Tormentas, sueños y frustraciones

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El viaje fue largo pero había valido la pena, porque oírlo cantar lleno de felicidad era gratificante, ver su rostro iluminado y la sonrisa brillante era verdaderamente para Hyukjae algo parecido a un milagro, desde que lo había conocido era la primera vez que veía a Donghae rebosante de felicidad.

Una vez en el hospital le dio el espacio necesario para que el menor compartiera tiempo a solas con su madre.
El escrito tramito todo lo necesario para el pago del tratamiento, allí los medico le dijeron que la mujer sufría una rara enfermedad tal como le había dicho Donghae, también le comentaron que parecía estar en un coma profundo solo que a veces su cerebro parecía responder a algún estimulo por ello lo costoso del tratamiento.

-Sabes mamá... hoy cumplo diecisiete años... – Donghae tomo la mano de su madre besándola, ella con los ojos cerrados y la respiración calmada seguía igual que siempre, parecía dormir tranquila... en un sueño extenso y Donghae solo anhelaba un día llegar y que ella lo mirara con amor, que ella le sonriera, o con la dulzura que la caracterizaba solo pronunciara su nombre – Todo un hombre ¿verdad? ­- las lagrimas brotaron suaves -Mamá cuando termine el colegio estudiare medicina y yo te curare... lo juro – otra vez besaba la mano tersa, esa que de niño revolvía sus cabellos o solo acariciaba su rostro calmándolo del miedo que sufría por las tormentas –Te amo mamá... te amo con toda mi alma y sé que no debo estar triste, que tu pronto te recuperaras... y quiero que te quedes tranquila mientras tu duermes a mi me cuida un ángel, un ángel cuida de mi hasta que despiertes mamá, un ángel al que quiero... uno que algún día veras con tus propios ojos y amaras tanto como yo.

-Donghae – la voz de Hyukjae lo atrajo a la realidad, antes de voltearse a verlo limpio las lagrimas – Ya es tarde y ha empezado a llover, será mejor irnos.

-Claro... mira mamá... el es Hyukjae – el niño hablaba como si la madre pudiera verlo –El es mi ángel -­ susurro en el oído de la mujer para que el alto no lo escuchara. Beso la frente de su madre antes de reunirse con el alto.

La lluvia habia comenzado a caer con fuerza. Esperar en un café con la esperanza de que parara parecía ser la opción más acertada.

-Gracias Hyukjae de verdad – sonrió – Por todo y sé que mamá también te estaría agradecida

-Sabes Donghae... Eres un molesto, un fastidioso mocoso problemático pero también eres un ser especial, solo alguien muy valiente carga con lo que tu cargaste, sabes que ya no estas solo...­

-Lo sé.

-Feliz cumpleaños Hae– sonrió e hizo señas a una camarera que se acerco con un pastel. Este era el mejor cumpleaños de todos. Las camareras junto con Hyukjae y un par de clientes cantaron a viva voz el cumpleaños a ese chico que sonrojado pedía tres deseos antes de apagar las velas.

*Que mamá despierte...
*Que jamás Hyukjae se aleje de mi.
*Que algún día ya no me vea como un niño.

Comieron el delicioso pastel convidando algunos trozos a los presentes y Donghae sintió que esta era su gran fiesta de cumpleaños. Llena de desconocidos y a la vez sintiéndose muy querido. Era el calorcito que le daba el chocolate caliente a su corazón, era la sonrisa serena y la mirada profunda del alto que le daba calor a su alma.

-Hyukjae este es uno de los mejores cumpleaños.

-Cállate y límpiate la boca – el mayor tomaba una servilleta para limpiar los labios – Comes como un bebe ¿Qué cumples cinco? – rió con ganas al ver la cara molesta del más chico.

-Y tú tienes cincuenta ¿a qué te tiñes el pelo? sino estaría lleno de canas.

-Tonto...

-Caprichoso­.

 El es un problema ☁️ EHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora