Capítulo 24

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Debido al tiempo que pasó sin responder a las insistencias de Mikaela, Yuu dudaba que siguiera fuera de su casa. Creía muy difícil que una persona como ese rubio traidor y mentiroso fuese tan persistente como para esperarlo para arreglar las cosas, incluso si su corazón decía que ninguno de esos dos adjetivos le quedaban a esa persona, e incluso si sabía que muy en el fondo esperaba que Mika le explicara que todo lo que le había dicho era verdad.

Aunque había tanta sinceridad y genuinidad en la mirada de Mikaela, todavía no estaba seguro si había sentimientos reales o simplemente quiso experimentar con un hombre, así que no quería descubrirlo, por esa razón actuaba tan cerrado después de ver la cercanía entre el rubio y Elizabeth.

Sin embargo, contra pronóstico, una vez que salió de su hogar para dirigirse al trabajo, allí estaba el rubio, esperando a que Yuu saliera, sentado en las afueras de su casa, con expresiones lastimeras, bajo los tenues rayos de sol que conforme pasaban los días se hacían más calurosos.

Yuu le ignoró y caminó hacia su trabajo tranquilamente como si no le importara en absoluto; aunque su corazón latía con bastante velocidad y las ganas de llorar volvieron a él, porque era una persona muy sensible incluso si no lo demostraba nunca. Era su forma de protegerse después de todo.

—Yuu-chan... —Susurró Mikaela bajando su mirada, sin saber cómo hacerle entender que solo le amaba a él.

—Es mejor que pases tiempo con tu novia —espetó de manera cortante. Casi como cuando comenzaban a tener comunicación apenas; pero esta vez con un deje de ira en su tono de voz.

—Yuu-chan, al menos déjame decirte mi versión de las cosas. No te he mentido en ningún momento —exclamó con la voz ronca, negándose a llorar porque también había aprendido a conocer a Yuu y sabía que haber esperado tanto tiempo en terminar con Elizabeth había provocado esa inseguridad en Yuu acerca de sus sentimientos hacia esta persona.

—Ya te lo dije, no tienes por qué estar dando explicaciones a lo tonto, nunca fuimos nada más allá de, quizás, amigos —interrumpió.

—Pero de verdad te amo... —Casi sollozó.

El azabache, por su parte, frunció el ceño por ese comentario, porque, si no decía la verdad, su corazón se rompería en mil pedazos.

—No digas mentiras —pidió en un sollozo roto.

—¿Acaso viste que yo le correspondiera? Además, Yuu-chan, si la quisiera, no la habría dejado, y no hubiese ido a tu búsqueda, si no me crees puedes tener mi teléfono o incluso preguntarle a Eli lo que piensa de mí.

Yuu se detuvo un momento, fijando sus ojos verdes en los azules de Mikaela, casi con frialdad.

Pero no podía odiarlo, nunca podría.

—No importa como fueron las cosas, solo déjalo.

—¡Pero Yuu-chan! No te quiero perder... Por favor...

Yuu se abrazó a sí mismo, dispuesto a terminar de una vez por todas su relación con Mikaela.

Había tanta inseguridad en su corazón, que difícilmente se permitiría tener una ilusión, una esperanza de que, lo que deseaba, se hiciera realidad.

—Si de verdad dices que me amas, aléjate de mí.

Aquello sorprendió a Mikaela, quien dejó salir un gemido de sorpresa, y de angustia.

—¿Qué?

—Lo que escuchaste —susurró apenas, volviendo con su caminata hacia Sanguiem.

Mikaela se quedó estupefacto, siguiendo con la mirada incrédulo a Yuu, sin percatarse de que sus ojos expulsaban lágrimas silenciosas mientras su corazón sentía cómo miles de navajas lo acuchillaban.

Yuu por su parte, no podía llorar. Necesitaba concentrarse en sus trabajo, en sus hermanos, en su escuela, así que el asunto de Mika no debía de ser una distracción para él.

Le dolía, pero si Yuu no quería creerle, ni darle una oportunidad más, entonces no podía obligarlo.

Lo que más le dolió fue que no le creyera, porque Mika estaba siendo totalmente sincero. Nunca se había enamorado, hasta conocer a Yūichirō, así que esa situación lo hacía sentirse tan triste como nunca se había sentido por una relación amorosa.

~

Después de tres torturosos días sin comunicación, ignorando la presencia del otro para evitar sentir que su corazón era apretujado, se dieron cuenta de que los días pasaban más lentos de lo acostumbrado.

Aunque se evitaban, Yuu podía ver a Mika apartado de sus amigos usuales, concentrado en sus propias materias escolares, sin siquiera tomar un cigarrillo en los recesos escolares, lo que le hizo sentir un orgullo extraordinario en su corazón y se sintió feliz por ese joven.

A veces sentía una inexplicable culpa carcomiendo su pecho por alejar a Mikaela sin darle oa oportunidad de explicarse o de creer en sus palabras, en especial cuando sus hermanos admitían extrañar a esa persona, pero no tenía la certeza y la seguridad de que al rubio le gustara tanto como a él, ni que pudiesen llegar a tener algo serio por todas las cicatrices que ambos tenían en su corazón.

Al contrario, había muchas razones solo para que lo suyo fuese pasajero, y de eso a terminar de una vez por todas su relación sin título, era mejor a enamorarse mucho más del rubio.

Tantas razones para no salir le hacían pensar en que hizo lo correcto, porque en primer lugar, ambos eran hombres; en segundo lugar, Yuu tenía una economía baja, no le hacía falta el alimento, pero la infraestructura de su hogar era mala y debido a que era estudiante al igual que sus hermanos, todavía no podía darse el lujo de cambiar su situación económica. En tercer lugar, no tenía una mente brillante, se sentía poco capaz, se sentía poco inteligente por sus calificaciones incluso si sabía que solo eran un número y que todo el material visto en clase en realidad lo dominaba bastante bien; y otra razón más, es que, según Yuu, él era poca cosa para lo que Mikaela buscaba o le convenía.

De todos modos, Mikaela podría enamorar a quien fuese.

Era tan ocurrente, gracioso, inteligente, atractivo, carismático, gentil, interesante, romántico cuando se lo proponía...

Mika tenía tantas virtudes... Se sentía dichoso de haber sido testigo de sus besos, sus caricias, sus palabras bonitas.

Pero era mejor dejarlo hasta allí, era mejor que Mika hiciese su vida, y Yuu la suya.

Estaba de pie una vez más su plan de crecer, cuidar de sus hermanos, y verlos triunfar.

Ahora, lo único que tenía, como desde el principio, era a su familia, a sus pequeños hermanitos, que eran su mundo entero.

Pero eso no quitaba el hecho de que su corazón seguía doliento, y que anhelaba una vida con Mikaela incluido en ella.




Sjskjsis recordé que no había actualizado ;-; srry sjskwjs

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