Acomode mi cabello después de quitarme el casco y cuando Adam guardo bien su moto, nos dirigimos hacia la puerta de su casa. Todavía me costaba tranquilizarme por completo, y ya no sabía porque era que sentía nervios; si por lo que había pasado o por estar con Adam.
-¿Están tus padres?
El negó con la cabeza. –No, tuvieron un viaje de negocios. –dijo con simpleza y abrió la puerta, dándome paso para entrar. -¿Quieres algo?
Negué con la cabeza. –No, gracias.Sin pocas palabras el me indico que lo siguiera y subimos las escaleras con lentitud; mis piernas parecían dos gelatinas. Al llegar a su cuarto ambos entramos y cerro la puerta detrás de él, dejando un momento algo incomodo entre los dos. Sin decir nada me senté con timidez en su cama, apoyando mis manos sobre mis muslos; mi piel se erizo al sentirlas frías.
Adam tampoco hablo, solo se limito a buscar ropa en los sus cajones mientras yo lo seguía con la mirada. Esta noche seria para rato.
-Ten. –hablo haciéndome volver la vista hacia donde estaba, teniéndome una camisa. –Puedes cambiarte aquí o en el baño, como tú decidas. –Sentí un pinchazo en mi pecho al ver que ni siquiera levantaba la mirada hacia mí.
Solo asentí y me levante, encerrándome en el baño. Me dedique lentamente a quitarme la ropa que llevaba, observándola con asco; todo me hacia recordar al pasado. Levante la vista hacia el espejo que tenía frente a mí y tuve que respirar hondo al verme; no podía reconocerme.
Todos los momentos me atormentaban la cabeza haciéndome doler, y al ver mi cuerpo entero, tuve que pestañear rápidamente al sentir mis ojos aguados.Mi madre siempre me había advertido que la adolescencia no era una etapa fácil, al contrario, era la más difíciles de todas. Una donde empezamos a ser aceptados, donde cambiamos hábitos que amamos porque tememos que a los demás no les guste y donde dejamos la persona que de verdad somos.
Pero después de todo lo que viví, lastimosamente, muchas personas comenzaron a juzgarme pensando que sería divertido. Para ellos, lo es. Para mí, no.
Muchos de ellos juzgaron sin conocerme, sin saber lo que realmente tuve que vivir o por lo que estuve pasando. Unos se creen mejores que los otros, solo porque tal vez tienen más dinero o más poder sobre algunas personas. Pero ellos nunca se preguntaron si de verdad todo aquello importa; yo lo creí y entonces la vida vino, y me mostró que aquello no importa nada. Absolutamente nada.
Nadie sabe lo que es que tu propio padre, tu propia sangre, te arrebate la inocencia de una puta patada. Pensé que nunca podría pasarme, veía casos por la televisión, pero lo dejaba estar. A mi no iba a pasarme. Pero ocurrió. Y me sentí totalmente identificada con aquellas chicas. Aquellas chicas que ahora tienen el mismo infierno que tengo yo.
Me sentía libre al pensar que ya estaba muerto, que nunca más estaría en este mundo, buscándome. Pero sin embargo no podía quitar el sentimiento de odiarlo, porque él se fue, pero miles de recuerdos quedaran siempre en mi.
Dejando aquellos moretones morados en mi madre,
Destruyendo una familia.
Dejándome sin un padre.
Dejando que se aprovecharan de mí.
Lastimándome hasta odiarme a mí misma.
Y ahora, ¿Qué hago con todo lo que pensaba?
Las palabras de las personas que no lo vivieron y creen saberlo todo, muchas veces duele. Porque son filosas y sin un poco de compasión, destruyendo así todo y a todos. La sociedad es una gran mierda y no me arrepiento de decirlo, juzgan sin ver ni conocer a la persona, observan queriendo ser mejores y en realidad, todos somos iguales.
Me duele oír que puedo llegar a darles asco, lo sé, fui violada y abusada. No es para menos. Fui secuestrada. Tengo la vida perdida, tal vez, para ellos. Para mí no.
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Mi mundo dado vuelta ©
Romance«Las mentiras pueden traer consecuencias a lo largo de tu vida. Familia, amor, amistades. Todos mienten. Tu lo haces. Entonces, ¿quien es el culpable? » Puesto #873 el 20/8 en Romance Está demás decir que se prohíbe la copia y/o adaptación. ...