Capítulo 5: Anhelo

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David se encargó de desgarrar parte de la vestimenta de Dylan, dejando su pecho lampiño desnudo, derramó un poco de sangre falsa sobre él, de modo que pareciese que había sido asesinado.

El chico resistió el impulso de besarlo.

Cuando eran niños la madre de Dylan y los padres de David los llevaban a una extraña clase de reunión, bueno aún seguían yendo; donde todos los de la realeza se reunían cada 6 años; a esa edad lo vio por primera vez..

Dylan era un pequeño enjuto, pero con una testarudez que sorprendía a cualquiera... Eso fue lo que había impresionado a Dave, que aquel niño supiera imponerse. No era que fuera mal educado, aunque quizás rallaba en lo berrinchudo, pero la manera en que pedía, ordenaba o solicitaba algo era asombroso, con una seguridad y elegancia que parecía irreal. David quiso ser como él, y no el pequeño chaparro que era, deseó para él la seguridad que Dylan poseía.

Para su edad en aquel entonces él era muy bajo, había niños aún más pequeños pero el ser el más bajo y el más gordo de los de su edad acomplejó a David en aquel entonces.

Para amar a alguien, primero debes admirarlo, reflexionó con pesar Dave.

<< Él había sido presentado junto a su pequeña hermana Katia ante todas las familias que conformaban la realeza; duques, condes, marqueses y los reyes, con todos ellos había sido amable al principio hasta que mencionaban su corta estatura y sus enormes cachetes, eso lo enfurecía demasiado. Detestaba que lo repitieran cada rato, a veces por ello David hacía que le comprasen ropa grande para darse cuenta si crecía o no, y para fingir que bajaba de peso. Pero jamás se la dejaban poner,

Cuando las aburridas presentaciones concluyeron él salió de aquel salón, se topó con un par de personas mayores que le preguntaron a donde iba, sin embargo para desgracia de David aquellas personas iniciaban su pregunta con el sustantivo 'pequeño', así que les sacaba de manera obscena la lengua.

Dylan lo vio cuando la misma madre del mismo le hizo aquella pregunta. Echó a correr avergonzado. Hasta que llegó al jardín no se percató que aquel niño lo había seguido.

– Lamento haber sido grosero – se disculpó temeroso, aquel niño era más alto que él, esbelto, por ende más fuerte y le provocaba cierto temor. – No debí haber sido grosero.

– No, no debiste – concordó con voz amena – mi madre sólo estaba siendo amable.

– Me dijo pequeño – se excusó sin remedio.

– ¿Y? – Dylan parecía realmente interesado.

– Me molesta. – Contestó susurrando.

– ¿Por? – Ese niño no lo dejaba en paz.

David sólo quería paz, quería sacar de su cabeza aquellas palabras con las que constantemente lo describían.

– ¡Déjame en paz! – explotó sin querer y le dio la espalda deseando que con aquello se fuera.

– No hay motivo para tratarme mal – le reprendió – intento comprenderte.

Aquellas palabras eran sinceras pero a él le molestaron, eran tan ciertas que dolían...

– Lo siento – nuevamente se disculpó. – Nadie juega conmigo por ser tan pequeño y gordo – murmuró con pesar y vergüenza.

– Yo jugaré contigo si quieres – se ofreció Dylan.

– ¿Enserio? – preguntó perspicaz.

– Y seré tu amigo.

David pudo sentir como las comisuras de sus labios se expandían en una gran sonrisa.

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