El Ruhk carmin

Fuego

Antes de empezar y con el fin de aplazar el fin un poco más:

Les gustaría que hiciera unos pequeños cortos al azar de como se lleva Momo con los personajes ( esto con el fin de que interactúan con los que no salen en la historia del ruhk carmesí)

Bueno eso era todo... Ahora sí comenzamos.

Sus dedos sentían el frío del metal: su peso, su textura contra la palma cálida. Todo le era infimamente agradable, saboreo su propia sangre y la sensación de peligro sobre ella sintiéndose como un enorme filo sobre su cabeza, escuchaba su propio corazón palpitar contra sus oídos, le resultaba fascinantemente abrumador, no se había dado cuenta pero por primera vez estaba feliz de poder pelear a un.
Dunya les miraba desde la cima mientras se decidía a lanzar un fuerte ataque contra ellos, acabar con sus vidas tanto como el demonio y el destinó deseaban acabar con la existencia de aquella pieza de ajedrez.

Esquivo uno de las estocadas del caballero de Mus'tasin y respiro de manera tranquila sintiendo como todo su cuerpo se tensaba en el acto, regresando ataques inútilmente desviando los ojos de vez en cuando para ver cómo aquel círculo mágico sobre sus cabezas se completaba lentamente.

Era grotesco, el ruhk oscuro le parecía tan repugnante como si las almas de los fallecidos no pudieran más que eximir sus culpas con un aroma a podrido. aquella energía le parecia tan natural y ajena a la vez, de pequeña maldijo su destino por verse rechazada por cuánto había en la tierra.
Pero después lo adoro sin importar las muertes que su existencia causará a las demás, siempre y cuando pudiera tomar el té y revisar estrategias con Takeda Shingen, cruzar espadas con los Hojo, los Tokugawa y más aún con Bishamonte... Mientras esté le llamaba "pequeña"

- Ryujin- murmuró a sus espaldas mientras dejaba que un rayo callera sobre la princesa pero las espadas de esta se formaban a su alrededor como si de una nube prediciendo la lluvia, ella quería ser el catalizador para las primeras gotas.
Más sin embargo una imagen oscura y olvidada se formó frente a ella como si un fantasma le tapara los ojos con sus manos heladas, tembló dejando el destello de la electricidad cegarla.

...

Un bosque en pleno otoño, una cabaña con robles al rededor y un olor a tierra mojada, mientras veía a uno de los generales de su señor sentado en una roca mirando hacia abajo chasqueando la lengua y apretando los puños.

- es imperdonable- le dijo sin más.
- Sanada-san- dijo apenas ella mirando su espalda.
- como se atrevieron a traicionara a Hideyori-sama
- ...- habían pasado años desde la muerte de su señor, tras la cual empezó a servir a los Toyotomi, peleó sus batallas conquistó para ellos... Y ahora, tras la muerte de Hideyoshi la traición de los Tokugawa todo concluyó con la batalla de Sekigahara donde vio a todos los que apreciaba morian, solo quedaba ese hombre frente a ella.

- Sanada-san... Lo puedo ver... En su interior, usted quiere este país

El hombre le miro tenía unos ojos castaños claros como las avellanas, sus cabellos se mecian en la bruma otoñal. Lo sabía desde el momento en que pelearon uno al lado de otro ese hombre poseía una gran ambición, pero más allá del deseo para un samurai estaba el honor.

- yo... Lo apoyare- dijo cercando los ojos y bajando la cabeza, apretando los puños en la tierra frustrada
- podemos morir
- lo sé
- Momo-dono- dijo el levantándose y tomando las espadas de ella y su lanza- es por nuestro honor
- el honor de nuestro señor
- el honor de mi familia

...

Fallo el ataque dando de lleno en el suelo abriendo una enorme brecha en el piso el humo subio rápidamente impidiendo la visión de ambos bandos.