«No estoy cayendo
Ya he tocado el suelo
Vivo en la oscuridad
Porque nadie quiere
Ser mi luz»
Se prohibe cualquier copia o adaptación del libro. Es completamente de mi propiedad. Obra registrada en Safe Creative bajo el código: 1908251767712
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Nueva York tiene 8.536 habitantes. Existen 171 cafeterías. Y Kyler Riddle había decidido venir a la misma a la que me gustaba venir a tomar café y preparar temario.
-¿Café solo? -Preguntó antes de que alzase la mirada. Estábamos en una esquina de la cafetería. Bastante discreta, no se nos veía desde la entrada. Se sentó frente a mí y sonrió de manera ladeada-. No te preocupes, mi expresso viene a hacerle compañía. -Reí por lo bajo y bajé un poco la pantalla de mi portátil para verlo bien. Tenía su cabello rubio peinado hacia la derecha y llevaba un sudadera azul marina.
-¿Eres consciente de que ese chiste es horrible para comenzar una conversación, verdad? -Kyler sonrió de nuevo.
-¿Y qué sugieres que diga, cielo?
-No sé, el simple y educado "Hola" de siempre. -Kyler elevó su expresso y bebió un poco. Yo cerré por completo el portátil para verlo bien.
-Tú tampoco has dicho hola. Somos unos maleducados. Pero bueno, al menos estamos hablando. No se puede tener todo en la vida. -Asentí.
-¿Y qué te trae por aquí? -Quise saber. Kyler se reclinó en su asiento. No había mucha gente a nuestro alrededor. Y creí que el hecho de que Kyler llevase una gorra y gafas de sol lo hacía pasar mucho desapercibido.
-Ah, unos malditos fotógrafos me habían estado persiguiendo durante un cuarto de hora. Ya les he dado esquinazo pero prefería quedarme por aquí para no desvelar dónde vivimos. -Asentí. Aparté mi portátil por completo y puse mi café frente a mí.
-Suena agotador. -Kyler suspiró.
-Créeme, lo es -Convirtió su sonrisa en una mueca. Parecía que no le gustaba demasiado hablar de eso de que había gente que lo perseguía por la calle para vender sus fotos a revistas del corazón-. ¿Y qué haces tú por aquí? ¿Has quedado con tu querido Scott? -Fruncí el ceño.
-En realidad, preparaba temario. -Kyler elevó una ceja, sorprendido.
-¿Necesitas ayuda? -Negué de manera lenta y decidida.
-No.
-¿Seguro? Es más común ver un trébol de cuatro hojas que un Kyler ofreciendo ayuda -Puse los ojos en blanco-. Venga, la revista Vogue me ha metido en su top de los diez hombres más perfectos del mundo. Hablando de manera matemática, tengo una cara simétricamente perfecta. -Reí.
-Yo doy psicología, no geometría. Así que lo perfecta que sea tu cara me da igual. -Kyler me señaló con el dedo índice del vaso de papel en el que se encontraba su expresso.
-Vale, míralo desde este punto de vista: Mi preciosa cara geométrica se encuentra, casualmente, pegada a mi cráneo. Este protege mi cerebro. Lo que estudia la psicología. ¿No? Pues listo. ¿Con qué necesitas ayuda? -Reí por lo bajo, intentando no elevar mi risa para que nadie más nos escuchas.
