Capítulo 20.

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Teresa y Pablo estuvieron compartiendo el tiempo juntos, habían pasado 10 días, Estela se encontraba en Italia, su ausencia no perjudicó y el romance entre ellos iba viento en popa.

Se empezaba a sentir muy bien Pablo junto a Teresa, ella le enseña otra versión del amor sin tantas ataduras y prejuicios. 

Iban caminando de la mano por la calle y se sentaron en una banca del parque.

Empezaron a charlar...

Una anciana estaba sentada al lado de ellos y observaba a nuestra joven pareja, Teresa quería descubrir con pequeñas cosas y semblantes, lo que nuestro querido Pablo tiene para brindarle, más allá de un estereotipo. Todos los hombres anteriores en su vida, no habían dejado huellas significativas. Quiere que la vida la sorprenda, redujo el exterior, ignora la apariencia física, verse bien, estar bien arreglada. Se ha ido alejando del significado simbólico de la belleza.

Pablo poco a poco deja salir sin miedo y con libertad aquella ternura y sencillez que a todos nos brota del alma. Que fluya su esencia con el viento, cosas que le nutren y lo impulsan a seguir adelante.

—¡Pobre anciana, no deberían abandonar así a una persona tan tierna y dulce! —exclamó Teresa mirando a la mujer sentada y sonriéndole—. Y tomo asiento en el otro lado de la banca y empezó a chalar con aquella señora. Pablo no soltaba su celular, mandaba bromas y mensajes con uno de sus amigos. Al percatarse de que Teresa ya llevaba 10 minutos charlando con la señora se acercó...

—¿De qué hablan? —preguntó Pablo— Observando a su hermosa Teresa, la cogió de la mano y le dijo al oído... Me gusta tu forma de ser pero creo que te quiero hoy para mí. Bueno esperamos que tenga una noche tranquila, debemos irnos. Teresa se levantó y lo miro fijamente.

—Me dio mucho gusto verla, y platicar con usted, señora Celestine, espero que descanse y ya debería irse a casa, sigue bajando mucho la temperatura —contestó Teresa y se despidió con un beso en la mejilla.

—¿Conocías a esa mujer? —preguntó Pablo con cierta inquietud—. El inglés es muy fluido y se escucha tú voz muy sexy cuando lo hablas.

—Gracias mi hermoso, sí, he venido muchas veces a esta hora a meditar y leer un poco —respondió Teresa y lo sujeto de la mano—. Ella, viene todas las noches y se sienta en cualquier banca que se encuentre desocupada. Sabes, no me ha contado nada, pero creo que espera a sus nietos. Me ha contado un poco pero nunca demuestra su tristeza a pesar de que sus ojos proyectan tanta soledad. Por eso, siempre charlo con ella aunque sea por unos minutos y regalo un poco de atención a una señora ansiosa de ser escuchada.

Realmente estar con ella hace tanto bien a Pablo, una mujer tan valiosa como Teresa. A todos nos deberían dar una oportunidad de conocer a una persona con tanto valor espiritual y con los pies en la tierra sin abandonar sus sueños y por las noches desbordando deseo y pasión. Sin darse cuenta, poco a poco, nos quiere mostrar el poder femenino y la actitud que demuestra para liderar una relación y llevarla por un buen camino. Que distintas son estas dos mujeres que se encuentran debatiéndose contra un... "No puedo amar".

Toda mujer tiene la capacidad de tomar lo mejor de cada situación y será aquella luciérnaga que se encuentre más preparada para cada fase amorosa. Pablo era un hombre inteligente y se daba cuenta de todo esto, mantiene la actitud positiva y serena. Quiere tomar mejores decisiones y lo práctica muy bien.

Llegaron a la casa de Teresa, se desnudaron lento y cada beso tocaba el rincón más tibio, muy excitada la voz y tímido el tacto. Era la primera vez que estaban juntos y todas esas miradas con muchas preguntas llegaron de la mano con demostraciones de sensualidad abordando otro hemisferio pasional, nuevas carias, otra noche esperando que dure una eternidad. Una idea clara de poseer un cuerpo con prestigio y elegancia. Risas en aquellos momentos divertidos se hicieron notar cuando se caían de la cama y rodaban sus cuerpos con el suelo. Azul y blanco, una mujer libre adornando con besos la piel de un hombre cautivó. Ella logró que esa noche volaran todos los miedos y volaron juntos hasta lo más alto. Definitivamente, aquella infinita ternura que pocas veces nos enseña el señor destino.

Despertaron juntos. Pablo la abrazó mientras dormía, esto nunca lo había intentado con nadie. No quería irse a casa, realmente adoraba quedarse ahí con su amada. No debemos sentir lástima por Estela, ella tiene al presente y para ella vendrá otra oportunidad. Desayunaron juntos y Pablo conoció a su mascota "Kimbo", un perro pastor alemán bastante inteligente, salió al jardín y jugaron con una pelota de tenis mientras Teresa hacía algunos debería hogareños, lavar los platos y acomodar la casa.

El asiento con porte © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora