Capítulo 2: escape.

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Me recoste con la espalda en la pared, suspirando. Observe de reojo a castiel.
Refunfuñaba entre dientes.

Se desvendo la herida. Vi como su cara se transformaba.
-Mierda.- dijo.
-estas bien?-pregunté. Con la mirada me bastó para saber que no lo estaba. - dejame ver.
-que? De pronto eres médica y sabes como curar estas heridas?-refunfuño.
Lo mire de mala forma.

Recordé la cantidad de veces que había tendió que limpiarle heridas a mi madre y a mi. Maldito. Él nos había causado todo esto bajo la excusa del alcohol.
-digamos que recibí mis golpes de pequeña y aprendí a reducir al máximo las heridas - pretendí sonar como toda una chica ruda, él lo captó.
-oh. La pequeña es problemática. Venga, pero si me duele ten por hecho que te devolveré el golpe.- dijo sonriendo
-ja! No esperaba que un grandullón como tu fuera tan debilucho.-Sonreí burlona mente.
-¡pero que dices?-se exaltó.
-ven, calma. Dame esa mano. (La observé y me impresioné. Tenía un tajo bastante profundo, del cual seguía brotando sangre)
(Busqué entre los cajones del aula algún botiquín de primeros auxilios. Finalmente hallé una gaza y alcohol. Esto serviría. Empape el trapo y lo pasé suavemente por su piel. Vi la expresión de dolor de castiel)
-disculpa, pero es necesario.-sentí su gruñido, pero aceptó el ardor.
(La herida estaba limpia, ahora solo quedaba hacer presión)
-sostenla fuertemente hasta que pare de sangrar.-le indiqué.
-bien.-su humor no era el mejor.
(Suspire. Rogué que esto fuera sólo una pesadilla y que pronto estuviera en mi casa. Ni quería imaginar el susto que tendría mi madre. Busqué mi móvil: sin batería)
-donde aprendiste esto?-su voz me distrajo. No pensaba comentarle la situación con mi padre. Esto solo lo sabia alex, mi madre y mi padre. Lo mejor que se me ocurrió fue cambiar de tema
-Nunca me dijiste por qué te detuvieron.-busqué conversación.
Él sonrió, pareció rebuscar en su mente. Hasta que su semblante cambió.
-cómo sé que no eres una arpía de peggy?-dudó.
-peggy? Oh. La periodista. Dudo que estuviera de su lado. Alexy me comentó de fuentes secundarias que varios la vieron empujar a amber. Por ende, ella debería estar aquí - sentí un leve enojo interno.
-tu articulo en el periódico promete otra cosa. Es de esperar que peggy se invente un oar de cosas, pero toda una mentir...-lo interrumpí
-!yo soy la mala acá, empujé a amber e hice que se lastimara!-exalte.
-oh, así que has confesado.-río. Tenía razón. Maldita sea- cuida tu carácter, pequeña. Si la bruja de amber se entera...
-lo se.

Un silencio se sumió por la habitación. Observé la Gaza ensangrentada de castiel. No quise hacer ningún comentario. Comencé a buscar en la habitación un medio de escaparnos.
No parecía haber nada. Suspire, me iban a matar por esto.
-apartate de la puerta. Voy a romper la ventana y saldremos por allí.-ordené
Castirl sonrió.
-tal vez tu planicie de busto te permita salir, pero mis hombros anchos no pasan por la ventana.
-una vez que comience a pasar la noche, veremos si puedes aguantar estar en este cautiverio. Espera, que dijiste de mi pecho?- exclamé. Y vi como reía. Pero se limitó al silencio.
Pareció pensarlo. Negó con la cabeza.
-no solo tienes vacío el pecho, la cabeza también. Subete a mi, abres aquella ventana (indicando a prácticamente una rendija cerca del techo, a unos tres metros. La misma daba al pasillo) sales, buscas ayuda y salimos.
-vete al demonio con tus chistes de mis senos. Seguro nunca viste un par. Afemas, como sabes que no te traicionaré?-pregunté.
-me lo debes, me llamaste imbécil.
-!y tu empujaste a nathaniel, haciendo que cayera encina mío y haciéndome perder una valiosa hoja!- exclamé
-estamos a mano. Mira, si sales y te portas bien, te daré una sorpresa.-sonrió castiel
-no me fió una mierda.-desconfíe
-venga. No tenemos toda la noche. Además, confía en mi. Puedo dar sorpresas muy agradables cuando lo propongo.

Lo observé. Por más que quisiera, sufría de vértigo y él estaba lastimado. No podría aguantar mi peso.
-estas herido.-comenté.
-desde cuando te importo? Es tu idea escapar. Pienso ser más sutil que dejar la clara evidencia de romper una ventana. -mascullo.
-no es nuestra culpa! Es lo mínimo que pueden hacer por encerrarnos.-casi grité
-vamos, tiene miedo la novata "ruda"?-sonrió burlona mente.
No hice ningún comentario, afirmando que si lo tenía.-oh, pobre niñata. Vamos.

Entre dos amores: temporada 1.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora