10- Madre en decadencia

4 0 0
                                    

Laura estaba a punto de salir cuando sonó el teléfono <<A lo mejor es Jon, que se muere de ganas por verme>>, pensó, esperanzada. Al segundo timbrazo cogió el auricular.

-Leehampton 870775, Laura Turnbull al aparato.

No era Jon.

-Ah, hola, señora Gee. Sí, bien, gracias. Ahora llamo a mamá. -Laura gritó en dirección a la escalera-: ¡Mamá, es la madre de Chelsea que pregunta por ti!

Silencio.

-¡Mamá! ¡Te llaman por teléfono!

Laura subió la escalera a toda prisa y empezó a aporrear la puerta del cuarto de baño.

Se oyó un ruido inconfundible de arcadas.

-Mamá, ¿te encuentras bien?

-No, no me encuentro nada bien -contestó Ruth con un débil lamento-. Vete.

Laura bajó de nuevo corriendo.

-Mamá no se encuentra muy bien... Dice que la llamará más tarde. ¿Cómo? Vale, entonces le digo que volverá a llamar usted.

Laura colgó y se quedó vacilando un momento. Quería salir pitando para ver si se encontraba en la parada del autobús con Jon, que iba a Bellborough, pero quizá sería mejor quedarse para ver cómo estaba su madre.

Justo en ese momento Ruth Turnbull apareció en lo alto de la escalera. Tenía el semblante de un color gris cemento y, a juzgar por la forma en que se agarraba a la barandilla, ni siquiera era capaz de mantener el equilibrio.

-¡Mamá, tienes un aspecto horrible!

-Vaya, gracias -comentó Ruth con un hilo de voz-. Debo de haber comido algo que me ha sentado mal. No es nada grave, enseguida me encontraré mejor.

-Bueno, entonces me voy. Hasta luego -dijo Laura, antes de precipitarse hacia la puerta con la gracia y la delicadeza de un búfalo.

<<Una típica demostración de afecto filial>>, pensó Ruth.

¿POR QUÉ ME SALE TODO MAL?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora