41: Vida frustrada.

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ADAM POV: 



La ligera corriente de viento fresco choco contra mis brazos al descubierto mientras colocaba las llaves dentro de la cerradura de mi gran casa. Al entrar todo estaba completamente oscuro que tuve que tantear sobre la pared para encontrar el reflector y en cuanto se encendió, toda la sala se ilumino.


Suspire y deje las llaves sobre la pequeña mesita que se encontraba en la entrada. Camine hacia la cocina junto con la soledad. No era nada extraño que siempre me encuentre solo en la casa, la mayoría de veces mis padres optaban por irse en vez de apoyar a su hijo en una difícil situación. Las cosas habían cambiado radicalmente, tanto que ya casi no había relación. 



Ellos siempre habían estado conmigo, con los dos. Siempre había tenido los cafés de mi madre a media noche o los consejos de mi padre, pero de un momento a otro, todo se esfumo. En cuanto empezó el tsunami soltaron mi mano dejándome hundir. 



Me había acostumbrado a la soledad.


Busque entre los cajones alguna pastilla para la jaqueca que yacía en mi cabeza luego de tanto estrés. Los días no habían sido nada fácil, me la pasaba dentro del hospital queriendo, por algún milagro, que Thea despertara pero todo era en vano. Los médicos decían que ella se encontraba en forma, nada en ella corría riesgo, pero sin embargo no se sabía él porque todavía no salía del coma.
Oí mi teléfono vibrar y lo saque de mi bolsillo trasero para verificar de que se trataba. Al desbloquearlo, pude leer el mensaje de Karen. 



''A primera hora de la mañana la llevaran a observación. Puedes venir cuando quieras, te tendré al tanto. Descansa.''



No podía no ponerme nervioso cuando la trasladaban hacia esas salas. Sabía que solo era un chequeo más general, pero sin embargo la preocupación estaba.
Respondí su mensaje avisándole que mañana mismo estaría ahí nuevamente y en cuanto se marco enviado, subí las escaleras rumbo hacia el cuarto de baño. 



Al subir pude divisar una pequeña luz traspasando la puerta de la habitación de Kate. Fruncí el ceño y golpee levemente, pero nadie contesto. Abrí lentamente asomando mi cabeza para encontrarme con una pequeña figura sobre la cama rosa hecha un ovillo y en la silla del escritorio a una Teresa durmiendo. 



Sonreí de lado y me acerque sin hacer ruido hacia la pequeña Kate ahora durmiendo plácidamente y la arrope con su manta para al final dejarle un pequeño beso sobre su frente. Un movimiento ruidoso de la silla hizo que frenara mi camino.



-Hijo.. –hablo en un murmuro bostezando y levantándose de la silla. –Pensé que no vendrías esta noche. 



-Quise venir a ducharme y descansar.. –murmure mientras ambos salíamos del cuarto. –No sabía que ella estaría aquí, si no hubiera venido.-señale el cuarto de Kate.- No tienes que molestarte en cuidarla. 



Ella sonrió y negó con la cabeza bajando las escaleras. –Ustedes nunca me molestaran. Son como mis niños.. –confeso. –He estado para ustedes siempre, y lo sabes. –me apunto con el dedo entrando en la cocina.

Mi mundo dado vuelta ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora