Capítulo 31

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Después de rato consolando a Mitsuba y hablando con esta de todas las opciones que tenía y de todo el apoyo que había, las cosas parecieron ser más amenas.

Durante la cena, la chica se integró con la familia siendo un evento difícil de apreciar luego de tanto tiempo, así que fue agradable mientras que Yuu junto con sus hermanos también sentían ser partícipe de ese lugar por la forma en la que les hablaban y trataban.

Para los tres hermanos fue demasiado reconfortante porque hace mucho tiempo que no sentían la calidez de una familia, luego de que su madre hubiese fallecido hace años.

Por otra parte, Mitsuba era un poco difícil de tratar, pero no fue demasiada sorpresa que Yuu pudiese congeniar con ella. Tenía un don excepcional en que la gente le tuviera aprecio, y se encariñasen con él de forma rápida.

Incluso fue cómico ver que Mikaela montase una escena de celos porque su prima robase la atención de su novio. Claramente era una forma de bromear, en realidad de alegraba que Yuu se llevara bien con su familia.

Aoi fue la que parecía que más había disfrutado de la visita ese día porque pudo cuidar de dos niños por un largo rato, imaginándose cómo sería el día en el que pudiera adoptar a un niño a quien cuidar y educar al fin, el día en el que se casara.

Luego de que se despidieran, los tíos de Mika les pidieron que los volvieran a visitar otro día, hasta pudieron que se quedaran un poco más, pero Asura y Krul tenían un  horario bastante estricto con el sueño, y ya querían descansar, por lo que prometieron volver otro día, marchándose a casa en taxi, siendo que el rubio acompañó a su novio y sus hermanos hasta casa.

Una vez allí, los niños lavaron sus dientes, se despidieron de la pareja y se fueron a dormir con rapidez, quedándose en la sala ambos adultos que tenían algo de privacidad que no pensaban desaprovechar.

—Te amo tanto, tanto, Yuu-chan —murmuró el rubio sonriente, depositando un tierno beso en los labios de su novio mientras lo abrazaba con mucho cariño.

Sentía mucha felicidad de tener a Yuu a su lado para que lo apoyara, además era agradable que tu familia no te juzgara por tu orientación sexual y admitiera a tu pareja sin ninguna clase de discriminación.

Ojalá pudiera decir lo mismo si se atrevía a presentar a Yuu como su novio delante de su padre.

Por el momento no quería pensar demasiado en eso, así que solo se dedicó a besar y abrazar a Yuu mientras le repetía una y otra vez lo mucho que lo quería y lo especial que era para él.

No sabían cuántas veces ya se lo habían dicho en ese momento; y esque se sentían completos el uno al lado del otro, porque Yuu también se alegraba de tener a Mika a su lado, que lo apoyara también, que estuviera para escucharlo, para divertirse juntos. Que lo tomara en cuenta.

Realmente amaba a este rubio.

—Yo también te amo demasiado —respondió el azabache riendo. Adoraba esos momentos de amor con su novio.

Besitos y abrasitos tiernos compartieron hasta que se dieron cuenta que era algo tarde. Yuu invitó a su novio a dormir junto a él aquella noche, y Mika sin pensarlo dos veces aceptó.

Durmieron enredados entre ellos mismos, amando aquella sensación así como se amaban ellos.

No creían que nada pudiese romper la burbujita de felicidad que se creó desde el momento en el que ambos cayeron enamorados, era una realidad, una hermosa realidad de la que no pensaban huir. Sabían que los problemas siempre vienen, pero no creían que fueran tan relevantes estando juntos, porque como equipo podrían afrontar lo que fuese.

Mika podía tener miles de motivos para drogarse, como las ganas de hacerlo o algún par de problemas. Pero con Yuu allí, con él, tenía una razón para no hacerlo, y prefería seguir como hasta el momento había estado.

~

Cuando la mañana llegó, ambos chicos prepararon el desayuno a los pequeños hermanos del azabache, y les alegró ver sus sonrisas inocentes y genuinas cuando el olor de los alimentos logró despertarlos. No solo por la sorpresa siendo que rara vez había tiempo para desayunar en familia, sino que la compañía de su hermano siempre sería grata para ambos pequeños.

Mika podría vivir allí si pudiese, pero no podía, porque seguramente perdería comunicación con su padre, y aún si tenía rencor en su corazón por las cosas que este le hizo pasar, no deseaba dejarlo, no aún. Aparte no es que pudiera hacerlo así como así a menos que Yuu le dijera que podía hacerlo por propia cuenta del azabache.

Decidió apartar aquellos pensamientos de su mente, y disfrutar de los panqueques que prepararon él y su novio, conversando con este, dcon Asura y con Krul.

Posterior a ello los niños fueron a la escuela, mientras Mikaela y Yuu iban hacia la universidad, caminando con sus manos entrelazadas, y de vez en cuando compartiendo uno que otro besito.

Se separaron para ir a sus respectivas aulas, no sin antes regalarse un beso más largo y duradero, no sin antes recordarse cuánto se aman.

Se habían hecho un par de melosos y cursis, pero no les molestaba en absoluto. Era la primera vez que se enamoraban genuinamente.

Cuando la hora del descanso llegó, Mika decidió pasar tiempo a solas con Yuu. De igual manera, no es que se fuese a morir por no estar con sus amigos.

No le importaba mucho dejar de estar con ellos, no es que realmente se estimaran. Simplemente la pasaban bien, pero no eran realmente unidos. Aunque debía admitir que Yuu tuvo razón, y habían cambiado un poco luego de que él mismo dejara de ser un bullie despreocupado.

Por ende el rubio y el azabache platicaban en uno de los lugares menos concurridos del campus, mientras se abrazaban de manera tierna.

Realmente disfrutaban bastante estar de esa manera.

—¿Cómo te ha ido en las calificaciones? —interrogó de repente el azabache.

—Mucho mejor que antes —sonrió Mikaela con orgullo, apartando unos mechones de la frente de su novio, para posterior a ello depositar un beso en aquel lugar, provocando que el azabache cerrara los ojos —. ¿Y a ti qué tal?

Yuu dejó salir un suspiro frustrado, apoyándose en el hombro de Mikaela mientras un puchero se dibujaba en su rostro.

—Igual que siempre.

—No es malo realmente. Tienes buena retención mental y comprensión lectora, trabajas, y cuidas de tres niños. Nada mal —le sonrió el rubio acariciando sutilmente la barbilla de su novio.

—¿Tres niños? —murmuró risueño, viendo a Mikaela con interrogante.

—Sí. Asura, Krul y yo.

Entonces el azabache dejó salir una carcajada sonora, contagiando a su novio mientras daba un pequeño golpe bromista en el pecho del más alto.

—¡Eres un idiota! —exclamó limpiándose un par de lagrimitas que salieron de sus ojos verdes a causa de la risa.

—Lo sé —aceptó —. Pero me gusta serlo si veré en tu rostro una sonrisa al menos gran parte de mis días.

Yuu abrazó fuertemente a su novio, depositando un beso en la mejilla de este.

—Eres el mejor de todos, Mikaela.

El rubio negó con la cabeza.

—Soy mejor gracias a ti.

Realmente estaban seguros de que eran su otra mitad, su media naranja, y el otro lado del hilo rojo del destino.










Espero les has gustado. Nos leemos luego.

Actualización doble porque si xD

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