El lugar estaba atiborrado de hombres con disfraces que dejaban poco a la imaginación, las luces parpadeaban de esa manera tan típica de los antros, Dylan y él se encontraban cerca del cadenero aunque no lo suficiente para alcanzar a sobornarlo sin mucha obviedad, David se abrió camino entre empujones y codazos mientras arrastraba a un guapo y renuente Dylan. Sonrió al cadenero y, mostrándole un par de identificaciones falsas y otro par de billetes, les dejó entrar.
– Ponte bien el antifaz – reprendió a Dylan cuando este se lo alzaba ligeramente para rascar su mejilla.
– Me pica – se disculpó.
David llevó a Dylan hasta un par de asientos cerca de un escenario, se sentaron. Pocos minutos pasaron para que la función especial de aquella noche comenzase, un par de hombres bailando e interactuando con el público, bromeando, coqueteando y guiñando, todo para que los presentes se sintieran a gusto y no se cohibieran. Uno de ellos se acercó a David.
– Oye guapo – ronroneó con el micrófono aún puesto – ¿Cómo te llamas?
– Fernando – mintió.
– Fernando, dime ¿Tienes pareja? – le coqueteó.
David quiso seguir su juego buscando que su mejor amigo y amor frustrado sintiera algo, pero en su lugar decantó por mentir.
– Si – le sonrió al hombre – y es él. – Respondió mientras tomaba la mano de Dylan y lo atraía para sí, le dio un gran abrazo, aunque quería más.
Aquel sujeto del escenario hizo un exagerado y feo puchero antes de marcharse. Aquello le disgustaba, los travestis, aquellos que insistían en cambiarse el sexo, tal vez sonara hipócrita, puesto que él era gay, pero aun así, él cuanto menos se aceptaba pero ellos... El show no duró mucho tiempo después de aquello. Lo agradeció.
La música subió de volumen y cuerpos comenzaron a reunirse en la pista bailando y rozandose entre ellos, Dylan y él tomaron alcohol y después, cuando el alcohol le dio un poco de valentía David se animó a bailar, quiso llevar a su amigo pero este rechazó tozudo.
Se perdió en la música, cerró los ojos y se dejó guiar por ella, bailaba sólo, no le importaba, disfrutaba de hacerlo, le gustaba la manera en que el mundo desaparecía cuando lo hacía, podía olvidarse de sus responsabilidades, de su posición, de su imagen, de su familia y de su condición.
Movía su cadera no de una manera femenina pero sí erótica, resbalando sus manos por su cuerpo, o chasqueando sus dedos al son de la música, con pasos cortos o estáticos, no era una coreografía simplemente se movía según se lo dictaba su cuerpo al sentir la música. No se percató que había llamado la atención, hasta que abrió los ojos, muchos lo veían. Dejó de bailar enseguida, completamente avergonzado. Y vio a su amigo, lo veía con deseo.
<<Deseo>> repitió en su mente de manera amarga <<No sólo quiero que me desee>>
Se acercó a Dylan , prácticamente, lo arrastró a la pista, bailaron juntos. David lo disfrutó.
– No sabía que bailaras tan bien – observó su amigo – sabía que jugabas fútbol pero ¿Bailar?
– Hace tiempo que lo hago – señaló David con pesar.
<<¿Tan poco te importo? He estado contigo 2 años y, ¿No te habías dado cuenta?>>
Desechó sus pensamientos y siguió bailando, miraba a Dylan a los ojos, su mirada se desvió a sus labios, estaban entreabiertos, esta vez no resistió. Besó a Dylan.
Su amigo dejó de bailar y no le correspondió.
– David – susurró sorprendido.
– ¿Qué?
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NO OLVIDES [Gay/Yaoi]
Teen FictionDos personas con vidas completamente distintas, una se deja llevar por la corriente que siempre ha guiado su vida, la otra lucha por lo que quiere y se esfuerza. Dos mundos que chocan y se atraen, en las leyes de la física dice: Si dos objetos co...