Capítulo 20: Pruritos

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Nota Importante: Los invito a leer mi nuevo escrito, es un relato corto: Alexitima. Espero que sea de su agrado (: Y bueno, ya. Pueden continuar leyendo.

Y ahí estaba, aquel individuo que había rechazado su dinero cuando ella sólo pretendía ser amable, y encima se burlaba de su persona, ¡Cómo sí no beber fuera una vergüenza! Suspiró intentando alejar aquellos pensamientos. 

– Héctor – dijo a lentamente. – ¿Qué haces aquí?

No era que no pudiera, era simplemente que, de todas las personas a las que pudo encontrarse, se topó con él precisamente, sin querer le sorprendió. 

– Bueno, es obvio ¿No? – Contestó mientras le alzaba la ceja izquierda.

Sintió un deje de envidia, ella siempre había querido hacer eso, pero en su lugar alzaba ambas cejas como si se sorprendiera, y por ende lo lograba el efecto burlón que deseaba...

– Me tienes en desventaja – continuó mordaz – tu sabes de mí, algo que yo no de ti. 

– Anna – mintió, en cuanto captó que se refería a su nombre. 

– Mientes – el chico dejó de verla con jocosidad y su rostro se tornó juicioso.

Parte de ella sabía que la descubriría, o al menos lo intuyó, no obstante tenía que probar. 

– Tenía que intentarlo – sonrió a modo de disculpa. 

– Tu nombre – solicitó Héctor con más firmeza en su voz.

– Rubí – volvió a mentir, tenía que hacerlo, ¿Cómo era posible que un completo extraño la descubriera? 

– Mentirosa – acusó Héctor mientras entrecerraba los ojos de forma un tanto peligrosa. 

– Renata – se rindió en ese momento, ya tendría tiempo para averiguar el porqué la descubría, el qué la delataba.

¡Siempre había mentido tan bien! 

– Eso está mejor – sonrió triunfante. – ¿Y qué haces tú aquí? 

– Busco a una amiga. – Respondió con honestidad, aunque estuvo tentada a no hacerlo, no era que sufriera mitomanía pero no podía creer que la hubiese atrapado en algo tan prosaico.

Un barman le colocó un vaso enfrente de forma arisca, recordó que había pedido agua, sin embargo el líquido que el vaso contenía, era amarillo, aquel color le provocó desconfianza. ¿Y si era orina?

– Esto no es agua – murmuró para sí.

– Lamentablemente aquí no encontrarás agua –Héctor susurró en su oreja. 

Ella se separó de inmediato, su voz le causó escalofríos, era muy sensible en aquella parte. 

– Ya veo – aceptó –. Bueno, iré a buscar a Kat – se despidió sin beber nada del vaso, no bebería nada de aquel sitio, ni aunque le pagaran.

Héctor no respondió, tan sólo le sonrió.

Avanzó entre la multitud abriéndose paso entre empujones y codazos, recibía y otorgaba en partes iguales así que dejó de disculparse por ello; en más de una ocasión le tocaron accidentalmente partes privadas, volvió la mirada un par de veces sólo para descubrir que el muchacho seguía viéndola, probablemente preguntándose si era una mitómana. Poco a poco se adentró en el gentío, sin embargo al estar en una parte baja no podía vislumbrar completamente a las personas, por lo tanto se dirigió a las escaleras, ascendió hasta la mitad y observó las muchas cabezas que estaban aglomeradas, ninguna parecía ser la de Kat, ¡Todas eran iguales! Apenas sí veía una parte de sus rostros, no podía diferenciarlos. 

NO OLVIDES [Gay/Yaoi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora