Capítulo 10.

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Teresa llegó al restaurante, buscaba a Pablo pero con timidez, una mujer cautelosa y conservadora. Puede aplicarse a la apariencia, estilo de vida o al punto de vista político de una chica. Su peinado era básico, un cabello con un corte de capas suaves. Su moño de color plateado, fue la mejor opción que encontró para el momento. Tenía inseguridades respecto a su apariencia pero era su estilo de vida. Conservador y cuidadosa.

Se dio cuenta de que él no había llegado a tiempo, pidió una mesa y se sentó a leer mientras esperaba. Pablo bajo sus pies lentamente de su auto y lo estacionó, antes de bajarse se arregla su corbata y se pone la chamarra de mezclilla que había comprado. Lucia muy bien y el olor de esa fragancia Paco Rabbane estimulaba su lado varonil y la seguridad que debe tener esta noche.

Caminaba y no lo dejan de mirar, esas mujeres deseosas de un hombre encantador y seductor. No les prestaba atención a esas insinuaciones, siguió su camino como un romeo moderno mostrándole firmeza a su elección.

Estaba acostumbrado a dar el primer paso, la mayoría de este tipo de hombres son denominados como expertos en el tema, sin embargo, una mujer tiene muchas armas a su favor para poder hacer conexión con ese tipo de caballero que tanto les encanta y que mueren por seducir.

El coqueteo e insinuación son las características que disfrutamos tanto hombres como mujeres durante nuestra vida. Si uno logra sentirse seducido por alguien genera confianza y autoestima. Eso forma a una persona muy segura. Llegó a la mesa donde Teresa lo esperaba, le dio un beso en la mejilla...

—¡Luces hermosa y tu perfume suave me encanta! —reafirmó Pablo y ella comenzó a coquetear con sutileza y suavidad. Ella tiene la iniciativa y juega con la mirada, el truco que domina para dejar ese mito de que los hombres deben dar siempre el primer paso.

—¡Qué bonito lugar! —exclamó Pablo—. Nunca había tenido la oportunidad de cenar aquí, la música clásica y el ambiente se disfruta mucho, cogió su copa de vino y no dejaba de observar a Teresa.

Le llamaría mucho la atención su bolsa y recordó donde la había visto antes. Así es, es un hombre tan observador que se percató que Estela tiene la misma bolsa. Obviamente, no iba a decir nada, pero termino aceptando que su amada seguía en su cabeza, no quería caer en lo convencional. Acaso esa desdicha, por así decirlo, le va a durar toda la cena. Él debía lanzarse a nadar entre delfines, ya que puede ser la única vez que logre salir con Teresa. Sentía un poco de temor y no se atreve a siquiera insinuarle lo mucho que le gusta.

—¿Te noto algo nervioso, es así? —preguntó Teresa.

—No lo negaré, estoy tratando de controlar mi emoción, puede resultar algo irónico pero me gustas mucho y es la primera vez que no intento seducir a una mujer —reafirmó Pablo con cierto nerviosismo en su voz—. Sonriendo a cada segundo, para no perder los estribos.

—Ya me di cuenta, pero sabes es lo que me atrae de ti, esa seguridad disfrazada —contestó Teresa—. Tranquilo, quiero que seas tú mismo y disfrutes está hermosa velada a mi lado.

Disfrutaron de la noche, caminaban por la calle, Pablo la sujetó de la mano y ella sintió la cálida ternura que escondía la mano de su acompañante.

Teresa es una persona un poco tímida viene en parte determinado por su genética y por el entorno en el que creció, decidió que no le afectaría tanto como mujer. En este caso, son los hombres los que más notan las consecuencias de la timidez y él estaba muy nervioso. Era un hombre difícil de intimidar, siempre se sentía cómodo con las mujeres sin gestionar sus emociones. Una mujer analiza sus sentimientos para tratar de mejorar su desarrollo personal.

Llegaron al estacionamiento...

—¿Dónde estacionaste el auto? —preguntó Pablo.

—Está por ahí, es el auto azul —respondió Teresa.

Disfruté mucho la cena contigo —contestó Pablo—. Me gustaría invitarte a un lugar que estoy seguro lo encontraras muy agradable, no me preguntes donde, quiero que sea una sorpresa para ti.

—Okay, me gusta la idea y quiero descubrir que tienes planeado para seguir enamorándome —reafirmó Teresa—. ¿Por qué eso es lo que buscas, me equivoco? Con una sonrisa, ella le da un beso en la mejilla y le toma de la mano antes de subir a su auto.

Pablo camino rumbo a su auto y se quedó pensando en todas las palabras de su nueva enamorada. Las razones son muy sencillas, su cerebro mostró debilidad y temor a sentenciarlo a una nueva aventura amorosa.

Buscaba una nueva forma de sobrellevar esta situación, por la experiencia pasada que aún no sabe que pasara con Estela. Está jugando con fuego y practicarlo día a día para convertir todo su sex appeal en un hábito muy desagradable.

El asiento con porte © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora