Después de pasar un buen rato con su novia, esta se quedó dormida, así que Mika aprovechó y decidió regresara su casa para tomar una ducha y dormir mientras la hora de entrada a la universidad llegaba.
Le gustaba que tanto su padre, como los padres de su pareja nunca estuviesen en casa. Podían hacer lo que quisieran y nadie les diría nada al respecto, y así pasaran tiempo en casa, por lo menos su padre, apenas y dormía por la cantidad de trabajo que tenía.
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Cuando llegó a la escuela, después de haberse arreglado, vio a Yuu llegar a la par que él.
Ambos habían llegado tarde, la diferencia era que a Yuu se le notaba agitado, mientras que a Mika le daba igual.
—Creí que la escuela era tu prioridad —se rió Mikaela del azabache.
—No lo es —afirmó Yuu entrando a la escuela, seguido del rubio —. Mi prioridad es mi familia.
Mika no dijo nada más, y se dirigió a su propio salón, de su propia carrera, más lejos del aula de Yuu.
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El rubio fumaba un cigarrillo en la terraza de su colegio. Desde el día anterior que vio a Yuu con dos pequeños niños, no podía dejar de pensar en lo enigmático que podía llegar a ser él.
No tenía amigos, trabajaba en un bar, cuidaba de dos niños de quizás los primeros años de escuela, y a pesar de no tener indicios de conductas inadecuadas, sus calificaciones no eran las mejores.
Sabía de las calificaciones de Yuu porque en el patio de la escuela estaban las calificaciones colgadas de los alumnos, y Yuu estaba en puestos bajos; no reprobaba, pero tampoco sobresalía.
No tenía el derecho de reírse de sus calificaciones, ya que Mika sí solía reprobar; solo que él lo hacía porque sus calificaciones o la escuela no le importaban en lo más mínimo.
En ese momento de receso no le apetecía entablar conversación con nadie, por esa razón se encontraba en soledad, aunque no le gustaba encontrarse solo consigo mismo, le tenía un poco de miedo a encontrar esa parte más oscura de sí mismo.
Pronto, una presencia se acomodó a su lado, pero decidió no tomarle mucha importancia. Después de todo, solo era Yuu. Nadie importante para él.
—¿Sabes? —comenzó Yuu —. Si dejases de tomarte la vida a la ligera, estoy seguro de que tu futuro sería muy bueno.
Mikaela frunció el ceño, dándole una calada a su cigarrillo.
—Mi vida no es de tu incumbencia. Anda a regañar y sermonear a otra persona.
—Solo es un consejo, tú decides si tomarlo o no —murmuró —. Te aconsejo porque sé que podrías sobresalir, las fiestas y el sexo son ricos, pero no te dejan algo importante, si te esforzaras en salir adelante, nadie podría quitarte el placer de que estás trabajando duro, de que estás llegando a tus metas.
Mikaela se quedó en silencio, fijando su mirada en el azabache.
—No sabes nada de mí, ¿por qué piensas que podría sobresalir?
—Porque no te esfuerzas. Si te esforzaras, tendrías buenas notas, y amistades mejores.
—¿Amigos como tú? —se rió el rubio, pero el rostro de Yuu seguía inexpresivo.
—No, amigos que no te hagan daño.
—Mis amigos no me hacen daño; al contrario, si alguien hiciera daño, sería yo.
—¿Entonces te agrada hacer daño?
—Sí. ¿Algún problema?
Yuu levantó los brazos, como si lo que Mika dijese, no le importara; o como si no creyera lo que el rubio decía. Y eso le irritaba de sobremanera al de ojos zafiros.
—Seguiré metiéndome por las personas a las que desean lastimar.
Mikaela rodó los ojos, realmente no podía entender las intenciones de Yuu, tratando a todos como si fuera un señor perfecto que todo hace bien y que debe ayudar a las pobres almas en desgracia.
—No te lo agradecerán, deja de hacerlo.
Yuu no respondió nada, simplemente se paró de donde estaba, dispuesto a retirarse.
O eso es lo que Mika creía.
Cuando fijó nuevamente su mirada en él, Yuu tenía su mano extendida.
—Mika, a veces las personas lo que necesitan es un poco de ayuda, o algo de afecto, ¿lo sabías? —murmufó con esos profundos ojos, como si pudieran atravesar sus huesos y carne e indagar en lo más profundo de él, esa parte que a él no le gustaba visitar.
El rubio le dio un manotazo a Yūichirō, frunciendo el ceño. Le irritaba que Yuu pensara en Mika como una persona débil. Mika no necesitaba ni afecto, ni ayuda.
—Solo lárgate.
—Está bien, pero... Recuerda que no hay personas que se encuentren solas, siempre es importante desahogar las penas, pero de otras maneras, no fumando, tomando, drogándote o haciendo bullying a los más débiles.
El rubio rodó los ojos. Otra vez con lo mismo, si Mika era sincero, comenzaba a cansarse.
—Ya te dije que...
—Lo sé, pero piensa en las consecuencias que tendrás si sigues por ese camino.
Mikaela apartó la mirada, decidido a ignorarlo y a ignorar todos esos sentimiento negativos que tenía, hasta que estuvo seguro de que ya se había ido.
Analizó el lugar, y se dio cuenta que, en efecto, Yuu se había retirado.
¿Qué consecuencias tan malas podía traer divertirse como solía hacerlo?
Yuu exageraba, además él si quería consumir, lo hacía. Si no lo deseaba, era su problema, no el de él.
Sabía que Yuu tenía razón de algún modo. Se podía llegar a sentir bastante nervioso cuando no consumía ciertas sustancias, y no era más que una salida hacia sus propios problemas, pero no quería salir por el momento de esa zona de confort, de esa zona segura donde la felicidad parece ser ererna.
Estaba seguro de que si quisiese dejar de consumir cualquier cosa y cambiar su vida, podría hacerlo. No necesitaba ayuda de nadie, mucho menos de ese estúpido azabache.
Ay no pensé divertirme tanto editando esto xD espero que les haya gustado uvu nos leemos pronto :3
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Realidad
FanfictionDonde Mikaela se droga, y Yuu quiere ayudarlo. Portada hecha por mi Kohai @_Fkxlu ‹3