Viento

196 19 23
                                    

Escucho los apresurados pasos de sus compañeros detrás de ella, pero sus ojos estaban fijos donde con anterioridad estaba aquella desagradable criatura.

Sus párpados se cerraron un momento intentando relajarse, pues la sangre le hervia en las venas al recordar como su amo y señor había muerto frente a sus ojos siendo ella incapaz de poder hacer nada, apartada aún lado solo para ver a la única persona que le vio como un igual en su vida, que le salvó y cuido, se mordió el labio hasta hacerlo sangrar.

- imperdonable- dijo entre dientes tomando la máscara Hakunnya y colocándosela en la cara, aquella máscara que simbolizaba todo lo que ella representaba el mal en los corazones de las personas.

Miro a los enviados de aquella organización con sus propios ojos antes de que el fuego se ocultara tras los metálicos y profundos ojos de su máscara.

- los asesinare- dijo con una voz que helaba la sangre, el sonido de los zapatos de madera resonaron mientras desenfunda la espada larga soltando un gruñido para atacar a aquellos que se pusieran en su camino.
Su corazón se agitaba alegremente al ver el acero frente a ella, la emoción de la batalla nublaba su cabeza, lanzandola al más bajo instinto al más dulce placer, el puro deceo de separar por medio de cortes el alma de su cuerpo, uno de sus pies se movió suavemente.

- ¡Detente, Momo!- el grito del principe de Balddad evitó un ataque a los invitados no deseados.
- ¿Que es lo que quieres?- su tono era diferente al que usaba usualmente, la frialdad se había derretido y ahora solo ardía una ráfaga de fuego intenso que está dispuesto a arrasar con cada vida
- dejalo en nuestras manos
- ¿He?- no daba crédito a sus palabras, era claro de que ella era mas fuerte que el- Me niego, acabaré con esos mal nacidos antes de ir tras Zagan
- no- dijo el príncipe tomando su hombro, a lo que la peliplata lo apartó con un movimiento brusco.
- por favor... Cuida las espaldas de Hakkuryu- se puso frente a ella, frente a la aterradora máscara que parecía querer absorber su magoi desde aquella boca llena de colmillos- no me llamas tú señor

El demonio se mordió el labio en señal de molestia, guardo su espada, haciendo a un lado si disfraz tomando a la pequeña niña en brazos y empezar a correr a gran velocidad por la ruinas el constante sonido hueco de los zapatos de madera se fue apagando tras de ella.
Recordó con claridad su primer combate:

-¿Miedo?- repetía ella a la figura joven de su señor, arrodillada ante el con los ojos apagados
-

me preguntaba... ¿Los demonios sienten algo así?
- no lo sé ¿Que es miedo?
- es una buena pregunta- rió el joven mientras se giraba para verla, ella bajo más la cabeza en señal de respeto- es cuando sientes tu cuerpo temblar, tus palmas Sudán, tu cabeza da vueltas y tu corazón palpita con fuerza...

Toco uno de los cabellos tan cortos que hacían que ella pareciera un joven chico, un escudero o algo por el estilo, su cuerpo infantil daba la señal de aquello a lo que muchos le llamaban Tora y la trataban como un hombre más de su ejercito.

- lo siento- dijo ella sintiéndo la sangre aglomerarse en sus mejillas- lo siento ahora mismo.
- ¿Encerio?- dijo el riendo para ver sus pupilas dilatadas- ¿por qué? ¿A que le temes, Momo?
- ¿Temor? No sé que sea eso... Pero cuando usted me toca mi cuerpo reacciona así
- ¿Encerio?- se rio- eres una pequeña tonta
- tu eres el tonto- dijo sin pensar con el entrecejo fruncido- lo siento...
- e ingenua- soltó otra risa pero antes de que ella respondiera le hizo callar con su mano, era tiempo de la batalla- lideremos, Momo
- si, Oyakata-sama

Trago saliva deteniéndose un momento para ver al pelinegro traspasarla, se toco el cabello inconcientemente y se mordió el labio antes de tomar aire.

El Ruhk carminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora