«No estoy cayendo
Ya he tocado el suelo
Vivo en la oscuridad
Porque nadie quiere
Ser mi luz»
Se prohibe cualquier copia o adaptación del libro. Es completamente de mi propiedad. Obra registrada en Safe Creative bajo el código: 1908251767712
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Mercedes Loss es esa clase de mujer que te llama la atención porque aparenta treinta y nueve y tiene treinta y dos.
Mercedes Loss es esa clase de mujer que te cae mal cuando la conoces y a medida que la vas conociendo te cae peor.
Mercedes Loss es esa clase de mujer que ve a los hombres como una propiedad y piensa "Si no es mío no es de nadie".
Mercedes Loss es esa clase de mujer común de treinta sin hijos, novio o marido pero con veinte gatos.
Mercedes Loss es esa clase de mujer que odia a la gente que triunfa en un aspecto que solo existe para ella y a las mujeres jóvenes por no estar teniendo una crisis con las arrugas.
Y yo, por desgracia, era ambas cosas.
Por ello no me extrañaba que mis alumnos no pudieran realizar el examen bien. Pues la fotocopia salía doblada, sin tinta en los dibujos... Sabía que Mercedes era la clase de mujer que escucha música de jóvenes para ver si así el reloj se paraba. Por desgracia, el tiempo nunca deja de avanzar. Sabía que Mercedes era la clase de persona que escucha cotilleos de famosos y estudiantes a todas horas. Por ello, sabía que estaba enterada de que durante todo Julio y Agosto había comenzado una relación de amistad con la banda de Suicide Club.
Agregando que ella estaba por Scott y que él y yo teníamos algo, llegamos a la conclusión de que Mercedes Loss me lo va a poner difícil este curso.
Verónica Rogers, Darren Fray, George Keen, Weasly Miller y Lara Valles se encontraban esparcidos por la clase con sus exámenes aun en la mesa. De las once personas que se habían presentado, seis habían entregado y cuatro aprobado. Tal vez ellos no lo sabían, pero yo corregía los exámenes a medida que me los daban porque este fin de semana iba a estar bastante ocupada.
Uno de los mejores placeres de la vida era cuando los alumnos te pedían que dieras los exámenes y tú decías que no. Por supuesto que a ti no te importaba darlos en ese momento, pero es ahí cuando descubres a qué alumno le importa la materia y a cual no. Hay una gran diferencia entre morderte las uñas, el labio o agitar la pierna con nerviosismo y comenzar a roncar.
Tal vez la gente no veía la importancia de la asignatura como yo la veía. Tal vez no era matemáticas o historia pero, maldición, lo que yo te enseño es más útil de lo que te servirá saber hacer una puta gráfica.
Unos golpes en la puerta consiguieron sacarme de mis pensamientos.
Scott Williams, profesor de bilogía y mi príncipe azul, caminó un poco inseguro hacia mi mesa. Los alumnos se levantaron para mirarlo pero cuando pasé mi mirada por la clase, todos bajaron su mirada con rapidez. Esperaba que hicieran bien el examen y pasasen a décimo.
-¿Qué haces aquí? –Quise saber. Se suponía que su examen era después del mío. Por ello no podíamos salir juntos y me tocaba ir a recoger a Scarlett a la guardería.