Andy.
Nunca un profesor me ha llamado. No soy de las que se mete en problemas escolares o quiera participar en algún evento. Mi perfil es bajo, solo destacable en cuanto a notas. Hago todo lo posible por una buena universidad y tener una beca.
-Dígame- me mantuve frente al mesón donde se sentó el profesor.
-Tus calificaciones son bastante altas, por lo que me han comentado. Pero el último examen de algebra fui bastante bajo para ti, creo.- Me miro con una cara que no supe descifrar.
-Supongo que tendré que esforzarme más a la próxima- me encogí de hombros- ¿algo más?
-No, solo era eso. Si necesitas ayuda por algo que no entiendas o necesitas que te expliquen, solo búscame.- sonrió amable.
Forcé una sonrisa y me fui de la sala. Algo tenía que no me caía del todo bien. Quizás era que casi toda la población femenina del internado mojaba por él. Era cosa de tiempo que se creyera lo máximo.
Día aburrido hasta que la nota en mi puerta apareció. Y yo que estos días había dormido tranquila… menos la semana de castigo por evadir el toque de queda. La única vez que trate de subir a la azotea, me atraparon. Una semana de deberes después de clases. Fue lo peor.
“Ven a la azotea, quiero hablar contigo”
Quite con fuerza la hoja pegada y la tire en la papelera echa una bola. Tomé mi lápiz y escribí un capítulo más en mi libro. Cuando termine, la idea de intentar subir una vez más me atacó.
Saque mi chaqueta de cuero y salí de mi habitación, observando en todas las direcciones posibles para no ser pillada de nuevo.
Con los nervios de punta, conseguí subir las escaleras sin ruido alguno, por lo que entre en la escotilla y empuje mi cuerpo había afuera.
Era una noche bastante oscura, sin luna presente. Deje que la brisa acariciara mi cara y mi cabello, fue bastante relajante. Creo que después de todo necesitaba venir aquí. Me hacía olvidar los problemas por un instante.
-Hasta que al fin viniste- sentí la voz de Luke.
-No estoy en camino- rodé mis ojos- ¿Qué quieres de mí?
-Muchas cosas- sonrió malicioso mientras aparecía entre la oscuridad- Pero por ahora solo hablar.
-Eres un enfermo. Yo no tengo nada que hablar contigo.
-Yo creo que si… pero seré breve y directo. No quiero que me golpees- se rio.
-Mejor.
-Te he visto observándome en la práctica de futbol hoy. Y me haces pensar que te gusto… ¿es así? ¿O me equivoco?
Desvié mi mirada pensando en que responderle. No podía negar que lo estaba observando, pero él no me gustaba hasta donde yo misma sé.
-No me hago cargo de tus ilusiones- respondí finalmente- No me gustas, te he visto por si cometías algún error para poder reírme un rato.
-Haré que te creo Strauss- saco un cigarro del bolsillo de su chaqueta y lo encendió.
Se veía muy sexy fumando. Basta, no tengo por qué pensar esto.
-Ahora que recuerdo, necesito preguntarte algo yo también.
Tenía que aprovechar la oportunidad de hablar con él.
-Dispara- exhalo el humo.
-¿Qué sabes sobre Teresa Warren?
De inmediato vi como su cuerpo se tensaba. Su cara se ensombreció y el ambiente se volvió más helado.
-No entiendo de quien me hablas- su voz era sombría.
-La chica desaparecida, sé que la conoces. Necesito sabes porque no está- me abrace a mí misma, pensando en el error que cometí al mencionar a la chica.
-No tengo ni puta idea de quién es o porque mierda no está.
-Vale, no sabes por qué se ha escapado.
-¿Se ha escapado?- me miro con el ceño fruncido- no tenía idea.
Hubo un silencio incómodo. Luego hablo tomándome por sorpresa.
-¿Por qué te has cambiado el nombre Andrea?
-Son asuntos personales… no creo que te interesen.- ¿Cómo sabia eso?
Respondió como si me hubiera leído la mente.
-Mcclaire tenía una carpeta con tus datos entre sus cosas. Alcance a leer solo eso, pero tiene muchas cosas.
Así que Mcclaire me estaba estudiando… eso es escalofriante.
-Te agradecería que me llamaras Andy. Hace años que ese es mi nombre.
Apago el cigarro con su zapato y se acercó a mí tratando de intimidarme. No lo logro, pero quedo a centímetros de mí.
-Andrea Strauss… me gusta- jugó con un mechón de mi cabello- Tantos secretos guardados.
Su último comentario me confundió, lo dijo como si estuviera hablando con él mismo. No lo entendí del todo bien.
-Creo que deberíamos hablar otro día- me aleje de el- y piensa bien si no conoces a Teresa.
Di media vuelta y me fui. Sus ojos azules eran mi debilidad y no caería en su juego. No me acostaría con él, nunca.
Dormí a los minutos de entrar en calor. Tendría que volver a hablar con Luke, estaba segura que conoce mucho más a Teresa de lo que pensamos.
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Locuras Adolescentes
Teen Fiction¡Sinopsis! Cuatro amigas adolescentes totalmente diferentes, viven en la ciudad de Sídney, Australia. Su vida es bastante particular, ya que en el día son adolescentes que se aburren de su escuela, hablan de cosas triviales y son comunes; no son pop...