Capítulo 16.

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Nos concentramos en nuestro ego para ser el centro de atención de nuestra pareja y simplemente estamos provocando que la relación se vuelva monótona. Manuel se encontraba con demasiadas dudas, disfrutó el tiempo con Estela y sentía el mismo vacío como si no hubieran estado otra vez juntos. Se quedó ahí, mirando el mar con nostalgia y arrepentimientos.

Se apartó de todo a su alrededor y siguió caminando.

Esa inercia de volver al pasado y estrechar la mano de aquel hombre, su rostro era difícil de olvidar, sus palabras le rondaban mucho por la mente, no podía dejar de pensar en esa noche que tuvo aquel sueño con un señor observándolo cruzar la calle.

Tenía una mirada perdida y lo observaba callado y sin frenar el tiempo.

¿Cuál era su propósito?, ¿qué buscaba?

Entonces, sin importar si el pasado tiene frenos o no, caminará rápidamente hasta el presente para sacar la mayor sabiduría posible.

La recompensa se presentará solo si ambos regresan. Puede ser que tanto era su ansiedad que necesitaba entender su futuro para lograr sincronizar sus pensamientos y se visualizó con más edad. No lo entendía del todo a pesar de eso, no se abrumó al respecto.

Manuel regresó al presente y observó a Estela platicando con Karen y se acercó a ellas. 

—¿Qué sucede chicas?, puedo notarlas tristes, ¿ya se pusieron de acuerdo para volverse a pasar tiempo juntas? —preguntó Manuel observando con timidez a Estela—. Quiero darte las gracias Karen por la gran hospitalidad que tuviste conmigo, sin conocerme tú brindaste un lugar en tu familia y estoy agradecido por tantos detalles y la comida fue exquisita, valla que sabes cocinar.

—Fue un placer, me alegró que ambos se divirtieran con nosotras, mi hija es muy inquieta —contestó Karen y abrazó a Estela con tanta ternura—. Te diré algo Manuel, eres un hombre divertido y quiero que logren arreglar sus diferencias. No quiero incomodarlos con lo que dijo pero ya me pudiste conocer un poco más y soy una mujer muy directa, cuando se debe serlo.

El único amor que vale la pena tener es por el que vale la pena luchar, porque cualquier cosa que no vale la pena, no es amor.

Todos nosotros en una relación queremos ser amados, atendidos y es genial, excepto por todas aquellas cosas con las que hemos creado una amplia zona de confort. Rompan sus expectativas pero jámas sus sueños.

Si no estamos dispuestos a luchar de la misma manera por quien nos ama, por el amor que los dos comparten, entonces esa persona se merece algo mejor. Y tú mereces ser mejor persona. 

Estela se despidió de Karen y Laura corrió con tanta alegría y abrazó a Estela.

—Te quiero mucho Estela, gracias por hacerme reír... ¡Eres Genial —exclamó Laura con ganas de llorar—. Ya eres mi tía Estela y te quiero mucho, mucho, mucho.

—Yo también te quiero mucho mi princesa hermosa —respondió Estela acariciando sus mejillas y con lágrimas en sus ojos, una de ellas cayó en un anillo muy especial para ella—. Karen y Manuel la observaron fijamente y se percataron que ese acto fue intenso y algo más allá sucedió en el interior de ella.

Iban caminando rumbo al auto de Manuel...

—¿Tú crees que sería una buena madre? —preguntó Estela.

—¡Claro que sí, no debes tener duda alguna! —respondió Manuel abriendo la puerta del auto—.

Estela observaba a su amiga y su nueva sobrina por la ventana del auto. Tenía tantas ganas de salir y abrazarlas por última vez pero existía algo dentro de ella que le impedía sacar su lado vulnerable y les dijo adiós y mando un beso.

El asiento con porte © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora