Un Novio & Cuatro Amantes (One Direction & Tu *HOT*)

Capitulo 13

Pasamos el resto del día juntos y encerrados. Yo no tengo ganas de salir y al parecer ellos tampoco, así que decidimos mirar algunas películas que Niall se encargó de rentar mientras yo preparaba las palomitas.

Me busco un lugar en el sofá lo más alejada posible de Niall, Harry y Louis, pues pretendo distraerme de ese asunto un momento y eso no es viable si estoy pegada a sus atractivos cuerpos.

Cada minuto que pasa acepto más y más lo que siento. Me gustan. Es decir, amo a Niall pero me gustan Harry y Louis. ¿Es tan difícil de entender?

Finalmente luego de la primer película escapo. Estoy demasiado cansada, tanto, que cuando me acuesto ya estoy dormida.

 

No sé cuánto tiempo después, Niall me despierta con los empujoncitos de siempre. Me cuesta creer que él sigue siendo mi novio después de lo que hice.

Es decir, sé que no lo sabe… pero no soporto que siga siendo tan amable conmigo, porque no me lo merezco.

Abro los ojos, pero la enceguecedora luz que se cuela por la ventana y el sueño me obligan a cerrarlos otra vez.

─Amor, los chicos y yo iremos a dar un paseo por la ciudad─ comenta Niall.

Suelto un quejido a modo de respuesta, sabiendo de antemano que él no me entenderá pero con demasiada flojera como para abrir la boca y decir algo.

─¿Vienes?─ continúa, ignorándome.

Niego con la cabeza. Al menos eso intento, no estoy en mi mejor momento de cordura.

─¿Segura?

Asiento. Niall suspira.

─Está bien─ y conociéndome, añade:─ Si te arrepientes, avísame, me daré una ducha en el baño de abajo antes de salir. ¿Vale?

─Vale─ contesto de mala gana y me acomodo para seguir durmiendo.

Niall se va. Pasan los segundos y no logro conciliar el sueño, creo que ya me despabilé.

Debería aprovechar el tiempo que estoy sola para pensar. Sí, porque sin duda necesito hacerlo. Tengo que tomar una decisión y no puedo con Niall tan hermoso como siempre haciéndome sentir culpable o con Harry y Louis echándome extrañas miradas que me dan escalofríos de excitación.

No puedo pensar con claridad si estoy junto a mi novio, porque recuerdo lo mucho que lo estoy lastimando. Tampoco si estoy con los queridos padres de esta situación, mi payasito y ricitos, pues verlos me nubla la capacidad mental y me da ganas de hacer cosas de las que me arrepentiría luego.

Este es el mejor momento para tomar mi decisión, sin nadie presionándome o haciéndome sentir culpable.

Veamos: Niall es mi novio. Lo amo. Él me ama. Es perfecto para mí. Vivimos juntos. Trabajamos juntos. Mantenemos la economía estable. Planeamos tener una familia algún día. Él confía en mí, yo confío en él. Hacemos el amor sin problemas. No tenemos más discusiones de lo normal en cualquier pareja… hasta aquí todo bien.

No, me equivoco. No está todo bien. Si él al menos tuviera un error, sería más sencillo plantearme la idea de engañarle. ¿Por qué tiene que ser tan malditamente buena persona?

Por el otro lado, Harry y Louis son dos de mis mejores amigos. Los quiero. No, los amo. Me gustan, también. Pasamos muchas cosas juntos. Ellos dicen que les gusto desde hace años y que no me han podido superar. Los conozco muy bien y ellos me conocen. Creí que los amaba como a hermanos, pero ahora sé que no. Sus besos me apasionan. Cuando los besé no me importó nada. Vivirán conmigo todo el verano, así que no podría soportar ver sus rostros de decepción si les digo que no.

Esa no es la única razón. Honestamente, no podría ver sus rostros, sus labios sin desearlos intensamente y no quiero sufrir ese dolor. Vaya, soy más egoísta de lo que pensaba.

Pero tal vez pueda resistirme a la tentación tres meses y luego, cuando ellos ya estén en Londres, le cuento a Niall lo sucedido. Y viviremos en paz otra vez.

Después de todo, tres meses no son tanto tiempo ¿o sí?

Me levanto de la cama. Deben de haber pasado cinco, diez minutos según yo.

Niall me conoce muy bien, pienso mientras bajo las escaleras y me dirijo hacia el baño para decirle que me arrepentí y quiero ir con ellos.

Entro al cuarto de baño sin golpear. El chapoteo incesante del agua de la regadera llena el ambiente.

Camino hacia el lavabo y me peino frente al espejo mientras digo sobre el murmullo del agua:

─Cambié de opinión, quiero ir con ustedes.

Entonces escucho el estruendoso sonido que provoca el cerrojo de la puerta, echado con demasiado ímpetu. Me volteo sorprendida y mis ojos no creen lo que ven.

Harry. Mojado. Y completamente desnudo.