jardín de pesadillas

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Acarició su cabeza con tranquilidad como si fuera un niño pequeño antes de separarse y seguir su camino lentamente algo dentro de ella se removía como si el suelo donde pisaba fuera frágil cristal a nada de romperse y que ella caería en un abismo mucho más grande y profundo de lo que ese genio podría crear jamás.
Miro a cada una de las criaturas moverse por aquel lugar, llevando miel y cestas tejidas de un lado para otro, se preguntaba de donde vendrían tan extrañas criaturas.

- son diferentes a los que había en el laberinto de Ammon
- ¿Diferentes?

Dijo cerrando los ojos un momento mientras escuchaba aquella odiosa voz sobre ellos.

- lo sé... Mis creaciones son hermosas... Por qué no se desvían del camino

Señaló una pequeña cueva de la que emergía algo de luz, Momo olfateo el aire un poco preocupada por el aroma dulzón que despedía ese lugar mientras el resto entraba ella simplemente se asomo por el borde de la cueva, esos ojos se clavaron en tan espantosa escena; retorciéndose de forma grotesca árboles humanos se erguia como robles que lloraban sus lamentos al aire, sus caras congestionadas de dolor, había visto durante mucho tiempo esa expresión de agonía que solo los moribundos llegaban a tener pero aún no se llegaba a acostumbrar.

Miro hacia arriba viendo esa sonrisa en su cara, para dar un salto en el aire con la espada desenvainada reluciendo como una luna matinal en el aire hasta atravesar aquella cara cortando la en dos.

- eres más desagradable de lo que llegue a creer

Miro hacia abajo con la esperanza de que aquellos aldeanos encontrarán el final de su sufrimiento, pero aquellos gritos dolorosos no terminaban, escucho una risa mientras de aquel rostro se formaba dos Zagan, chasqueo la lengua dando un salto hacia sus compañeros mientras estos eran rodeados por enormes lobos que gruñían ferozmente abriendo sus mandíbulas.

El aire se llenó pronto del sonido del metal cortante, golpes y gritos de guerra, el olor del pelo quemado y sangre fresca invadía su olfato haciendo que su corazón latíera rápido, estaba emocionada mientras cortaba llenandose de sangre, cortando uno que otro Zagan se había alejado un poco del grupo principal, aquella adrenalina que corría milímetro a milímetro en su cuerpo le nublaba la mente, sentía como si su honorable señor estuviera a su lado gritando adelante con fiereza y sus tropas le rodeaban con ojos enérgicos reluciendo de esperanzas de batalla, sonrió de una manera tranquilizadora está era su verdad absoluta y única.

Solo el grito lejano de sus compañeros le hizo darse cuenta de que no era así, de que estaba sola mientras estos caían a su muerte.

- has vuelto a fracasar- murmuró Zagan con una sonrisa burlona.

Ella lo sabía, ese egoísmo, ese instinto bestial que le tentaba a destrozar a su enemigo con sus propias manos siempre terminaba nublando su mente, se acercó al agujero que cubría gran parte del suelo.

- salta vamos
- huele horrible
- ho... Cierto eres una primitiva criatura... Tu olfato debe ser bueno
- ¿Que hay abajo?
- vamos ve y descúbrelo
- dímelo- dijo guiando su espada hacia ellos.
- de que te serviría van a morir

Miro hacia abajo, tragando saliva ante la idea de que los perdería; la sonrisa de Aladdin, los ojos amable de Alibaba, la mano cálida de Morgiana y las lágrimas honestas de Hakuryu. Lo perdería todo, se acercó al borde cerrando los ojos un momento.

- volveré...

Dijo mientras saltaba, el olor nauseabundo a carne le invadió el olfato, un aire cálido se filtraba por sus cabellos largos, busco aferrarse a las piedras pero no pudo sus dedos ensangrentados resbalaron haciéndole caer, les vio esquivo lo mejor que pudo aquella raíces que parecían resueltas a atravesarla, el ardor en su mejilla le informo que había Sido demasiado lenta su delgado cuerpo chocó contra la pared rasgando una parte de su kimono, vio como el símbolo de su honorable señor revoloteaba lejos de su alcance.

El Ruhk carminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora