Detrás de la mascara

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Los ojos felinos se abrieron incrédulos. Esto no podía ser cierto, esto era un mal sueño. Esto era su peor pesadilla y lo único que tenia que hacer era despertar. Realidad cruda era verlo sentado a su lado, mirándolo con desaprobación, la realidad eran los ojos de su vecino que no daban crédito a lo que veían.

-Te juro que por primera vez detesto que te quedes callado-­ Hyukjae no grito, pero su voz salio tosca y carente de cariño.

-Que... ¿que haces aquí?-­ era lo único que su mente repetía, era lo único que su voz pudo articular, sintiendo en su pecho una agitada opresión le impedía respirar.

-Eso es lo mismo que te pregunto yo Donghae... o tal vez se lo pregunto a Donghwa... ¿crees que el me respondería?­- los ojos inmensos escanearon el cuerpo delicado - Mírate vestido ¿de que? ¿de gato? Si es que se puede decir que estas vestido- el mirar desdeñoso del mayor lo incomodaron, desvió su mirada, evito esa mirada enfocando sus ojos en la mano que nerviosa jugueteaba con la larga cola ­ -No puedo creerlo Donghae... - tomo la barbilla para forzar a que lo mirara. Hyukjae se sentía enojado, enfadado y sin saber bien el porque se sentía estafado.

Creía que ese chico se había burlado de el cada vez que iba a su casa a estudiar, sentía que le había visto la cara de tonto cada vez que el preocupado preguntaba como iba todo con su madre... al fin de cuentas termino siendo un niño problemático sin ningún escrúpulo para alquilarse.

-Sabes, esto no es de tu incumbencia - elevo la voz para sacarse esa tristeza, empujando la angustia fuera - Esto no te importa... déjame tranquilo - el menor hizo un fallido intento de salir de allí. El escritor trabo las puertas.

-No te escaparas tan fácil, tu lo sabes Donghae, si te vas entraras en la lista negra de Sweet Sugart y no es algo que quieras ¿verdad?-­ lo que decía Hyukjae era cierto, si el cliente se quejaba o el subastado se iba, el club estaba obligado a devolver el dinero ofertada mas un interés por las molestia del cliente y si eso pasaba esa dinero era descontado al chico en los espectáculos venideros.

-¿Qué mierda quieres Hyukjae? ¿Dónde me llevas?­

-¿Que mierda quiero?... quiero que me expliques todas tus mentiras... quiero que me digas cual fue el momento en el que decidiste verme la cara de estúpido -­ después de esas palabras ya no lo volvió a mirar, después de la dureza de esa voz grave que siempre hablaba para alentarlo y ahora salía llena de indignación... Donghae solo cerro los ojos esperando que como en un principio todo fuera un mal sueño y cuando al fin los abriera esto no estuviera pasando.

Casi había pasado una hora cuando al fin el rodado se detuvo. Cuando el menor salio de la limusina era un lugar desconocido el que estaba frente a sus ojos. Verdaderamente creía que Hyukjae estaba tan molesto que lo delataría a su hermana.

Sin embargo no era ni por lejos el barrio, ni el frente de su edificio, esta era la fachada de una imponente mansión.

-¿Qué es este lugar? - el niño vestido de gato miraba asombrado el elegante frente.
-Colócate esto- sintió como de manera brusca un saco era situado sobre sus hombros.

-No tengo frió - camino deshaciéndose de la molesta prenda que de mal modo había sido colocada

-No me interesa - el saco otra vez estaba sobre sus hombros y la cara de pocos amigos del mayor le dijeron a Donghae que mejor ya no insistiera en tonterías.

-Señor... que sorpresa verlo -un hombre canoso y ceremonial abrió la puerta reverenciándose ante la presencia del escrito

-Chang ¿esta todo dispuesto?­

-Claro señor, nos sorprendió su llamado pero todo esta como usted lo pidió -el mayordomo no pudo evitar mirar con curiosidad al chico que acompañaba a su amo y no era para menos al ver ese joven con orejitas en su cabeza mirando el lugar con total asombro. Hyukjae al darse cuenta quito de un tirón las orejitas de la cabeza ­

 El es un problema ☁️ EHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora