Cap. 15: Enseñando y Aprendiendo.

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Andy.

-Buenas noches enferma- me despedí de Mariah y camine a mi puerta.

Solo tenía ganas de dormir, últimamente no había tenido buenos días. Me habían estado llegando amenazas extrañas diciendo que sabían mi secreto, y ofendiéndome. La clásica era llamarme gorda o cerda horrible. Obviamente pensaba de la manada de zorras, pero no quería decirle a nadie. Sentía que había algo raro; como un presentimiento.

Cerré la puerta con pestillo y al girarme me tomaron bruscamente de la cintura y me taparon la boca. Deja Vú.

-No grites- susurro Luke.

Me soltó y trague una profunda bocanada de aire tratando de tranquilizarme.

-Si me vuelves a dar un susto como ese te juro que te corto las pelotas- lo empuje.

-Oye ni que fuera un asesino en serie.- se defendió.

-Como sea, hoy no te enseñare nada- me tiré en mi cama- quiero dormir, además no sé como mierda entraste- lo mire- ¿Qué haces aquí?

-Tengo mis trucos guapa- guiño un ojo- hay muchas cosas que no sabes de mi, ya lo sabes.

-No me interesan tus “truquitos”, te avisare cuando tenga ganas de soportarte de nuevo. Ahora hazme el favor de salir y dejarme en paz.- Puse mi cara contra la almohada.

-Huy andamos de buen humor- dijo sarcástico- Parece que no te toco anoche, le diré a Murray que despabile-río.

Mierda, ¿Cómo sabía que yo conocía a James?, solo Mary sabía que lo conocía. Pero no había nada entre nosotros, se había convertido en mi tutor cuando iba a la biblioteca y congeniábamos bien, pero nunca se daban segundas intenciones. Levante mi cabeza.

-Que te jodan- le lancé un cojín-  Somos solo amigos.

-Infórmaselo a él.

-¿Así como se lo informaste a Danielle?- levante una ceja.

-Deja de sacarme ese tema, ya no existe para mí. Y ella ya no me molesta.- se encogió de hombros.

Pero a mi si maldito idiota.

-Bien por ti- cerré mis ojos cansada.

-Oye ven, quiero mostrarte algo- me ofreció su mano para que me levantara.

-¿No puede esperar? Luke de verdad quiero dormir.

-Ven o si no te obligaré.

-A ¿sí?, y como harás eso- dije curiosa.

Se acerco corriendo a mi cama y comenzó a hacerme cosquillas. Eran mi punto débil.

-¡YA, IRÉ!-  intente regular mi respiración.

-Así me gusta.- se levanto y tomo mi mano levantándome a mí también.

No me soltó hasta que llegamos hasta la puerta de las escaleras de emergencia. De inmediato recordé la escena donde él se follaba a la otra tipa. De inmediato mi curiosidad por saber dónde íbamos se transformo en asco.

Él noto mi cambio de actitud.

-Andy, ¿estás bien?

Solo desvié mi mirada hacia la ventana que había a un costado. Esta noche no había luna.

-Eres un hijo de puta. Parece que el necesitado eres tú, que me haz traído a uno de tus lugares designados para tus polvos- mascullé con rabia.

El me miró confundido, pero luego pareció entender.

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