11.

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Escuche un leve suspiro proveniente de su boca y lo mire a los ojos tratando de buscar la respuesta. Necesitaba que me diga lo que estaba ocurriendo. Lo que menos quería en estos momentos, era involucrarme en un juego donde no quería ser parte. Y lo peor, era que no es un juego de Internet, sino de jugar hasta con tu propia vida.


-No puedo decírtelo, Thea..-parecía frustrado- Realmente quiero decirte, pero no puedo.-paso sus manos por su cabello, casi podría decir que estaba desesperado-


-Adam... –trate de llamar su atención y me miro- Puedes confiar en mi.


Trato unos segundos de asimilar lo que le había dicho. Y es que, realmente yo también me encontraba sorprendida por haberle dicho eso.


-Lo se, créeme que lo se.-murmuro-


Y dicho eso, la conversación se dio por terminada.


Al cabo de unas horas, y sacando la conversación de hacia un rato largo, el sueño nos había apoderado a los dos. Así que ni dudamos y subimos hacia la gran habitación.
Sentí mi pecho bajar y subir rápidamente, y mi respiración agitada cuando vi a Adam alzar sus brazos y quitarse la remera. Su espalda, estaba bien formada y la recorrí con mi mirada de arriba abajo , inspeccionando sin que lo notara.Pero cuando se dio vuelta mis sentidos me fallaron y mis ojos fueron directamente a todo su pecho, bajando por sus abdominales y dejando notar una v que se hacia debajo de su abdomen.
Escuche su risa y mi rostro se volvió un tomate.


-¿Es linda la vista?.-pregunto con cierta diversión en su voz. Al ver que no respondí, decidió cambiarme de tema. Lo que agradecí, en serio.-Tu duerme en la cama, yo dormiré en el suelo


Suspire.


-Si quieres puedo dormir en el sofá de la sala.


Negó con la cabeza.-Duerme aquí, será mejor para ti


Y sin quejarme, me dirigí hacia la cama, abrí las sabanas y me acosté. Solté todo el aire acumulado cuando mi cuerpo descanso al fin. Y en menos de unos minutos, concilie el sueño.


Sentía mi cuerpo temblar. Estaba atada a una silla, en un gran galpón. Todo estaba oscuro y mis ganas de llorar aumentaban cada vez mas.
Trate de quitar mis manos, cuando me di cuenta que estaban atadas a unas esposas.


-¡Auxilio, ayuda!.-grite con todas mis fuerzas. Pero no hubo ni un rastro de alguien cerca.-¡Ayudaa!


Se escucho un chillido de una puerta abrirse. Sentí una presencia. Alguien estaba conmigo, pero sin embargo todavía había silencio


-¿Quién eres?.-pregunte. Pero tampoco hubo respuesta.-¡¿Quién eres?!.-le grite


Una risa llena de maldad e irónica sonó como un eco por toda la habitación.


-¿No te acuerdas de mi?.-sentí como se acercaba hacia mi.


Rápidamente, se prendió una luz y lo que vi.. No, no podía ser.


Mi padre.


Me desperté sobresaltada sentándome sobre la cama. Estaba sudando, mi frente estaba empapada. Un escalofrió se apodero de mi cuerpo. Otra vez una pesadilla. Trate de tranquilizarme y recuperar la respiración.
Mi padre. No, no. Tranquila thea me dije a mi misma. Fue una pesadilla.


Sentí una mano tocar mi hombro y largue un grito, mientras apoyaba una mano en mi corazón.


-¡Adam! .-le exclame mientras trataba de tranquilizarme


-¡Lo siento, lo siento!.-exclamo también. En serio que no estaba ayudando.-Te escuche murmurar, ¿estas bien?.-y prendió la pequeña lámpara apoyada sobre la mesita de luz


-He tenido una pesadilla.-suspire- Tranquilo, estaré bien


Me miro por unos segundos y asintió. -Avísame si necesitas algo.-apago la lámpara y se reincorporo de donde estaba durmiendo.


Pero era obvio, no iba a poder dormir otra vez. El miedo todavía estaba impregnado sobre mi cuerpo. Y siendo sincera, no quería estar sola.
Al despertar, seguramente me arrepentiría de esto.


-¿Adam? .-susurre-


-¿Mmh?.


-¿Puedes dormir conmigo? .-cerré los ojos con fuerza. No podía estar haciendo esto posible.
Escuche su risa, y en cuestión de segundos sentí un peso del lado izquierdo de la cama.


-Sabia que no podías estar ni un minuto sin mi.-me sonrió-


Rodee los ojos y golpee su hombro


-Estoy asustada. -confesé


Dicho eso, sentí unos brazos abrazándome y dejando espacio a apoyarme sobre supecho. Y sin dudarlo, lo hice.
Tenia la piel suave, y su pecho subía y bajaba a un ritmo realmente relajador.Pase mi brazo sobre su cadera y sentí como se tensaba pero a los segundos sus músculosse relajaban.


-No tengas miedo, yo estoy aquí.-beso mi frente y ambos conciliamos el sueño.8

Mi mundo dado vuelta ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora