Capítulo 8

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La alarma se escuchó sin darle un poco de tiempo a Yuu de poder dormir por lo menos un rato, pero estaba acostumbrado a desvelarse, así que no dormir no era tanto un impedimento para él.

El sonido irritante de la alarma, logró que Mikaela se despertara un poco molesto, así que la apagó en seguida y volvió a quedarse dormido.

Quizá en ese momento, Yuu se encontraba siendo muy intenso e irritante, sin embargo, aún así, tomó la alarma y volvió a colocarla para que Mikaela se despertara.

Estaba de mal humor, y no quería entablar conversación con Mikaela por esa misma razón, por eso había vuelto a colocar esa alarma.

Tomó de hecho ese reloj de Mikaela sobre su mesita de noche y lo llevó al suelo para que el rubio tuviera que levantarse.

Una vez que volvió a escucharse el reloj, Mikaela se levantó más molesto y apagó ese aparato para intentar volver a dormir.

Yuu frunció el ceño en seguida, sintiéndose más irritado de lo que de por sí se sentía.

—Mikaela, deberías de ir a la escuela —refutó el moreno esperando lograr convencer al rubio, a punto de salir del hogar de este joven para dirigirse a la universidad.

—No pienso ir el día de hoy —expresó colocando una almohada sobre su cabeza con intención de no escuchar la voz del menor.

Yuu estaba a nada de lanzarle el zapato que tenía en ese momento, pero quizá debía de ser más empático.

Quizá no era tan empático como lo creyó, quizá sí se encontraba siendo egoísta, pensando en lo que quería de Mika y no en lo que este sentía.

Sabía que el rubio era difícil de tratar, que rara vez dejaría que alguien se acercara a él de forma genuina.

Era un hombre que podía aparentar no necesitar de ayuda, de gente a su alrededor, pero todos necesitaban de las personas y la única intención de Yuu era estar ahí para él.

—Mikaela, por la tarde puedes dormir, y...

—¡Por un demonio, Yuu, te acabo de decir que no iré! ¡Deja de comportarte como si fueras mi madre! Joder, eres tan irritante —masculló con enfado.

Yuu no era de piedra, y sí, quizá había sido muy intenso, sin embargo, que Mikaela dijera aquello logró lastimarlo un poco.

Por ese tipo de razones, Yuu solía evitar las amistades. Muchas veces es imposible no lastimar ni ser lastimado, y lo único que Yuu deseaba era cuidar de su pequeña y rota familia.

—Solamente pretendía que...

—¡Deja de hablar y lárgate!

Sin decir una palabra más, Yuu se dio media vuelta y salió de la casa de Mikaela. Siquiera traía consigo sus materiales para la universidad, pero para él siempre sería importante el estudio.

Por su parte, Mikaela se sintió un poco culpable por tratar a Yuu de ese modo. No era su culpa que se encontrara de mal humor, pero no recordaba mucho de lo que hizo anoche, solo recordaba que era el aniversario de muerte de su madre y después de ponerse a llorar, consiguió un foco y fumó con este hasta que de repente todo era extraño para él.

Admitía que había exagerado con las dosis, teniendo en cuenta que normalmente no solía consumir tanta cantidad, sin embargo, ya nada podía hacer. Se arrepentía de haber fumado aquello, sí, se arrepentía de haber tratado a Yuu de ese modo, sí, pero por ese momento solo quería estar solo, llorar, y descansar un poco.

Se sentía agotado. Tampoco había dormido nada, aunque sí recordaba la voz de Yuu calmándolo, todo era confuso en ese momento, como retazos de recuerdos distorcionados y cortados.

Le agradecía a Yuu haberse quedado, así que después de un largo descanso, tenía la intención de pedirle disculpas por haberlo tratado de ese modo.

También por haber decidido abandonar todos los avances que había tenido. Desde asistir a la terapia grupal cada semana hasta incluso evitar todas esas amistades tóxicas que tenía. Ni siquiera había ido a visitar ni le había llamado o enviado mensajes a Elizabeth.

Quería estar bien. Sentirse bien. Quería salir adelante. Alguna vez antes lo deseó, pero pensó que era una pérdida de tiempo, incluso pensó que no se lo merecía, y sin embargo, gracias a Yuu había entendido que con una mano amiga que lo sostuviera, podía lograrlo.

Quería lograrlo.

Por Yuu.

Incluso por el recuerdo borroso de su mamá.

Alguna vez culpó a su madre por todos los problemas que causaron su partida, sin embargo, sabía bien que la muerte no se puede controlar, y la gente es consciente de sus acciones, a veces se encuentran adormiladas y se vuelven egoístas, pero al final de cuentas, todos decididmos cómo actuar y qué decir, así que la mayoría de las heridas en su corazón no fueron más que una decisión mal tomada por parte de su padre.

Alguna vez Mikaela pensó que quizá sus problemas no eran tan importantes, sin embargo, a lo largo del tiempo en terapia se dio cuenta de que sí valían.

De que valían tanto como los de los demás.

Todas las personas sufren de distinta manera, pero eso no quiere decir que el sentimiento de nadie valga menos porque es una "tontería", al contrario, cuando se minimiza el sentir de las personas infrigimos mucho más daño.

Y Mikaela estuvo haciendo eso consigo mismo. Ni su padre, ni su madre eran completamente culpables de su adicción o su propio corazón lastimado. Él también fue cómplice. Al no pensar lo suficiente en sí mismo y decidir dejar para después todas esas heridas que sentía y tenía todavía.

Por esa razón, Mikaela sabía que Yuu se había vuelto indispensable en su vida.

Era la única persona que se preocupó por él de verdad y que quiso ayudarlo de verdad.

Mikaela no quería perder a Yuu en absoluto, fue impulsivo, sin embargo, no quería lastimarlo, y tampoco decepcionarlo, habiendo visto el rostro alegre de Yuu cada vez que asistía a las terapias grupales donde ya comenzaba a participar más en todas las dinámicas impuestas.










Ufff, el capítulo anterior y este sí son completamente renovados xD

Disculpen si hay alguna falla ortográfica o dedaso unu espero que no xD

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