52: Distintos Caminos.

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Todavía dolía volver a recordar aquella escena donde la puerta se cerraba detrás de él y como mi mundo se venía abajo en tan solo unos segundos. Mi pecho no paraba de doler y mi mal humor aumentaba cada vez más al pasar las horas, todo estaba fatal. ¿Cómo seguiríamos ahora? ¿Cómo podríamos retomar nuestros caminos si los sentimientos no podían ser desechados de un día para el otro? Habían pasado menos de veinticuatro horas de cuando le pedí que se alejara de mí, por miedo. Me costaba poder verlo y no poder evitar sentir todo lo que había pasado hacia meses atrás.


Aunque no quería; el me recordaba a mi pasado. 



Todavía no podía creer como Kila había tenido la decadencia de ir junto a él en su intento de ''rescate''. Había pensado que ella al ver a su primo muerto sobre la acera y viviendo en persona el peor momento de cualquier persona había recapacitado, pero que idiota había sido al ver que no fue así. Ella debería estar festejando en estos momentos.


Desde ahora todo iba a ser diferente y un nuevo comienzo nos esperaba para ambos, separados. Y así iba a ser lo mejor. Estaba tan confundida, ¿realmente lo amaba? Sentía que lo quería de verdad pero solo había reaccionado como una boba enamorada al tenerlo frente a mí. Siempre era una buena y miles mal. ¿Cómo podía aguantar tanto tiempo eso? 



El me había traicionado.


La puerta de mi habitación se abrió de golpe y me tape hasta la cabeza con mis mantas, cubriendo mis lágrimas y mi dolor. Unos pasos lentos se acercaban a mí y cerré mis ojos con fuerza, no quería ver a nadie. Aquella persona se sentó a mi lado de la cama y respiro hondo, un perfume cítrico se metió por mis fosas nasales y lentamente me fui destapando.
No hizo falta ni siquiera hablar, ni tampoco que ella dijera algo que sus brazos ya estaban rodeándome con fuerza haciendo que quebrara en llanto; cada minuto dolía más.



-Estarás bien. –hablo Lila contra mi cabello. –Todo va a salir bien.



Era la mentira más absurda que me había dicho alguna vez, no estaba bien ni tampoco lo estaría hasta no terminar la escuela y así comenzar a hacer mi vida; lejos de todos. Al terminar de desahogarme con mi amiga y después de unas cuantas palabras de ánimo, ella espero a que me vistiera e ir juntas al instituto donde tendría que poner mí mejor mascara y actuar.
Después de salir de mi casa no hable más, solo me dedique a perderme sobre los hermosos paisajes y los diferentes colores del cielo tan positivos, tan llenos de alegría. Todo lo contrario a mí en esos momentos, para ser sincera.
Al llegar a mi peor pesadilla camine hasta mi casillero después de dejar a Lila en el suyo, me dedique a quitar mis libros de las próximas materias tomándome mi tiempo y las metí en mi mochila. En cuanto lo cerré y levante mi mirada hacia delante, ahí estaba el, revolviendo todo en mi.



Sus ojos se penetraban en mí como agujas filosas que agujereaban mi corazón y sentía que en cualquier momento iba a perderme en ellos. Su mirada era fría y triste, sin ese brillo que tanto lo caracterizaba. Mi pecho comenzó a doler nuevamente y sentí quebrarme en ese instante, entonces aleje mi mirada de él e intente no volver a verlo. No me estaba haciendo bien esto, necesitaba escapar. 


Rápidamente tome mis cosas del casillero y camine a paso rápido hasta mi primera clase. Me dirigí por un pasillo desierto y ahí pude respirar aliviada, frenándome un rato y secar mis lagrimas.

Mi mundo dado vuelta ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora