Mi mundo dado vuelta ©

31: Mes.

ADAM POV:

La tenían. 

La tenían y no había podido hacer nada al respecto. La culpa me consumía el cuerpo entero, y me estrujaba el alma. Porque así era: yo había tenido la culpa.
Me deje llevar por la ilusión de poder ver una vez más a Kate, una ilusión falsa. Todo había sido un maldito juego de ellos. Sabían que ella era mi debilidad y me arrastraron como una simple presa.

Todo fue por ser un completo idiota. 

Y no solo ahora tenían a mi hermana, sino también a la chica que más quería. Se habían aprovechado de eso. Ellos estaban al tanto de lo que nos estaba pasando a ambos, de lo que ambos sentíamos, e hicieron de eso una terrible pesadilla para los dos.
No quería imaginarme lo que podrían hacerle. Con un cuerpo completamente débil y sin fuerzas. 

Respire hondo y cerré mis ojos con fuerza. 

Todo había sido lento, y a la vez en un segundo. En cuanto la vi correr hacia mi gritando mi nombre, mi cuerpo tembló. Hubiera hecho lo posible para que se diera la vuelta. Se había escabullido en un arbusto, y en cuanto pudo divisar que los hombres se habían ido, corrió hacia mí.

Un error, gran error. 

Ellos estaban a la espera de ella, no eran estúpidos, sabían que si yo corría peligro vendría a mí. Y fue justo lo que calcularon. Tan solo al sentir el disparo, oí su voz. No podía entender como había sabido de mi, de que me había ido. Las dudas carcomían mi cabeza de manera interminable.
No podía pensar en quien la había mandado hasta allí, sabiendo el riesgo que corría. 

Oí unos suaves golpes en mi puerta y segundos después una figura esbelta entro en el cuarto. 

-¿Cómo te sientes? –pregunto Beck. 

Negué con la cabeza. –Me siento mejor que nunca. –respondí sarcástico. ¿En serio podía preguntarme algo así? 

Gruño. –No puedes estar el resto de tu vida así, Adam. 

Lo mire incrédulo. -¿Cómo sugieres que esté Beck? –cuestione. –No puedo seguir resistiendo en esto.

-Créeme que también lo pienso. –admitió. –Pero tenemos que hacerlo. 

Su comportamiento tranquilizante me irritaba. ¿Cómo podía estar tranquilo después de todo? 

-¿Hacerlo? Vamos, Beck. –reí sarcástico. –Tienen a Samantha con ellos, amenazada, tal vez abusada, ¿Quién sabe? –dije. –No puedes simplemente estar así.. –señale todo él. 

Frunció el ceño. –¿Crees que no lo sé? ¿Crees que no estoy sufriendo por ella? ¡Claro que lo estoy, Adam! –exclamo y paso sus manos por su cabello, frustrado -¡Eres tu el que no entiende lo que está pasando!

-¡Explícamelo entonces! –contraataque.

-No es todo como tú piensas Adam. No todo se soluciona con armas, y venganza. ¿Sabes cuantas veces quise ir tras ellos y acabar con todo? –negó con una sonrisa sarcástica. –Ellos no son como nosotros. –dijo. -¿Quieres ir tras ellos? ¡Ve, corre! Pero no cuentes conmigo. –confeso. –No dejare que las maten solo por tu estúpida venganza. –camino hacia la puerta y la abrió. –Si realmente ella te importa, piensa en frió. 

Y dicho eso nuevamente el cuarto se entorno en silencio. 

Trate de levantarme pero un pequeño tirón en la parte del abdomen envuelto en una gaza se hizo presente. Gruñí. Odiaba encontrarme así.