Capítulo 39

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Taehyung con una mirada rápida se dió cuenta de que Kai iba hacia ellos, doblo por una de las columnas del amplio salón; sabiendo que Isabella lo seguiría, recargo la espalda contra el muro, jalándola por el brazo la acercó a él para abrazarla con fuerza, aspiro todo el conjunto de aromas que ella era, quería grabarlo en su mente. Su cuerpo suave ajustado a cada curva de su cuerpo, le tomó el rostro con ambas manos, apoderándose de sus labios quería beberla lentamente pero estaban en un lugar público del cual ella era la estrella. Le dio un suave y rápido beso en los labios.

Isabella no sabía si estaba soñando, el cuerpo de Tae  y el calor que emanaba de él eran reales y luego sus labios frescos sobre los suyos, fue tan rápido que la voz de Kai se escuchó tan lejana.

–¿Isabella? Isabella quiero presentarte con unos amigos– abrió los ojos, la sonrisa maliciosa de Taehyung la hizo salir rápidamente del embrujo en el que la había sumergido.

Kai la sostuvo del brazo con suavidad, pero Taehyung se aferró a ella tomándola por el otro brazo.

–¿Que no ves que está hablando conmigo? –el tono gélido de Tae hacia juego con su mirada.
Kai respondió, dirigiéndose a Isabella.
–Lo siento Isabella, ¿Has terminado ya de hablar con el "caballero"? Quiero presentarte a mis amigos.– la halo del brazo.

Isabella lo miró suplicante. Taehyung tampoco la soltaba.

El énfasis que Kai hizo en la palabra caballero no le paso por alto.

–Claro Isabella, ve y deja que te exhiban como un trofeo.– respondió Tae sin soltarla.

Kai lo mira directamente a los ojos, esta vez se dirige a él.
–Un momento– dijo haciendo una pausa– eso ya lo has hecho tú.

Taehyung se heló, el tipo rico sabía de eso también. Soltó a Isabella que en un susurro le dijo que por favor parará aquello. Sintió rabia y celos de nuevo. Extrajo del bolsillo interno del saco las gafas del padre de Isabella.

La gente comenzó a juntarse a su alrededor.

Cuando Isabella y Kai se alejaban, Tae dijo:

–¿Te has olvidado ya, de cómo te ocultabas tras las feas y gruesas gafas de tu padre?– Isabella se detuvo, Tae arrojó las gafas al piso. El ruido que hicieron al caer le pareció ensordecedor– yo te ví cuando nadie más lo hacía, eso tampoco lo olvides. –Isabella comenzó a girarse con lentitud– ahora tienes a ese chabeol y todos esos reflectores que apuntan a ti, eres tan soberbia.

El señor Kim llegó a su lado, lo sostuvo por el codo y le susurró al oído.
–¿Qué haces Taehyung? ¡Me estás dejando en ridículo!

Taehyung se volvió hacia él. –Yo no quería venir padre.– se soltó de su agarre y buscó la salida en el mar de flashes.

Isabella recogió las gafas de su padre. Y buscó un escape, soltando la mano de Kai.
Lo amigos de Kai miraban a lo lejos espectantes.
Isabella encontró una puerta trasera que daba a un callejón, las palabras de Tae le dieron en el rostro "yo te mire cuando nadie te miraba" eso era verdad pero también se había burlado de ella.
Comenzó a llorar sin control.

Adentro, el señor Kim trataba de explicar a la prensa lo sucedido.

Kai buscaba a Isabella.

Comenzó a llover y las gotas le empapan el saco de terciopelo mientras caminaba, no le importaba. Encontró la entrada del subterráneo, esperó al filo de la cornisa a que el tren llegará, todo el tiempo mantenía la cabeza baja, en cuanto llegó se dejó caer en uno de los asientos, la gente lo miraba y susurraban. Si, debía tener un aspecto extraño con esa ropa lujosa, escurriendo agua, viajando en tren.

Kai encontró a Isabella en el callejón, acunclilla en el suelo, llorando, aferrada a las gafas de su padre. Saco el móvil de su bolsillo y pidió que llevarán el auto hasta allí, luego de eso de acercó a la chica.
–Isabella...– la llamó apenas susurrando su nombre. La chica levantó la cara, su aspecto era terrible. La lluvia caía sobre ella. Se quitó el saco del traje y la cubrió con el.– vamos Isabella, no puedes derrumbarte así– se arrodilló frente a ella y la abrazó con fuerza, escuchó el sonido del auto, la levantó en vilo, el chófer se acercó y le abrió la puerta. Una vez dentro le pregunto:
–¿A la casa de la señorita?

Encontró un mini super abierto y compro cervezas, quería embriagarse de nuevo y olvidarse de lo mucho que le dolía ver a Isabella con otro.

Kai lo pensó un poco, si la llevaba a su casa posiblemente ese chico llegaría hasta allí y la pondría en peor estado y si la llevaba a la suya, podría cuidarla y asegurarse de que estaría bien.

–No. Vamos a casa.– respondió luego de un momento.

Taehyung se embriagó y lloró. Lloró al admitir que estaba enamorado de Isabella, lloró de vergüenza por haber caído en lo mismo que su padre tras descubrir la infidelidad de su madre, lloró de rabia al comprobar que había perdido a la más hermosa, dulce y cálida chica que conoció en su vida.

Para el señor Kim, la velada fue todo un éxito, los cuadros fueron vendidos en su totalidad y para que los reporteros fueran indulgentes respecto al incidente con Taehyung, los invitó a comer costillas de cordero.

Isabella miraba por la ventanilla del auto, se concentraba en las formas que hacían las gotas de lluvia al estrellarse y escurrirse por el cristal. No quería pensar. No quería recordar. No quería sentir. Kai la sostenía por los hombros, su calidez era cómoda. El auto se detuvo.

–Isabella, hemos llegado– la voz de Kai, tan suave y dulce, preocupada. Quería decirle que dejará de ocuparse de ella, que no era necesario, pero tampoco quería hablar.
El chófer abrió la puerta de su lado teniéndole la mano para ayudarle a salir. Kai descendió del auto, rodeándolo por la parte de atrás, se colocó al lado del chófer dándole instrucciones.
–Ve a abrir, yo me encargo.– después se dirigió a ella– vamos cariño.

Isabella se dejó conducir por Kai al interior de la casa, ni siquiera protestó cuando se dió cuenta de que la había llevado allí. Se sentía tan cansada.

Una vez dentro de la casa, le dijo;
–Por favor Isabella dime algo, me asustas, realmente ese tipo, ¿te importa tanto?– le dijo desesperado.
–Estoy cansada, solo quiero dormir, ¿Por qué no me llevaste a mí casa?

La pregunta lo tomo por sorpresa.
–No quería dejarte sola.
–Yo nunca estoy sola– dijo simplemente.
Kai miro las manos de Isabella, sostenía contra su pecho las gafas de su padre, durante todo el trayecto las había sostenido así.

–Aqui estarás mejor, yo... Te llevaré a tu habitación– paso delante de ella, Isabella lo seguío obediente.

Isabella, no conocía la planta alta de esa casa, era linda y cálida, acogedora, igual a su dueño. Kai de detuvo frente a una puerta color miel, giró la perilla y le hizo una seña para que entrara.

Al hacerlo, un enorme ventanal le dió la bienvenida, la luz natural invadía el espacio, la cama, enorme de mullidas colchas blancas; le dieron unas ganas locas de aventarse a ella. Aún se aferraba al saco de Kai y a las gafas de su padre.
–Te buscaré algo de ropa para que puedas asearte y descansar.– Kai habló, Kai se fue.

Al quedarse sola, se dejó caer en la cama, colocó la cabeza en la almohada y el sopor del sueño la invadió.

Al quedarse sola, se dejó caer en la cama, colocó la cabeza en la almohada y el sopor del sueño la invadió

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"Nunca sola" †Terminada†Donde viven las historias. Descúbrelo ahora