Capítulo 4: Secretos al aire

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Sebastián estaba aturdido, aquello, no, aquel beso le había gustado al grado de añorarlo segundos después y odiar al sujeto que los había interrumpido.

Amonestó sus deseos y mente, pero ¿Qué le pasaba? El no dormir ¿Le afectaba? Sí eso era, no podía haber otra explicación.

- David - Dylan sonrió como si nada hubiese pasado. - No te había visto en estos días.

- Ya - David le resto importancia al comentario de Dylan - ¿Qué hacían? - Inquirió con el propósito de incomodarlos.

- Voy a ducharme - Dylan le respondió. - ¿Te veo afuera? - le preguntó.

Sebastián se sintió incómodo y estorboso, tomó su ropa y se dirigió al baño para cambiarse.

- No, te esperaré aquí - David le respondió.

Sebastián incluso escuchó cuando Dylan entró a la ducha, los baños no estaban tan lejos de las regaderas. Se vistió y salió sin despedirse ni de David ni de Dylan.
Cuando llegó a casa no estaba su madre, como era de esperarse.
No comió, no tenía apetito.

Su celular vibró. Un mensaje.
<<Qué tal la nueva escuela? Christian y yo te extrañamos.>> Era de Alma, una chica con la que mantenía una sana relación simbiótica. Respondió: <<Cuando quieran nos vemos>>
Segundos después recibió la contestación: <<Ahora. Nos vemos en el zócalo en media hora>>

Ya no se duchó, sólo se cambió, dejó un recado a su madre por sí llegaba tarde, y salió directamente al zócalo, su casa quedaba lejos pero Seb caminaba rápido y necesitaba ahorrar. Caminó hasta llegar.

Encontró a sus amigos en una bochornosa situación: Alma besaba con pasión a Christian.
Carraspeó. Ellos se separaron.

- Apenas han pasado 2 días y ustedes están juntos. No sabía que ustedes dos... - hizo una obscena parodia de corazón con sus dedos.

- Cállate Seb - Alma le reprendió al tiempo que le propinaba un golpe - oye ¿Y cómo es estar con ellos?

- ¿Ellos? - no comprendía realmente.

- Alma se refiere a los niños nice. - Christian le explicó el panorama burlándose de la manera en que Alma los llegó a llamar cuando Seb les contó que había sido becado.

- Ah - comprendió - es un infierno.

- ¿Cómo son? - Alma era muy curiosa. - ¿Infierno?

- Son humanos igual que nosotros - respondió con honestidad.

- ¡No! - Alma quería otra explicación - ¿Cómo se visten? ¿Cómo actúan?

- Estoy seguro que se visten como nosotros, quizás con un pedazo de tela que tenga una etiqueta, pero nada más.

- Cariño - Christian le habló a Alma con dulzura. - Los niños fresas no son extraterrestres. - sonrió.

Alma le dio un codazo.

El resto de la tarde se la pasó con sus amigos, comieron helado, caminaron por el simple placer de hacerlo; hasta que vio un anuncio que solicitaba gente, mejor dicho solicitaba meseros, Seb acudió para informes. Tuvo suerte tan sólo pedían mesero para las tardes los días sábados y domingos. La paga no era precisamente buena pero algo era algo.

- ¿Vas a trabajar? - Alma quedó anonada.

Sebastián a pesar de ser de escasos recursos nunca antes había trabajado, pero ahora debía hacerlo; la beca sólo cubría el 90% de la colegiatura; así que aún le correspondía pagar 1500 mensuales.

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