Sebastián empujó a Dylan quitándoselo de encima al tiempo que iba a parar hasta el otro extremo de la habitación, ¡Renata los había visto! No sabía ni como sentirse; si aliviado porque hubiera entrado y hubiera sido ella quien detuviera aquello y no otra persona, o preocupado porque aquella chica había visto algo que no debió y que además a Seb le gustaba, tal vez, como algo más que una amiga. Para ese momento su "emoción" ya había pasado por culpa de la interrupción y del miedo al que pasará.
- ¿Qué te pasa? ¿Estás demente? Todo esto es tú culpa - señaló a Dylan, quien aún se encontraba acostado en la cama apoyando su peso en sus codos.
Quizá no toda la culpa pertenecía a Dyl pero necesitaba lavarse de aquello que había estado haciendo y permitiendo. ¿Cómo es que había pasado? Sacudió la cabeza intentado deshacer las imágenes de lo que había ocurrido.
El chico de ojos esmeraldas no respondió e hizo algo que sacó de quicio, literalmente, a Seb, comenzó a reír a carcajadas. El moreno molesto comenzó a vestir su playera después de regalarle una mirada iracunda.
- Eres tan banal - seguía riendo Dylan. - Lo hecho, hecho está. - Completó.
- ¿Quieres dejar de reír? ¿Ya pensaste que pasaría si Ren decide hablar? - Las preguntas salieron atropelladamente de su boca, no podía pensar; ¡Dios, ¿Qué pensaría su madre si por pura mala suerte se enteraba?!
- ¿Realmente crees que ella hablaría? - Su voz había dejado de ser jocosa dando paso a la solemnidad, aunque no había pizca de preocupación en ella.
Sebastián se vio anonado, sabía la respuesta de antemano, Renata era demasiado buena como para hacer algo así; no tuvo oportunidad de responderle a Dylan porque en ese momento uno de los gemelos entró a la habitación sin tocar. No supo si se trataba de Eros o Ares.
- ¡Vaya! Pero si la han estado pasando bien - exclamó con la voz llena de sarcasmo.
- No-no sé a qué te refieres - tartamudeó, quería ocultar, esconder lo que había pasado allí pero lo cierto era que con Dylan sin camisa y en la cama, bueno, la situación era demasiado sugestiva.
- ¿Te molesta? ¿O quieres unirte? - Las preguntas fueron dichas con un tono de voz que hizo a Sebastián sentir tirones en él, aún cuando las mismas eran dirigidas al gemelo.
- No me gusta compartir - respondió el aludido de forma calmada.
¿La sexualidad era tan abierta? Se sintió un poco anticuado. ¿Acaso era Sebastián el único que conservaba un poco de pudor o era que en realidad a él le incomodaba hablar de ello debido a no tener experiencia? Estaba frustrado.
- Que pena - murmuró Dyl - pensaba en compartir a Ian - su voz parecía ser honesta pero Seb intuyó, por la mirada verdusca del muchacho, que estaba cargada de veneno. - Así que puede decirse que es mío y sólo mío. - Pregonó.
¿Suyo? Sebastián quiso darle un puñetazo por hacerlo ver como un objeto sexual, no era suyo ni de nadie, así de simple: en las relaciones de pareja debe entenderse que ninguno pertenece al otro. Al especularlo deseó nunca haber pensado en ello, ¿Relaciones de pareja? Quiso ser un avestruz y enterrar la cabeza en la tierra. Dylan y él no eran más allá de compañeros, y si acaso amigos lejanos.
- Vámonos Sebastián - más que una sugerencia parecía una orden por parte del gemelo, miró a Seb sólo un segundo y después salió de la habitación.
Aquella manera de dirigirse a su persona enfadó a Seb, sin embargo recordó lo que le había dicho Eros, podía fructificar el seguir al gemelo, así que tragando su orgullo fue tras él, despidiéndose de Dylan con un frugal "Adiós"
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NO OLVIDES [Gay/Yaoi]
Teen FictionDos personas con vidas completamente distintas, una se deja llevar por la corriente que siempre ha guiado su vida, la otra lucha por lo que quiere y se esfuerza. Dos mundos que chocan y se atraen, en las leyes de la física dice: Si dos objetos co...