Cap. 16: Disfrazadas

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Maureen.

Era ya fin de semana y esta noche iría a competir. Me estaba preparando ahora para la salida semanal a Londres con las chicas. Iríamos a comprar disfraces para el baile benéfico que había organizado Seelight. Mariah iría acompañada de Christian, un chico repartidor muy simpático. Creo que ya habían tenido algo. Neve y Andy nos acompañarían pero no tenían un chico especial. Yo tenía a mi León.

Si, definitivamente era mío. Sonreí al recordar esa noche en el lago.

Estábamos apreciando el lago a la luz de la luna. De un momento a otro, León se saca su camiseta y se tira al lago. Quede plantada en el suelo sin saber qué hacer. Su abdomen me había dejado babeando.

-¿Por qué no vienes?- grito mientras nadaba más hondo.

Sonreí y negué con la cabeza.

-Está muy fría.

El nado de vuelta y se salió. Me colgó en su espalda y a pesar de mis suplicas me lanzo al agua junto con él. Estaba heladísima.

-Me dará una pulmonía por tu culpa- intenté nadar de vuelta pero me abrazo por la cintura impidiéndome seguir. Antes de que le gritara que me dejara ir me callo con un dulce beso.

-Déjame preguntarte algo- dijo cerca de mí.

Asentí mirando sus labios.

-¿Quieres ser mi novia?- soltó sin titubeos.

Sonreí hasta que me dolió la cara y asentí frenéticamente. Me dio un apasionado beso y luego nos salimos para poder devolvernos al internado.

Quería ir vestida de princesa, porque para él eso era. Eso me había dicho.

Me aplique brillo labial y salí en dirección al bus. Tome asiento al lado de Andy.

-Tengo que hablar contigo Maureen- me dijo Andy en un susurro.

-¿Qué pasa?- ella nunca me decía así a no ser que fuera algo serio.

-Mamá me ha llamado diciéndome que viajaríamos la próxima semana.

-No entiendo cual es el problema- le dije.

-Solo tú y yo. Mamá me comento que tus padres estaban viendo la opción de cambiarse a Canadá y llevarte con ellos.

Eso me tenso por completo.

-¿Me estas jodiendo?- Esperaba que dijera que sí.

-No. Ojala lo hiciera- suspiro.

-¿Y tu porque vas?

-Chequeo médico.

Asentí. Solo yo sabía el secreto de Andy. Y por eso la he conocido.

Cuando tenía catorce años comencé a cortarme por maltratos en mi escuela. Mis padres se enteraron por un profesor y me internaron de inmediato en un centro psicológico que trataba todo tipo de trastornos.

Allí en la sala de espera conocí a una chica bastante pálida y delgada. Con cabello liso color chocolate. Su mirada era vacía. Esa chica fue alguna vez Andy.

Comencé a hablarle, cuando nos tomamos confianza ella me comentó el porqué de sus visitas al psicólogo. Ella era bulímica porque sus compañeras la llamaban gorda. Ese secreto lo sigo guardando hasta ahora.

-¿Estás bien?- le pregunte a la chica que miraba por la ventana.

-Sí, solo que no quiero viajar tantas horas- sonrió levemente.

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