Capítulo 16: Dakota

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(Sí, Castiel acababa de decir que era mi pareja. Hace apenas unos segundos les habíamos confesado a mi madre y a su novio que estábamos juntos. Y no puedo evitar reconocer que me produjo satisfacción verle el rostro a esos dos, se les veía visiblemente enfadados. Oh si, amaba eso. Alcé mi mirada hacia los ojos grises del pelirrojo, él también se veía orgulloso. ¿Orgulloso de hacer enfadar a mi madre? ¿Orgulloso de conocerla? ¿Orgulloso de ser mi novio? No lo sabía, pero no me importaba. Él se veía feliz y en ese momento su sonrisa era lo único que me importaba.)

-Así que si nos disculpan, debemos entregar la llave de la cabaña en la que nos hospedamos este fin de semana. Necesitamos volver a Florida, pronto.-Dije, haciéndome paso entre ellos. Tomé de la mano a Castiel y lo arrastré conmigo. Agradecí que, hasta el momento Francis se estuviera controlando por lo que no estábamos llamando la atención.

-¿A dónde crees que vas, mocosa?-Obviamente hablé demasiado pronto, puesto a que el novio de mi madre me había intentado tomar del brazo, por lo que Castiel se antepuso, dejándome detrás de él.

-Ni siquiera pienses en tocarla.-dijo Castiel. No parecía él, ahora estaba amenazador y parecía una pelea de dos perros callejeros, a punto de explotar. Las miradas que se lanzaban Castiel y Francis no eran sanas. Mi madre lo tomó del brazo y lo alivió.

-No queremos causar un disturbio. Simplemente venimos a hacer lo nuestro. Vamos, grandullón.-dije arrastrando al pelirrojo. Nos alejamos de ellos y evitamos todo tipo de contacto visual. Cuando fue nuestro turno, entregamos la llave y pagamos rápidamente por el hospedaje. Una vez que fue el momento de salir de la inmobiliaria, tuvimos que pasar junto a Lucy y Francis, los cuales nos observaban sumamente enfadados. Castiel puso una mano en mi hombro y me hizo pasar primero. Nunca me sentí tan agradecida de poder ver la nieve nuevamente, por fin estaba lejos de ese infierno. Dejé escapar un suspiro una vez que salimos, busqué la mirada de Castiel y él pareció compadecerse de mí.

-¿Ahora entiendes por qué me urgía salir de esa casa? Así es siempre, nunca hay un buen trato con mi madre, simplemente fingimos que todo está bien para mantener un orden mutuo. Y ese imbécil se cree que es mi padre, o algo así. Y aunque lo fuera, que soñara que pienso obedecer a un cretino como él.-dije. Castiel, que aún seguía con su mano en mi hombro, me lanzó una mirada de tristeza que pocas veces había visto.

-Niña, aun no entiendo cómo era que podías soportar tales tratos. Menudos hijos de puta, pero descuida, en un día podrás ver tu casa, y en menos de una semana podrás mudarte a la misma.-dijo Castiel.

-No si puedo evitarlo.-dijo Francis. Él salió de la nada, pude ver a través del vidrio que mi madre todavía seguía en la inmobiliaria.

-¿Qué quieres, Francis? El juego terminó. Yo me voy a mudar, y no hay nada que puedas hacer para evitarlo.-dije viendo como crecía el odio del hombre hacia mí. Él se acercó, Castiel intentó interponerse pero le hice una seña con la mirada que no lo hiciera, yo podía. Tuve el rostro del inepto a centímetros de mi cara. Habló lento, pausado y articulando muy bien la boca.

-Escuchame, mocosa. Tú te vas a mudar conmigo y tu madre, vas a portarte bien, vas a fingir que no eres una puta que se está revolcando con este pelirrojo y serás una buena persona. ¿Escuchaste?-dijo. Pude sentir como Castiel se enojaba y a la vez se contenía de golpearlo. Pero sabía que la violencia no le serviría, era más fácil y satisfactorio hacerlo enojar.

-¿O qué? Ya tengo alquilada la casa por un año entero. No se puede remover el contrato y deberás tolerarlo. Soy mayor de edad y puedo hacer lo que quiera. Y de no serlo, podría emanciparme, es claro que no eres una buena figura paterna. Ya con tu carácter te mandarían al cuerno y de hecho hasta te darían unos años de prisión.-Dije. Decidí mentir con el contrato de la casa, pero era únicamente para enfatizar mi punto. Era prácticamente una mentira blanca. Me volteé y le hice un gesto a Castiel para que se metiera en el auto, él a duras penas me obedeció.

Entre dos amores: temporada 1.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora