrarle la lógica a "No te extraterrestre. Nos Venus Luis"
-Oh, mierda -Exclamé soltando una pequeña risita-. Fue el corrector. Lo siento, fue rápido. Sabes que me gusta escribir bien los mensajes.
Un gruñido al otro lado del teléfono me hizo suponer que era una afirmación.
-¿Quedamos entonces mañana? ¿O voy ahora a tu piso? ¿O vamos a dar un paseo por...?
-En realidad -Le interrumpí. Realmente tenía ganas de verle, pero mi chocolate caliente olía muy bien-, tengo visitas. Los miembros de Suicide Club vienen a tomar chocolate caliente.
-¿Ese es el chocolate caliente del que habló Alice en la cena? -Preguntó.
Se escuchó un grito de Alice y muchas voces masculinas. Incluso creí haber oído una risa de uno de los chicos junto a la de Mackenzie.
-Sí, ese mismo.
-Vaya. ¿Y eso? No me habías comentado nada.
¿Desde cuándo tenía que decirle lo que hacía con mi vida cuando no estaba con él?
-Ha surgido de casualidad. Aiden y Evan me esperaron en la salida del instituto. Fuimos a comer juntos y los convencí para venirse después del ensayo.
-¿Sabes que estás hablando de dos personas muy famosas como de invitar a una persona cualquiera a casa, no? -Remarcó y yo bufé.
-Ni que fuesen superiores -Respondí-. Si quieres podemos ir a comer mañana juntos.
-Está bien -Accedió él-. Mañana tengo que hacer exámenes de recuperación hasta las doce. ¿Tú?
-A las doce y media, en teoría, debería de haber terminado. Pero tal vez les deje más tiempo.
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Suicide Club
عشوائي«No estoy cayendo Ya he tocado el suelo Vivo en la oscuridad Porque nadie quiere Ser mi luz» Se prohibe cualquier copia o adaptación del libro. Es completamente de mi propiedad. Obra registrada en Safe Creative bajo el código: 1908251767712