Ambos adultos, Mikaela y Yuu, jugaban con los pequeños hermanitos del azabache; se hacían cosquillas, se perseguían jugando a las traes, o simplemente a veces jugaban con los juguetes de estos.
Se habían vuelto dos niños jugando y divirtiéndose como tal, dándose cuenta que a veces momentos así podían ser muy gratificantes, en especial al ver a dos niños como lo eran Krul y Asura así de felices.
Todos los días, Mika se quedaba a comer en la casa del azabache, a veces el de ojos azules era quien llevaba comida para no tener muchos quehaceres domésticos por hacer; aparte, se había encariñado con Asura y Krul, cosa que jamás pensó que sucedería.
La pelirosa seguía haciendo comentarios que dejaban al descubierto los sentimientos de Yuu, aunque claro, este siempre negaría que sentía algo por Mika.
Yuu sabía que su amigo tenía novia, además de que era heterosexual, o eso era lo que creía porque no podía preguntarle de la nada cuál era su orientación a menos que este quisiera contárselo.
Por su lado, Mika se había considerado heterosexual hasta hace poco, donde se imaginaba que estaba junto a Yuu, besando sus labios, tomando sus manos. Incluso llegó al punto en el que comenzó a ver porno gay para saber si sentía atracción por los hombres. Antes jamás lo había intentado, sin embargo, en ese momento se dio cuenta de que sí le parecían atractivos, pero no tanto como Yuu, lo que jamás le pasó con otras mujeres, porque podía sentir atracción, sin embargo, no al punto en el que deseara algo serio y duradero, no solo tener sexo.
Lo que sí sabía es que su atracción, cariño y estima hacia Yuu, al paso del tiempo se intensificaba al punto en el que ni siquiera se sentía ansioso por tener sexo con Elizabeth, o con cualquier persona en general. Se preguntó incluso si comenzaba a sentir algún tipo de amor romántico con Yuu porque con Eli que fue la persona por la que mayor atracción sintió, no sentía la necesidad de protegerla, de hablar con ella, de pasar tiempo con ella más allá de lo íntimo.
En cambio, a Yuu lo encontraba divertido, tierno, serio, tan diferente, tan él.
~
—Oye, Mika —llamó el azabache al rubio, ambos estaban en la azotea degustando un par de sándwiches.
—Dime.
—No has pasado mucho tiempo con otras personas además de mí —aceptó pensando en si era demasiado acaparador para el rubio.
El mayor se tardó en responder, pues había dado una mordida a sus alimentos.
—Solo de vez en cuando hablo con ellos.
El azabache sonrió tenuemente, mientras comía un poco de su sándwich, quizá pensaba demasiado las cosas.
—¿Y tu novia?
—Mmm... —El rubio se quedó un momento pensando —. No sé, no hablábamos mucho, y desde hace un tiempo hablamos menos. En algún punto estoy seguro de que terminaremos.
—A veces siento que te alejo de tus demás amigos y novia —aceptó el de ojos verdes.
—No seas idiota —sonrió el rubio—. Si quisiera estar con ellos, lo estaría. Tú no me obligas a ir a tu casa todos los días.
El menor sonrió, viendo fijamente el rostro del rubio. El silencio les inundó. Sus miradas se mezclaban y un sentimiento cálido invadió sus pechos.
El de ojos azules bajó sus ojos a los labios del azabache. Cuando Yuu se percató de ello, sin darse cuenta se acercó más a Mika. Debían ser honestos, deseaban probar los labios de su contrario.
Entonces, la diestra del rubio viajó a la nuca de su contrario, y atrapó sus labios jalándolo levemente en un momento de impulso.
Yuu un poco aturdido, enredó sus brazos alrededor del cuello de Mikaela, hasta que se separaron después de un par de segundos.
Yuu mordía su labio inferior, no sabía lo que había sucedido, pero le encantaba, y Mikaela estaba en las mismas condiciones; no entendía cómo se había formado una atmósfera tan perfecta como para besar a Yūichirō.
El sonido de la campana se escuchó, por lo que ambos se levantaron, dispuestos a ir a sus respectivas aulas.
—Yuu—, llamó el rubio.
El mencionado volteó a verlo, sorprendiéndose cuando su amigo tomó su mano para jalarlo, y darle un suave beso más en los labios.
Enseguida, Mikaela se fue corriendo, avergonzado; pero no se arrepentía de nada e incluso se atrevía a decir que deseaba más momentos así.
~
¿Para qué negar un sentimiento?
Yuu estaba enamorado, estaba perdido en sentimientos y emociones que Mikaela causaba en él.
No podía poner atención a sus clases porque pensaba en los besos que compartió con el mayor cuando estaban en la azotea.
Tocaba sus labios y sonreía como estúpido enamorado; ¿dónde quedaba su supuesta frialdad y apatía?
~
Pronto las vacaciones de invierno llegarían, y ni Mika ni Yuu se habían visto con tanta frecuencia a causa de los exámenes finales del semestre.
Yuu llegaba a su casa y jugaba con sus hermanos, para después ir a trabajar e intentar estudiar allí. El ruido se lo impedía, pero no creía reprobar alguna materia porque, aparte de que sus calificaciones en cuanto a exámenes eran excelentes, sabía y dominaba la teoría que hasta el momento había visto.
Asumía las consecuencias que conllevaba no hacer tareas, pero no tenía tiempo de hacerlas. Y cuando lograba realizarlas, era en el recreo o entre clases.
Por otra parte, las notas de Mikaela habían subido notoriamente hasta que dejaron de ser pésimas; aún le costaba sentarse a hacer tareas o estudiar, pero ver la sonrisa de Yuu le motivaba a salir adelante.
Le motivaba que mientras salían a los descansos, podían aprovechar para besarse y actuar melosos, como si fuesen una pareja de recién casados incluso si existía la probabilidad de que Elizabeth u otra persona los llegara a ver.
Sin embargo, eso no les importaba en absoluto, el único inconveniente que había en sus corazones, era el miedo estúpido de ser rechazados, porque si bien ambos estaban seguros de lo que sentían, existía una pequeña inseguridad que no les permitía formalizar una relación.
En especial en el caso de Yuu porque su amigo todavía no terminaba con Elizabeth incluso si la ignoraba cuando esta lo buscaba.
Eran un par de idiotas enamorados el uno del otro, aún si quizás Mikaela no sintió atracción por hombres hasta que llegó Yuu a su vida de una manera en la que lo quería a su lado, porque le gustaba, le provocaba felicidad, motivación, y una agradable sensación de calidez en su corazón.
No le costó admitir que le gustaba un hombre, nunca se plateó esa idea antes ni se dio cuenta de que podía ver a un hombreb y admirarlo, pero no le daba muchas vueltas al asunto. Le gustaba Yuu, y eso era lo único que le importaba realmente.
Las personas siempre criticarían, y no iba a dejar que eso afectara su relación con el azabache.
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Realidad
FanfictionDonde Mikaela se droga, y Yuu quiere ayudarlo. Portada hecha por mi Kohai @_Fkxlu ‹3