En la casa de al lado, Gemma Farrant estaba tratando de calcular cuántas calorías hay en un yogur de arándanos y mango y en una rebanada de pan a la brasa (sin mantequilla, sólo con una capa finísima de margarina). Una empresa nada fácil, pues desde un lado de la mesa su padre estaba pontificando sobre la importancia del curso y la necesidad de trabajar duro y aplicarse, mientras desde el otro su madre empezaba a ponerse nerviosa porque Gemma no se había comido los cereales.
-Gemma, tesoro, ¿no te encuentras bien? -preguntó, preocupada, frunciendo el entrecejo.
-Estoy bien, mamá.
-Debes comer para conservar las fuerzas -insistió su madre-. Tienes por delante un curso difícil, cielito.
-Mamá, ya te he dicho que estoy a régimen. Me he comido un yogur y no tengo más hambre. Y no me llames cielito.
-Pero, cariño, a tu edad es una tontería ponerse a régimen. Necesitas mucha energía y, además, no estás nada gorda.
Gemma no replicó.
-Andrew, por favor, di algo -añadió Claire dirigiéndose a su marido.
-Algo -dijo el padre de Gemma.
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¿POR QUÉ ME SALE TODO MAL?
Novela JuvenilLas cuatro protagonistas de "¡Mamá, no me montes escenas!" siguen enfrentándose a las catástrofes provocadas por sus desastrosos padres, y es que todo lo malo siempre es susceptible de empeorar. Así, Laura se encuentra con una madre embarazada de s...