Capítulo 13: Fulgores

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Sebastián empujó a Dylan quitándoselo de encima al tiempo que iba a parar hasta el otro extremo de la habitación, ¡Renata los había visto! No sabía ni como sentirse; si aliviado porque hubiera entrado y hubiera sido ella quien detuviera aquello y no otra persona, o preocupado porque aquella chica había visto algo que no debió y que además a Seb le gustaba, tal vez, como algo más que una amiga. Para ese momento su "emoción" ya había pasado por culpa de la interrupción y del miedo al que pasará.

- ¿Qué te pasa? ¿Estás demente? Todo esto es tú culpa - señaló a Dylan, quien aún se encontraba acostado en la cama apoyando su peso en sus codos.

Quizá no toda la culpa pertenecía a Dyl pero necesitaba lavarse de aquello que había estado haciendo y permitiendo. ¿Cómo es que había pasado? Sacudió la cabeza intentado deshacer las imágenes de lo que había ocurrido.

El chico de ojos esmeraldas no respondió e hizo algo que sacó de quicio, literalmente, a Seb, comenzó a reír a carcajadas. El moreno molesto comenzó a vestir su playera después de regalarle una mirada iracunda.

- Eres tan banal - seguía riendo Dylan. - Lo hecho, hecho está. - Completó.

- ¿Quieres dejar de reír? ¿Ya pensaste que pasaría si Ren decide hablar? - Las preguntas salieron atropelladamente de su boca, no podía pensar; ¡Dios, ¿Qué pensaría su madre si por pura mala suerte se enteraba?!

- ¿Realmente crees que ella hablaría? - Su voz había dejado de ser jocosa dando paso a la solemnidad, aunque no había pizca de preocupación en ella.

Sebastián se vio anonado, sabía la respuesta de antemano, Renata era demasiado buena como para hacer algo así; no tuvo oportunidad de responderle a Dylan porque en ese momento uno de los gemelos entró a la habitación sin tocar. No supo si se trataba de Eros o Ares.

- ¡Vaya! Pero si la han estado pasando bien - exclamó con la voz llena de sarcasmo.

- No-no sé a qué te refieres - tartamudeó, quería ocultar, esconder lo que había pasado allí pero lo cierto era que con Dylan sin camisa y en la cama, bueno, la situación era demasiado sugestiva.

- ¿Te molesta? ¿O quieres unirte? - Las preguntas fueron dichas con un tono de voz que hizo a Sebastián sentir tirones en él, aún cuando las mismas eran dirigidas al gemelo.

- No me gusta compartir - respondió el aludido de forma calmada.

¿La sexualidad era tan abierta? Se sintió un poco anticuado. ¿Acaso era Sebastián el único que conservaba un poco de pudor o era que en realidad a él le incomodaba hablar de ello debido a no tener experiencia? Estaba frustrado.

- Que pena - murmuró Dyl - pensaba en compartir a Ian - su voz parecía ser honesta pero Seb intuyó, por la mirada verdusca del muchacho, que estaba cargada de veneno. - Así que puede decirse que es mío y sólo mío. - Pregonó.

¿Suyo? Sebastián quiso darle un puñetazo por hacerlo ver como un objeto sexual, no era suyo ni de nadie, así de simple: en las relaciones de pareja debe entenderse que ninguno pertenece al otro. Al especularlo deseó nunca haber pensado en ello, ¿Relaciones de pareja? Quiso ser un avestruz y enterrar la cabeza en la tierra. Dylan y él no eran más allá de compañeros, y si acaso amigos lejanos.

- Vámonos Sebastián - más que una sugerencia parecía una orden por parte del gemelo, miró a Seb sólo un segundo y después salió de la habitación.

Aquella manera de dirigirse a su persona enfadó a Seb, sin embargo recordó lo que le había dicho Eros, podía fructificar el seguir al gemelo, así que tragando su orgullo fue tras él, despidiéndose de Dylan con un frugal "Adiós"

NO OLVIDES [Gay/Yaoi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora