Dejé sobre la mesita de reposo con mucho cuidado, la sopa y el pan tostado de mi hermano Jace que se encontraba descansando. Estos días se había recuperado muy bien de los golpeas pero aún tenía que reponerse por completo con atenciones y medicamento.
Cuando estaba a punto de irme, me llamó.
-Gracias, Magy.
-De nada, Jace.
-¿Puedes hacerme un favor antes de irte?-asentí con la cabeza--¿Puedes llamar a mis papás y volver junto con ellos? Tengo que decirles algo importante.
-Claro-desaparecí del lugar pero volví menos de un minuto después. Mis padres se sentaron en la cama y yo me quede parada.
-Mamá, papá, hermana, quiero compartirles algo que mis dos hermanos mellizos saben desde que éramos unos pequeños gnomos traviesos-pauso-Tal vez lo sospechaban, no lo sé, pero... soy gay.
-No lo sospechábamos, hijo. Lo sabíamos-dice mi madre.
-¿En serio?
-Te conocemos, Jace, siempre hemos estado ahí contigo sin que te des cuenta. Y vimos como tus hermanos te apoyaron y ayudaron a sobrellevarlo, aunque hubiésemos deseado que te acercaras a nosotros.
-Nosotros no lo intentamos porque teníamos miedo de que no aceptaras nuestra ayuda.
Jace sonríe y luego me observa, esperando a que dijera algo, lo que hace que mis padres también me miren.
-Siempre te hemos amado así hermano, y si eres feliz con un chico o haciendo bromas a todo el pueblo, nosotros también seremos felices, porque yo estoy orgullosa de que seas mi hermano-abrió su brazos para abrazarnos.
-Ya devuélveme mi corona-digo abrazándolo.
-Yo no la tome, ¡casi no puedo moverme!-lo mire algo desconcertada.
No pudieron habérsela robado. Tal vez se cayó desde la ventana y alguien la tomo sin preguntar. Me ponía algo triste, pero sabía lo que mi madre diría si lloro por algo material: "Tu ya eres nuestra niña hermosa, esa corona no te define para nosotros"
Los cuatro seguíamos unidos al abrazo, entonces, tocan a la puerta y soy la primera en levantarme. Bajé las escaleras corriendo, al abrir, me encontré con un Orlando alto, arreglado y con un girasol en su mano que me extendió al segundo de mirarme.
-Hola, ¿Quieres ir a tomar un helado conmigo?
-Orlando yo... en realidad estoy algo ocupada cuidando a mi hermano, aún no se recupera del todo.
-Oh, entiendo.
-¿Quieres pasar a verlo? Después de todo, tu nos ayudaste allevarlo a tiempo al hospital, y siempre estaré agradecida por eso.
-No, gracias. Que te parece si mejor damos un paseo y te olvidas de los agradecimientos y de los cuidados un rato-lo mire en silencio un rato.
Orlando siempre había sido tan insistente. Así logró que él y yo fuésemos novios veintidós días, con pura presión, visitas y muchos girasoles, los cuales eran mis flores favoritas pero el no lo sabía y aun así seguía trayéndome.
-Solo un rato-repitió.
-Ve, hija, Jace se ha quedado dormido-nos sorprende mi madre detrás de mi-Hola, Orlando.
-¿Qué tal, señora Lovegood.
-Creí que estaba castigada-susurre a mi madre girándome a ella.
-Los castigos son del siglo pasado. Váyanse.
Tome el girasol antes de salir sosteniéndolo y caminando junto a Orlando.
-Entonces, ¿Qué haces?-pregunte curiosa.
-Trabajo en la ferretería del señor Styles, y a veces en el taller mecánico.
-Oh-observe el girasol.
No sé porque me avergonzó pensar en los atractivos hermanos Styles. Será porque besé a uno y el otro es el novio de mi mejor amiga y que tienes mayores problemas de los que sé ahora.
-Aunque no me llevo muy bien con su hijo, es un idiota.
-¿Harry?
-Sí. Se cree el jefe del lugar y no pierde ninguna oportunidad para humillarme.
-Bueno, no es como que diga que te lo mereces pero... te lo mereces-se rio.
-¿Dices que estoy pagando todas esas metidas de pie que le hice para que se tropezara?
-No hay remordimiento en ti, creo que le diré a Harry que sea más duro.
-¿Eres amigo de él?
-No-titubee
-Los vi en la playa el otro día.
-Soy amiga de Eddie.
-¿Su hermano en silla de ruedas?-hizo una mueca. Lo ignoré.
-¿Sabes? El otro día vi a unos chicos que estaban molestándolo ¿Tienes idea de quienes podrán ser?
- Deben ser compañeros de clase. ¿Quieres un helado?
-Genial. Muero de calor-cruzaos la calle de la ferretería, el pikup de Harry estaba aparcado dentro del taller.
Trate de no mirar hacia ahí, entonces, observe del otro lado que había un gimnasio bastante grande. Con un ventanal enorme que dejaba a la vista un grupo numeroso de chicas bailando y del otro lado, chicos haciendo pesas o montados en diversas maquinas deportivas.
-Guau. ¿Es nuevo?
-Tiene casi el año y medio. Deberías entrar, aunque ya tienes un físico espectacular, dejarías a todas en ridículo.
No hice caso a su comentario y seguimos andando. Aunque era buena idea ingresar. Debía mantenerme en mi peso, porque estando en casa con mi madre, y sus deliciosas comidas llenas de amor y grasa, no iban a ayudarme mucho a mantener mi abdomen marcado.
Comimos el helado dando otro paseo, hacia las tiendas turísticas donde transitaban más personas. Cuando nos paramos en un momento para ver el mostrador de una de joyería, Orlando de pronto se acercó mucho a mi intentando besarme, pero, fui más rápida y le embarré mi helado sobre la cara.
El solo se rio.
-Orlando, quiero dejarte clara una cosa. No volví al pueblo para revivir nuestra corta y desafortunada historia de amor, porque claramente si lo intentáramos una y otra vez estaríamos destinados al fracaso porque tú quieres lo que quieres y yo quiero mi vida como esta, además, de que no me quedaré para siempre aquí, tengo novio en Los ángeles.
-¿Y por eso te besaste con Eddie ayer?
-Eso fue por una apuesta entre Winn y yo. Entonces, si tus intensiones son más que las de ser mi amigo, será mejor que no vuelvas a aparecerte por mi casa, lo siento.
Le di la flor y el helado, el cual estaba derritiéndose a morir y volví a casa sola.
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Por amarte así《Harry Styles》
FanfictionEl amor más puro y perfecto lo sentía Harry por Magy. Él se enamoró de ella cuando sólo era un chiquillo inocente. Ella solo lo vió cuando floreció, y asi se enamoró. Escribieron su historia de amor en tan solo un corto verano, y los errores del pa...