Iba caminando por el pasillo cubierto por locetas puestas en sentido diagonal, el piso era pardo y el sol deslumbraba dejando más recalcado su color, las ventanas, inmensas como la entrada de una cueva, dejaban el paso libre a los rayos solares.
Escuchaba música por diferentes salones, opiniones por otra y declamaciones por otras más. Me preguntaba: ¿Dónde se metió Amadeus? Ese era el nombre de mi amigo, a sus padres les encantaba Mozart y él para sus suerte demostró poco después un interés hacia la música, por lo que estaba aquí, en esta institución de artes.
Luego de una hora Amadeus salió de uno de los grandes salones y me vio sentada en uno de los bancos del lugar. Él tenía el cabello rizado y desordenado, generalmente vestido con prendas negras, razón por la que prefería llamarlo "Louis Garrel", era un tanto atractivo.
Él y yo llevamos una amistad añeja, por lo que era profunda. Al caminar hacia mí, me puse de pie y le obsequié un té caliente, el sol se había puesto rápidamente y la temperatura bajó de golpe, le dije:
- Louis, ¿terminó todo? - Le pregunté mientras lo miraba succionar el té con cuidado a no quemarse.
-Sí - Dijo Amadeus - ¿Nos vamos ya? La temperatura empieza a bajar considerablemente.
Asentí y empezamos a caminar para salir de la institución. Al salir, no podría dejar de ver las grandes ventanas del lugar, parecían ojos vacíos y los vidrios les daban aspecto lloroso pero, en un instante, sólo por un segundo, pude ver una sombra. La sombra era la de un hombre medianamente alto y de cabellos largos; Ensimismé mis pupilas a la esbelta figura, me causaba curiosidad, dejé de caminar por un momento con el objetivo de verlo con detenimiento y, cuando menos lo esperaba, la silueta mostró unos dientes amarillentos al formar una gran sonrisa de oreja a oreja para pronto abrir sus ojos, los cuales liberaban lágrimas doradas.
Quedé en shock, aquella figura parecía dirigir su potente mirada hacia mi, no evité sentir escalofríos al instante y, en medio de todos aquellos impetuosos sentimientos de temor, sentí ser abrazada por alguien.
- Chica, ¿qué miras? - Preguntó la gruesa voz de mi amigo.
Volteé y me topé con la seriedad de Amadeus, quien hace unos segundos me dio su saco para protegerme del frío.
-Uhm, supongo que nada entonces. - Añadió notando mi mirada perturbada. Él tomó mi mano y me jaló hacia el camino a casa sin parar desde ese momento, pues no volteamos a ver absolutamente nada mientras duró.
[...]
Al día siguiente, el sol irradiaba fuertemente sobre mi ventana. Abrí los ojos y me levanté mientras soltaba gemidos y me estiraba, ¿era el sol acaso o una gran iris dorada se encontraba en frente mío? Froté mis ojos con desesperación, parpadeé muchas veces más y volví a centrarme en lo que había visto hace poco. Todo estaba absolutamente normal, quizá sólo me encontraba estresada.
Me levanté con pocos ánimos, era medio día del sábado. Miré a todos lados desde mi pequeña ventana de la sala con detenimiento, todo podía sentirse tan fresco además de alegre gracias a la compañía de los niños en el parque con juegos; A pesar de esto, no evitaba sentir un pequeño nudo en mi garganta que indicaba la melancolía que sentía por dentro, algo que no solía prestarle atención. De repente, el celular despidió un sonido indicando que había recibido un nuevo mensaje, suspiré cansada y sólo me abstení a ir hacia él para ver el recado.
"Louis te envió 10 mensajes hoy al mediodía."
Me asusté, él no solía enviar tantos mensajes a menos de que no los haya visto a la primera vez. Encendí el teléfono y me dediqué a leer los mensajes de Amadeus.
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|Musa| Bloody Painter y Tú
FanfictionPara una persona común, un cuadro tal vez sólo puede ser una composición de colores; pero, para una persona que posee el don de entender el arte, el lienzo va mucho más allá. Significa, no sólo una composición de tonos, sino algo mucho más profundo...