Capítulo 19

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La humilde casa de Yuu estaba decorada desde hace un par de días. Había sido divertido hacer todas las decoraciones a mano, para después colgarlas por toda la pequeña vivienda.

Asura y Krul les pidieron que se fueran a divertir juntos, los dos podían notar lo que sentían el uno por el otro, además, ya los habían encontrado a punto de besarse en muchas ocasiones, por lo que les pidieron que pasaran la navidad solo ellos dos.

Al principio Yuu se negó, quería pasarla también con ellos, y no quería dejarlos solos. Siempre estaban en casa, encerrados, y no le gustaba eso.

Asura le dijo que no estaban solos, pues se tenían a ellos mismos, y que por ello no necesitaba preocuparse. Estarían en casa jugando, no le abrirían a desconocidos, y no saldrían a la calle por ninguna circunstancia. Además de que se habían divertido decorando la casa y podían afinar detalles. Mika salió corriendo, para cuando volvió les había llevado una caja de pizza, refrescos y algo de botanas, además había un par de juguetes que había comprado hace tiempo como un obsequio a los niños, lo que les hizo muy feliz a loz pequeños.

Yuu le miró acusador, pues no deseaba que sus hermanitos comieran comida basura además no quería que Mikaela gastara su dinero en ello porque era su propia responsabilidad, pero antes de que pudiera renegar, los dos pequeños lo sacaron de la casa al igual que a Mikaela. Además de vez en cuando no era malo, aunque por la culpa del rubio habían consumido más comida rápida que de costumbre.

Por haber sido corridos así, ahora se encontraban vagando por la ciudad, además Yuu no estaba preocupado. Ellos sabían cuidarse bien, eran inteligentes y tenían comida. Además de que siempre obedecían, jamás había tenido problemas en dejarlos solos en casa, incluso si el vecindario en el que vivía era tan peligroso; sus vecinos eran muy buenas personas, siempre se habían preocupado por mantener buena relación con la comunidad, así que muchas veces incluso ofrecieron una manos sin petición para echarle un ojo a sus hermanos mientras él trabajaba.

En ese momento, ambos tenían sus dedos entrelazados, y compartían uno que otro beso.

—Yuu-chan, ven a mi casa —pidió el rubio.

—¿Por qué quieres que vaya a tu casa? —interrogó risueño.

—Solo ven.

Mikaela detuvo su andar, tomándolo de ambas manos, mientras se posicionaba frente a Yuu. Le regaló un tierno beso en los labios, para posterior a ello, poner ojos de perrito regañado.

—¿Si?

Yuu no pudo resistirse a esas expresiones tan tiernas; soltó un suspiro, y respondió:

—Está bien.

Mikaela sonrió de oreja a oreja, soltando una de las manos de Yuu, comenzando a correr emocionado junto a la persona a su lado.

Aquella alegría del rubio contagió a Yūichirō, quien comenzó a reír tenuemente, siguiendo los pasos del de ojos zafiros.

~

—Dios, Mika... Esto es...

El rubio abrazó a Yūichirō por la espalda, depositando un beso en la mejilla de este.

—Quizás es muy para chicas, no lo sé. Pero... Espero que disfrutes.

Yuu se volteó, abrazando al rubio y besando sus labios. Se sentía como si fuesen pareja, quería ser su pareja.

—Es perfecto —admitió —. No pensé que fueras tan romántico —rió levemente admirando la mesa decorada y la cena que había en ella. Se veía delicioso.

—Solo tú me sacas lo romántico —sincerizó acercando a Yuu más a sí mismo, cerrando los ojos, disfrutando de la compañía de este.

Yuu también cerró los ojos, pensando en lo lindo del detalle del rubio. Con razón había estado tan insistente en tener un tiempo a solas con sus hermanos; seguramente les había dicho algo relacionado a esto.

Se sentaron a comer, entre una charla sobre sí mismos.

Yuu estaba bastante sorprendido aún, no podía creerse que Mikaela hubiese hecho algo así para él.

Aunque sus inseguridades le seguían atacando, ¿qué tal que la cena era para su novia, pero no pudo ir, y le pidió a Yuu que fuese para no desperdiciar todo?

Cuando Mikaela se dio cuenta de la mirada perdida del azabache, acercó su silla a la de este, rodeándolo con sus brazos, y besando su sien.

—¿Pasa algo, Yuu-chan?

—No, no es nada —sonrió falsamente.

Mika tomó la mano del azabache, depositando un suave beso en el dorso de esta.

—Yuu-chan —llamó —. Algo te pasa... Dime lo que es.

No solo Yuu podía ayudar y leer a Mika, también el rubio notaba cuando el de ojos verdes la pasaba mal, y no deseaba verlo así de triste y apagado.

—Estoy feliz —murmuró abrazando a Mikaela —. La cena fue deliciosa, me la paso muy bien contigo.

El rubio correspondió al abrazo, quedándose en silencio.

Yuu era bastante difícil de entender, podía llegar a ser serio e inexpresivo, así como también dulce y tierno; pero cada una de las expresiones que utilizaba, le enamoraban más. Claro que eso no quitaba el hecho de que podía entenderlo mejor conforme pasaban los días.

—Te quiero —susurró en el oído de su contrario, poniendo sus pálidas manos en el rebelde cabello negro de Yūichirō —. Te quiero mucho.

Yuu se sonrojó fuertemente. Cuando Mika decía cosas así, su corazón latía desenfrenado, y no podía evitar esbozar una sonrisa genuina.

Se aferró al cuerpo del contrario aún más, dejando salir una tenue risa de verdadera felicidad.

Escuchar a alguien decirle que lo quería era una sensación que no pensó escuchar venir de alguien que no fueran sus hermanos, porque vivía por y para ellos, así que agradecía haber podido conocer a esta persona, incluso bajo las circunstancias en las que se hicieron cercanos.

En un principio quiso apoyar a Mika, ayudarlo, estar para él, así que nunca esperó que todas estas intenciones que tenía, fuesen devueltas por el de ojos azules de la misma manera.

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