Capítulo 25

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Parecía que ese día no llovería, en el cielo no se vislumbraba ni una nube, seria una noche perfecta para cenar en el patio. Taehyung estaba afanoso en su deber, movía trastos de un lugar a otro y dio muchas vueltas alrededor de la cocina.

--¿Qu-e... Que es lo que quieres decir? —pregunto Isabella con nerviosismo, al chico de tez morena que la miraba con la ceja levantada. El montacargas se movía haciendo su característico ruido.
—Quiero decir, que no entiendo como es que tu no te das cuenta de lo bonita que eres.— A Isabella se le tiñeron las mejillas de rojo, haciéndolo sonreír.

Al llegar al estudio de arte, el señor Kim los recibió alegre y cortes.
—Oh, trajiste a otro amigo— dijo con una enorme sonrisa cuadrada en los labios igual a la de su hijo, tomo con ambas manos la mano que Kai le ofrecía y las sacudió levemente.— pasen, pasen por favor, ¿quieres ver lo que he hecho hasta ahora? Vengan aquí.
El señor Kim los llevó hasta una mesa larga donde había varios bosquejos esparcidos, algunos de dibujos eran de sus ojos, de su boca, su nariz y sus manos, los trazos a lápiz eran impresionantes.

—¿d-de ve-verdad me veo así?— pregunto tocándose el rostro. El señor Kim sonrió.
—Por supuesto.

De nuevo se escuchó el montacargas.
—Ya estamos aquí. —dijo una mujer presidiendo a un grupo de cinco personas más.
—Perfecto, ven Isabella, estas son las personas que me ayudaran.— el señor Kim le toco suavemente el hombro y le señalo a las personas que habían llegado para qué se acercara a ellos.
Kai se quedó deambulando por el lugar, había varios cuadros en el suelo, recargados contra la pared, se agacho y miro algunos.

—¿Te gustan?— la voz del señor Km lo sorprendió un poco.
—¡Oh! Si, si. Su técnica es impresionante —respondió sincero.
—¿bebes?— el señor Kim lo condujo hacia el área donde estaba la sala.
—Muy poco realmente.
—Excelente, ¿te gusta la cerveza?
—Claro, ¿por que no?

Taehyung ponía algunos adornos en el patio. Aun era temprano. Cuando acabo con su misión entró en la casa para darse un baño y cambiarse la ropa.

Kai se sentó en la sala del señor Kim con una botella oscura de cerveza en la mano. Atento a lo que pasaba con Isabella, el señor Kim estaba a su lado y también miraba atento lo que sucedía.
—Se tardaran un poco.— le dijo al chico y este regreso a mirarlo.— ¿así que eres amigo de Isabella?
Kai no supo que contestar, la verdad era que apenas la conocía, pero se sentía muy en confianza con ella.
—Se podría decir que si.— contestó por fin.
—Parece una chica popular, mi hijo la trajo aquí una vez y me prende de sus rasgos. —explico el señor Kim.

¿su hijo? ¿quien es el hijo de este hombre tan amable?— se preguntó Kai ahora atado de la curiosidad. Dio un sorbo a la botella de vidrio que sostenía en sus manos.

—Señor Kim, Isabella esta lista.— le dijo una de las mujeres.

Isabella no podía ni ver el espejo, no se reconocía, era como mirar a otra persona, pero esos eran sus ojos, sus labios.

—¡Magnifica! —exclamo el señor Kim en cuanto la vio con el maquillaje y peinado tradicional coreano. —ahora pongamosle el jeogori chima.

Kai estaba impresionado mirándola con la boca abierta. Se la llevaron detrás de un biombo y comenzaron a vestirla. Miró su reloj, debía irse, pero no podía dejarla sola.

Salio luego de unos minutos, pero no tenia el traje completo, solo traía puesta el ropaje que iba debajo, sin embargo el señor Kim dijo que tomaría una fotografías así.

Al salir, Isabella observó de reojo a Kai quien miraba algo en su móvil. Le sonrió cuando sus ojos se encontraron, volvió a sentirse avergonzada al ver la expresión en su cara.
Kai dejo de mirar al celular y puso atención a lo que hacia Isabella, la mujer de vestuario sostenía el largo traje para evitar que este arrastrara. La hicieron sentar en un pequeño taburete acojinado y el señor Kim le hizo hacer algunas poses yendo directamente hacia ella, le puso la punta de uno de sus dedos en el mentón haciendo que lo levantara para después girarlo unos 30° hacia la derecha, la hizo también levantar uno de sus blancos brazos y este parecía un cisne. El hombre tomo fotos de todos los ángulos posibles. Después de esto le explico, como pintaría el cuadro de acuerdo a la pose que acababa de hacer. Luego, la hizo dar la espalda y le dijo que pusiera las manos en las cintas del traje, como si estuviese quitándoselo, y la hizo girar el rostro para que su perfil estuviera visible solo las tres cuartas partes de su cara.

"Nunca sola" †Terminada†Donde viven las historias. Descúbrelo ahora