El Ruhk carmin

Zagan

Escucho un grito proveniente de una de las entradas principales una voz infantil y aguda, sus compañeros no tardaron en ir hasta el origen de aquella queja, por su lado ella permanecio resagada caminando de manera lenta hasta ver cómo los cuatro jóvenes se acercaban a una niña que lloraba.

- tu...
- perdón- lloro la niña claramente asustada
- no te disculpes- dijo Hakuryu- la culpa es mía por no haberme asegurado de que no fueras absorbida por el calabozo.
- esta bien no te preocupes- dijo Alibaba acercándose a la pequeña con una sonrisa- nosotros somos muy fuertes conquistaremos el calabozo.

La de cabellos como la nieve se limitó a afirmar con la cabeza mientras una voz dulce invadió sus oídos, cerro los ojos un momento como si escuchara los pasos de alguna fiera acechando en algún lado de aquel edificio, un enorme gato jugando con ellos, los ojos de rubí se dirigieron hacia el techo para ver la extravagante figura un Djinn de apariencia jovial y sonrisa arrogante, le causaba cierto desagrado tenerlo tan cerca. Los ojos que algunos segundos atrás mostraban tristeza ahora volvían a ser los de el más capacitado guerrero, llevo una de las delicadas manos hasta su espada larga lista para "cortar la cabeza" del gigante azul soltando un gruñido como amenaza.

Aquella réplica tan salvaje fue interrumpida al sentir el magoi de otro Djinn detrás de ella, miro lentamente como Amon se materializaba ante ellos sabía la pregunta que estaba apunto de formular, sabía la respuesta como si de un libro se tratase todo o un cuento popular de esos que los viejos monjes cantan para ganar algo de comida.

- detente... Torahime- la voz de ese anciano hizo que sus músculos se tensaran aún más, le dirigió una mirada casi demencial.
- la respuesta es no... Ese bastardo no aceptará a nadie.
- palabras muy graves para un despreciable humano- río aquel Djinn.
- no me equivoco, Zagan- dijo con seriedad dando un paso al frente- apestas a inaptitud- arrugó la nariz con el entrecejo fruncido.

Parecía que en cualquier momento aquella espada iría a dar a aquella máscara de flores que cubría el enorme rostro.

- Torahime- llamo de nuevo el gigante de las llamas, con voz un poco súplicante.
- ¿De dónde se conocen?- dijo Alibaba confundido por como se trataban ellos, como viejos conocidos.
- Torahime es una clase de leyenda para nosotros...
- ¿Torahime?- Zagan soltó una sonora carcajada al escuchar su nombre- esta es el demonio que cambia los hilos del destino... Tan diminuta e inútil... Si no puedes salvar a tu rey, vienes a causar desgracia a otros

El demonio fruncio los pequeños labios rosas desenfundó rápidamente el sonido del arma y su fulgor resplandeció vividamente ante los presentes junto a él sonido de algo cayendo, la princesa de los tigres era cubierta por una sustancia azul de los pies a la cabeza y se tambaleaba con una sonrisa torcida.

- repitelo de nuevo... Escoria... ¡Dilo de nuevo para que esta vez te corte la lengua!

Los presentes miraban aterrados la escena, aquella sonrisa recordo a Aladdin lo ocurrido con aquellas llamas azules tal vez, ella seguía en los efectos de esa magia, pues parecia haber cortado el brazo del Djinn cual si fuera mantequilla.

- Momo-san
- vivir con los humanos te contamino- se burló el Djinn tomando a la pequeña nativa de la isla con su mano completa mientras la otra se regeneraba.
- tsk- volvió a una actividad de ataque, pero de hacerlo la caída mataría a la niña, enfundó su espada.
- pudiste acabar con esto ahora- dijo el Djinn con una sonrisa burlona en el rostro- te has vuelto muy tonta... Por errores así tu rey murió

El demonio trago saliva molesta por aquellas palabras, no lo soportaba se mordio los labios mientras el gigante saltaba y desaparecia en el techo.

- Momo-san
- perdón, Aladdin, fracase...
- no han venido a matar a Zagan- dijo Amon mientras se desvanecia.
- no, pero si es necesario lo hare- dijo en voz cortante antes de seguir su camino hasta la trampa de Zagan, seguida de los presentes.