Narra (TN):Hoy el día estaba frío, como escarcha. Las ventanas de la universidad se nublaron y el sol se durmió.
Todo lo que acontecía a mi alrededor parecía sólo un sueño a comparación de las cosas que paseaban por mi mente. Los recuerdos que había conseguido hasta hace unos días aún no dejaban de hacer eco en mi cabeza, dándome la sensación de que estarían allí por un largo tiempo. Creo que muy pocas veces me había sentido tan contenta en una misma noche. Un sentimiento de realización me invadía inefablemente, y siendo sincera, desearía que nunca se vaya.
A menudo pensaba: ¿cómo es que llegué hasta aquí?
Quiero decir, había logrado tantas cosas que me parecía increíble ser yo. Desde hace algunos meses conocí a alguien que me llamó la atención de una manera indescriptible, y ahora lo tenía justo conmigo; a mi lado, acompañándome de día y noche, compartiendo el mismo aire y comiendo en la misma mesa. Iba aprendiendo sobre él como si fuera un libro puesto ante mis ojos, abierto únicamente a mí. Sin embargo, ¿estaba siendo justa? ¿él me conocía de la misma forma? Nunca le dije sobre mis sueños frustrados o esperanzas, pero a decir verdad él tampoco me contó mucho al respecto; quiero que me conozca y quiero conocerlo, anhelo enseñarle cosas y que él me enseñe.
Quizá era demasiado pronto de mi parte ya que ni siquiera nos habíamos tomado el tiempo para conversar tal y como lo prometimos antes de llegar a la ceremonia de música. A decir verdad, estaba nerviosa. ¿Qué le diría y qué querría? Tal vez quien más sufría era él y no yo. Ambos somos muy callados y no enfatizamos mucho sobre lo que sentimos, tanto que todo se vuelve una enredadera en nuestras cabezas. Yo lo sé, somos de nuestro tipo.
Al regresar a casa no nos dirigimos la palabra, terminando el día en un gesto tan frívolo como un "buenas noches" a secas. Me costó dormir aquella noche, pero al parecer no fui la única luego de notar al día siguiente sus bostezos continuos. Sus ojos azules que opacaban el cielo puro y el mismísimo mar siempre se adornaban con unas pesadas ojeras que esta vez apuntaban hacia el este, como si extrañara la llegada del sol para que calentase su mañana. Sentí ganas de abrazarlo para brindarle un poco de esa calidez que requería, pero en lugar de eso sólo decidí irme a clase. Probablemente lo narre con un tono algo triste pero en el fondo me sentía completa y satisfecha.
[...]
Así pues, pasaron las horas dentro de la universidad. La mañana cruda pronto se hacía una tarde insulsa, pintando con poco color el panorama a mi alrededor, el cual contemplaba desde el interior de mi salón.
— Bien, la clase ya terminó. — Anunció el catedrático frente a todos. Este aviso despertó mis sentidos y me atrajo nuevamente al mundo real, poniéndome al corriente al poco tiempo. — Soy consciente de lo talentosos que son, así que espero la entrega de sus tareas con ansias. — Agregó a medida que organizaba sus cosas dentro del morral para luego retirarse y dejarnos retornar a nuestras casas; no obstante, dado a mi previo estado absorto, no tenía idea de qué mandado estaba hablando.
Todos mis compañeros comenzaban a abandonar el aula, así que tuve que apresurarme en preguntarle a alguno de qué se trataba el trabajo. Para mi suerte, logré alcanzar a uno de ellos.
Llegué casi corriendo hasta su pupitre, esperando que su respuesta resolviera mis dudas. No solía relacionarme con mis compañeros pero según recordaba, esta persona estaba fascinada con las mentes criminales y siempre tenía algo interesante qué decir. Al caso, estaría mil veces más atento a las clases que cualquiera aquí.
— ¡Hola! — Exclamé esporádicamente, tratando de sonar lo más amable posible. Mi contrario levantó la mirada y con un gesto que me transmitía una atención sincera, procedió a preguntarme:
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|Musa| Bloody Painter y Tú
FanfictionPara una persona común, un cuadro tal vez sólo puede ser una composición de colores; pero, para una persona que posee el don de entender el arte, el lienzo va mucho más allá. Significa, no sólo una composición de tonos, sino algo mucho más profundo...