Guerrera

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El plan se puso en marcha, Aladdin miraba curioso a la nueva integrante del grupo, que se había colocado la máscara nuevamente.

- onee-chan... Por qué cubres tu rostro... Tienes una cara muy linda- dijo el ingenuo niño.
- esta es mi verdadera cara- dijo con voz gelida.
- para nada, una hermosa chica debe mostrar su belleza al mundo- dijo el conquistador de calabozos.
- ya déjala en paz Sin- dijo un poco molesto el consejero de blancos cabellos.
- Pero es que no ví bien su rostro y si a Masrur le llamo la atención debe ser encantador...
- este es mi verdadero rostro- repitió tocando la máscara.
- Por cierto señorita... ¿Su contenedor es raro?
- no es un contenedor- dijo ella- no necesito de la fuerza de otros, sea Djin o humanos, tengo la fuerza suficiente para cuidar lo que quie...- se callo antes de continuar llevándose la mano al pecho, sintiendo con un malestar subía desde esa zona hasta si garganta produciendo un sabor amargo.
- te sientes mal, onee-chan?
- me encuentro bien- dijo ella volviendo a su rígido estado- no soy una conquistadora de calabozos... Este libro lo obtuve cuando cruce el río estigia...
- ¿Que es el río estigia?- dijo el menor
- no tienes que conocerlo...
- he... Pero dónde queda...
- más allá de lo que se puede ver... Al final del flujo del ruhk
- al final...- repitió el de ojos como el cielo...

Momo afirmó, tras decidir la estrategia a utilizar, la joven chica de cabellos como espuma de mar se alejó a la habitación que le había conseguido Sinbad, para ella esto era muy raro, la ventanas, la cama, la decoración que ostentan todo el lugar le resultaba abrumador, se dejó caer al suelo y abrió el abanico de papel con los kanjis de: viento, montaña, bosque, fuego.

- Momo-san- llamo la Fanalis antes de entrar.
- ¿Dime?- dijo la aludida mientras guardaba el abanico en su cinturón.
- ¿Se encuentra bien?
- si...

Un silencio áspero se prolongó en la habitación mientras ambas chicas se miraban.

- le traje algo de ropa...
- gracias- dijo la más baja tomando las prendas en sus manos, la de cabellos como la lava se disponía a irse pero la mayor sostuvo su brazo.
- Morgiana-san... Podrías ayudarme a ponerme está ropa... Ignoro cómo se debe colocar.
- ...- lentamente suaviso su agarre mientras se alejaba.
- si tienes otra cosa que hacer no es necesario...
- ¿No sabes cómo ponerte esa ropa?
- no...
- ¿Por qué?
- como puede observar mi vestimenta se compone de prendas diferentes- primero dejo la máscara en la cama y se quitó el cinturón del kimono junto a las katanas, el libro y su abanico, capa por capa del kimono fue callendo al suelo, bajo la mirada de Morgiana que no entendía como podía alguien llevará tanta ropa encima, Momo le dió la espalda mientras se desacia de la más ligera de las capas, dejando a la vista numerosos caminos de cicatrices a lo largo de su pálida espalda.
- ¿Que le pasó?- pregunto la peliroja, preguntándose si aquella chica había sufrido el mismo trato que ella.
- son producto de la batalla, recuerdos, honor y gloria.
- ¿Batalla?
- si...- dijo ella mientras le pedía indicaciones de como usar aquel vestido, una prenda simple de color rojo que llegaba más abajo de la rodilla.

Morgiana seguía aquellos caminos de heridas, había moretones y cortes profundos que probablemente le causaban un gran dolor pero Momo actuaba como si estuviera orgullosa de ellos.

...

La noche había caído, se le había asignado al grupo de Aladdin, observaba desde el tejado de aquel palacio  el viento movía su cabello que resaltaba en el cielo nocturno, sentía algo sernirce sobre sus cabezas como una enorme guadaña que amenazaba con dejar caer su filo en sus cuellos.

- Momo-san- llamo Morgiana mientras saltaba para quedar a su lado.
- la niebla es espesa...
- será pronto...
- ya lo creo- dijo ella mientras desenvainaba su katana larga que hizo un sonido inconfundible al cortar el aire nocturno, la mayor se dejó caer ante el remolino de niebla de color amarillo mientras que Morgiana buscaba el origen de aquella niebla de peculiar aroma.

...

Los gritos de acallaban entre las nubes como quejidos ahogados, nadie sabía que mientras robaban alguien acababa en silencio con los miembros que quedaban resagados y dispersos.

Momo se acercó sigilosamente ante el grupo principal donde ya luchaban Jafar y Morgiana, el somnifero le hacia lenta, sus ojos sé posaron ante Aladdin que yacía en el suelo, se acercó moviendolo con cuidado hasta que sintió el frio metal contra su cuello.

- es muy peculiar la máscara que llevas puesta- dijo con voz divertida un pelinegro mientras que sus ojos dorados se clavaban en ella.
- no es una máscara es mi rostro- dijo ella mientras ponía distancia entre su agresor y ella, pero al hacerlo se doblego ante el peso del humo negro que le rodeaba y apricionaba.
- parece que ya no te puedes mover... Sin tu velocidad no eres nada verdad- ella le dedico una mirada que gritaba su sentencia de muerte, el de cabellos oscuros se limitó a reír y la despojo de su máscara- vaya eres muy hermosa...
- tsk...
- deja a Momo-san en paz- la espesa niebla se disperso rápidamente mientras que Ugo lanzaba algunos miembros de la tropa de la niebla al aire.
- vaya- murmuró el de cabellos oscuros mientras que se alejaba un poco para evitar un golpe.

Un golpe, se decía a sí misma mientras su espada apuntaba al cuello del agresor, un solo tajo y esto acabara, su katana estaba a nada de separarle la cabeza del resto del cuerpo, el color rojo se extendía ante su vista y el calor la hizo retroceder rapidamente antes de acabar calcinada por completo.

- Momo-san- grito el de cabello azul pero ella no respondo mientras veía el cabello rubio de su atacante, un nudo se formo en su garganta, sentía una tristeza sin sentido.

- Alibaba Saluja- dijo para si misma mientras se erguia y flexionaba sus piernas para atacar.

- hola...- saludo a los dos.
- Alibaba-kun- dijo el menor mientras dejaba de enviar magoi a Ugo y caminaba hacia el con una sonrisa.
- Aladdin no vayas- grito la peliplata mientras Alibaba lo pasaba de largo.
- lo siento- el susurro de aquellas palabras se volvieron cenizas al poco tiempo.

...

Sentía impotencia al ver al joven magi ante la ventana, no se atrevía a ir a su lado permaneciendo de esta forma al margen, tampoco creia que el Alibaba de quien hablaban maravillas realmente solo fuera un ladrón, o es mas bien que ella sentía que eso no era así.

- Ala...- fue interrumpida por la Fanalis que acaba de llegar con un asustado Alibaba que sospechaba había secuestrado.
- cuentale- dijo Morgiana.
- planeaba hacerlo pero aho- sus ojos sé reflejaron en el metal  pulido y retrocedió.
- Momo-san- dijo Aladdin algo alarmado tratando de tranquilizar a la mayor.
- me disculpó- dijo ella finalmente mientras volvía la espada a su citio.
- hablemos de otra cosa...- dijo sonriendo el menor, mientras empezaba la narración de su pequeña aventura como intermediario entre el imperio Kou y la aldea.

Lentamente el joven de cabellos dorados empezó a narrar la historia de su pasado, de su vida en los suburbios, de Kassim, del rey y de su gran error, sus ojos mostraban tristeza y Momo lo miraba con curiosidad.

- ¿He?- dijo el cuando la peliplata comenzaba a invadir su espacio personal.
- que pateticos son ambos- dijo sin miramientos.
- ¿Que?
- si su vida era tan lamentable por qué no acabo con ella...
- Kassim es mi...
- amigo- ella se adelanto mas a el quedando a centímetros de su rostro- si fue capaz de hacerle daño a alguien que era importante para ti... Es un traidor y la traición se paga con la muerte...
- no es necesario que digas eso Momo-san...

Aladdin soltó una risa pero cuando ella se irgui se dió cuenta de que iba muy encerio.

El Ruhk carminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora