Cap. 12: Talentos.

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Maureen.

Había perdido la costumbre de trasnochar. Mi cara era horrible, pero gracias al maquillaje, logre quedar decente. En el internado todos caminaban normales, como si nada hubiera pasado; pero yo seguía con mi mente emocionada por volver a competir.

Ahora caminaba al patio para poder almorzar junto con León. Ese chico se estaba ganando mi corazón, sonreí al pensar esto. Siempre almorzábamos en el mismo lugar. Iba llegando cuando Danielle pasó por mi lado y me empujo con su hombro. La ignore solo porque quería un buen día.

-¿Cómo estás?- León estaba enfrente mío sonriente.

-¡Hey!- reí cortamente- bien ¿como estas tu?

-Bien ahora- me miro directamente a los ojos, el calor subió a mis mejillas.

Nos sentamos y comenzamos con nuestro almuerzo. Reía mucho con sus comentarios. De un momento a otro su rostro mostro seriedad y nerviosismo.

-Mau, sé que no es hace mucho que te conozco- se aclaro la garganta- pero quería decirte que…

-¿Qué?- inquirí

-Me gustas- soltó finalmente quitándome el aliento.

Estuve como dos minutos tratando de procesar lo que había dicho, sin decir palabra alguna.

-Mierda no lo debería haber dicho todavía- murmuro León, aunque lo logre escuchar.

-No te odies- le tome su mano.

Me miro rápidamente.

-Yo… creo que también me gustas- no me creía que había dicho eso.

El abrió los ojos como platos y se abalanzo hacia mi abrazándome y dándome besos por toda mi cara. De pronto paro y mantuvo su mirada en mis labios como pidiéndome permiso. Termine con la distancia iniciando yo el tan esperado beso.

Sentía que mi estomago se apretaba y saltaban mariposas en mi estomago. Mis manos jugaron con su pelo mientras que  sus manos acariciaban mi cintura. Nos separamos por falta de aire. El pego su frente contra la mía.

-Eres hermosa- sonrió.

-Gracias- reí y el volvió a juntar nuestros labios.

Luego de un rato de estar abrazados y besarnos de vez en cuando, salió un tema bastante interesante.

-¿Y te inscribirás en alguno de los concursos?- el pregunto.

-¿Qué concursos?- pregunte confundida.

-Todos los años realizan concursos de varias cosas para “incentivarnos a ser creativos”- hizo comillas- y alejarnos del lado oscuro.

-No lo sé- me encogí de hombros- luego veré la tablilla, quizás haga algo con las chicas.

-Puedes participar en canto, tienes una voz muy linda- beso mi mejilla.

-Probablemente me inscriba.

-No, mejor vamos ahora- tomo mi mano e hizo que me levantara del suelo.

De la mano fuimos caminando a la entrada del edificio de aulas.

-Espera- tire de su mano- vamos por mis amigas, quiero que participen.

Corrimos a nuestro “árbol de conversación” y allí estaban todas recostadas leyendo.

-Oigan despéguense- les dije en voz alta.

Me miraron e inmediatamente cambiaron su vista a mi mano entrelazada con la de León y sonrieron traviesas. Desvié mi vista nerviosa.

-Hola chicas- Las saludo León como si no pasara nada.

-¿Qué hay?- le respondieron.

-León dice que hay concursos y me voy a inscribir en canto, quería que ustedes igual participaran en algo o vieran si les gustaba, no sé.

-Vamos- dijo Andy levantándose.

La tablilla de anuncios que abarcaba casi toda la pared de la entrada del edificio estaba llena con tablillas de inscripciones para variados concursos. Tome un lápiz y anote mi nombre en el de Canto.

Mary se inscribió en uno de manualidades y Neve en dibujo. Andy solo miraba la tablilla.

-¿No tomaras ninguno?- le dijo Mariah.

-No, creo que paso esta vez- le dijo.

-Oh vamos, está el concurso de escritura y eres excelente en eso.- le dije animándola.

Dudo un poco y luego hablo.

-Lo pensare y luego me inscribiré ¿sí?- nos miro.

Asentimos poco convencidas, Mary me dijo al oído que si no se inscribía lo haría ella por Andy a lo que estuve de acuerdo.

-¿Qué hacemos ahora?- Pregunto León.

-Tengo sueño y no quiero ir a clases- bostece.

-Vamos a dormir- nos fuimos.

Me acompaño a mi habitación sin que los inspectores se dieran cuenta y le deje entrar, mi corazón estaba un poco acelerado. El en mi habitación alteraba un poco mi mente.

-Deja de pensar babosadas- me regañe a mí misma.

León estaba ya acostado esperándome con ojos llenos de dulzura. Me acerque y él me hizo un hueco en la cama. Al acostarme el casi enseguida coloco un brazo en mi cintura y beso mi cabeza. Mis ojos se cerraron solos y caí en el relajo de dormirme con el que a mi parecer tenía el talento de ser el chico más tierno del planeta.

Locuras AdolescentesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora