ⅩⅩⅦⅠ

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No entendía la risa incontrolable de Aiden

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No entendía la risa incontrolable de Aiden.

-¿De qué demonios te ríes?

Aiden controló un poco la respiración para comenzar a calmarse mientras que yo me apoyaba en la encimera para ver como Mackenzie pagaba las facturas. Este mes le tocaba a ella el papeleo y me alegraba la decisión de haber creado una cuenta conjunta además de la individual para que no hubiese peleas.

-De las vueltas que da la vida, Skywalker –Con tanto sobrenombre iba a acabar matándolo. Solo toleraba dos: Sky, porque todos me llamaban así en lugar de Skyler y Cielo, porque me lo decía Kyler y eso ya era suficiente. Seguro que si me llamase "Caca de pájaro" se lo permitiría por lo bien que suena en sus labios-. Hacía cuatro años, la última vez que llamé a una psicóloga fue para que me ayudase con un ataque de ansiedad que estaba teniendo después de salir de rehabilitación tras la anorexia. Y ahora te estoy llamando a ti mientras que hay cientos de personas fuera de mi hotel gritando mi nombre para preguntarte qué puedo hacerle a Fleur para pedirle que sea mi novia.

No pude evitar reírme yo también. Era un contraste extraño.

-Mi vida ha dado tantas vueltas que da vértigo –Admitió-. ¿No es genial? –Reí en respuesta-. ¿La tuya también ha dado vueltas?

-La última vez que hablé con un amigo de mi novio era para preguntarle dónde estaba el coche. Yo estaba sentada dentro del coche, borracha y con olor a tequila en las tetas porque las utilizaron en lugar de un vaso. Y ahora le estoy dando consejo como una amiga madura mientras que su compañera de piso paga las facturas y su otra compañera asiste a una comida con amigos de trabajo.

-Por muchas vuelta que de la vida –Habló Mackenzie, con una sonrisa divertida intentando escapar de sus labios- tú sigues siendo el mismo grano en el culo de siempre.

-Lo que más me gusta de Mackenzie es que es sincera. –Murmuró Aiden y le colgué de inmediato. Mackenzie comenzó a reír, pues estaba en manos libres y ella estaba escuchando toda la conversación sin problema.

Mackenzie también estalló en carcajadas de nuevo, hasta Scarlett se acercó a ella para ver qué pasaba. Mackenzie no dudó en cogerla y sentarla en su regazo. Aiden volvió a llamar y tras dejarle un rato con la incertidumbre cogí el teléfono para escuchar lo que decía.

-Mi chica sabe cómo cerrar bocas, Ai, no te molestes. –Escuché la voz de Kyler al otro lado, algo que me hizo sonreír instantáneamente.

-Gracias, amor. Tendrás una palmadita en la espalda de recompensa. –Bromeé y Aiden rió y repitió lo mismo, pues Kyler no me escuchó.

-Os dejo hablar, cielo. Te quiero. –Escuché cómo me enviaba un beso y me fijé en que Mackenzie grababa como yo sonreía como una idiota.

-Yo también te quiero, amor.

Mackenzie sonrió victoriosa y se puso a teclear frente a Scarlett, quién se debatía entre pulsar las teclas del portátil de Mackenzie, jugar con su móvil o intentar quitarle los aros tirando de sus orejas. Ojalá todos los problemas fuesen esos, por favor.

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