Maureen.
Mis padres ya se habían ido a trabajar, Andy estaba lavando los platos mientras yo los secaba. Luego iríamos al centro comercial para despejarnos un poco.
Solo quedaban unos cuantos días para que el grupo se volviera a completar. Todavía no había hablado con mis padres sobre mi decisión. Quería esperar a un momento oportuno.
-¿Qué habrá pasado con las carreras?- pregunto de repente Andy.
-No lo sé. Si les quedaban neuronas hubieran parado toda esa mierda- me encogí de hombros.
-¿Tú crees?- sonrió de costado- mira quien está afuera.
Hace un rato que miraba por la ventana y no entendía el porqué. Al asomarme comprendí. Andrew Johnson estaba apoyado sobre su vehículo.
Se preguntaran quien es el, bueno, el controlaba todo el dinero en las carreras ilegales. Se encargaba que fueran “limpias” aunque nada fuera limpio o legal en ese lugar. Tenía unos veinte años, pero era más inteligente de lo que parecía.
Salimos a recibirlo, aunque más bien era para preguntar qué hacía parado fuera de mi casa.
-Andrew- lo saludamos.
-¿Cómo están mis chicas superpoderosas?- se despegó de su auto- ¿y Burbuja?- tenía una sonrisa irritante en su rostro.
-Nevenka no está. ¿Qué quieres?- Ann estaba cruzada de brazos.
-Calma guapa ¿Qué no puedo darles una visita?- se quitó sus gafas de sol y descaradamente miro los pechos de Andy, haciendo que esta descruzara sus brazos avergonzada.
-Si miras de nuevo mis tetas atropellare tus pelotas con mi moto- amenazó.
-No creo que puedas… no tienes moto- se acercó a ella burlón.
-Ok, ok. Se ve que las noticias en esta ciudad viajan rápido. Y tú no estás aquí para una cordial bienvenida, así que ve al punto ¿sí?- levante mis cejas.
Él sonrió y camino unos pasos, luego volvió y su cara era seria.
-Les debo dinero a unos tipos. Necesito dinero y me dijeron que con carreras podía compensarlo.
-¿Y tus amigos qué?
-Los hijos de puta han arrancado, me han dejado con toda la deuda. Nadie quiere competir, el resto está preso desde la última vez o se han ido, algo así como su caso.
-No tenemos en que correr ¿recuerdas?- dijo Andy- además no pienso pagarte la droga.
-Chicas tienen que ayudarme. En el pasado éramos amigos- nos miró.
-Claro, fueron buenos momentos, hasta luego estabas tan drogado que no te acordabas de nuestros nombres.
-Miren, solo necesito este favor y no las molestare más. Tengo pensado salir de esto e ir a la universidad, tener una vida como les había dicho hace años.
Nos miramos por unos segundos entre mi amiga y yo. Era una decisión difícil, porque fue nuestro amigo y él nos hizo ganar dinero y respeto en el medio. Fue una gran persona hasta que se encontró con la gente equivocada.
-¿Contra quién tendríamos el honor?- pregunte.
-Los López- mierda.
-Mierda Andrew, ¿los López? ¿Enserio?- mi amiga estaba enfadada.
Eran los narcotraficantes más conocidos en la zona. Eran muy poderosos y peligrosos. Nosotras siempre nos manteníamos alejadas en los asuntos de drogas porque los que entraban no salían. Menos con apuestas o pedir dinero a ellos, eso era la muerte segura.
-Si pago la deuda, me dejarán en paz, lo prometieron.
Estaba desesperado, en cierta forma estaba apenada por él.
-Vale, correremos las dos. Burbuja no llega hasta la otra semana- su semblante cambio a uno esperanzado- esperamos que luego de esto cambies. Y te alejes de nosotras.
-Sí, se los juro- nos abrazó- muchas gracias.
Se despidió luego de pedirnos nuestros números de celular. Dijo que nos llamaría y se fue. Tomamos nuestros bolsos y caminamos hasta el centro comercial.
Recorrimos de arriba a abajo el centro comercial, compramos unas cuantas cosas pensando en nuestras habitaciones del internado otras tantas para pasar el rato. Teníamos mucha comida chatarra y películas para una maratón esta tarde.
-Muero de hambre al ver esto- le dije.
-Y yo, deberíamos irnos. Igual es bastante tarde- miro su reloj.
En el camino el cielo se nublo y comenzó a llover. Corrimos lo más rápido que pudimos con todas las bolsas. Finalmente llegamos a la casa empapadas, y quizás un catarro para mañana. Nos dimos un baño con agua caliente y en la sala de estar acomodamos todo para nuestra maratón de vagancia absoluta.
Un teléfono sonó al rato, era el de Andy.
-Es mamá- me miro preocupada.
-Contesta, no puede hacerte nada.
Puso el altavoz al contestar.
-¿Hola?
-¡Andrea Strauss ¿Cuándo piensas llegar a tu casa?!- gritaron del otro lado.
Pero que humor.
-¿Mañana?, que acaso no has mirado por la ventana como está el clima. Razona un poco mamá- Andy se mantuvo firme.
-Te quiero mañana en casa. Tu padre vuelve de su viaje, quiere verte.
Un brillo pasó por los ojos de mi amiga.
-¿Papá llega a casa?
-Sí, así que temprano aquí ¿oíste?
-Vale, adiós- colgó.
La abrace y tenía una sonrisa emocionada en su cara, porque sabía que su padre la apoyaba en todo. Seguimos viendo películas hasta la madrugada. Dormimos un rato y desperté con un movimiento en mi brazo. La alemana-australiana se despidió y dijo que me llamaría.
Seguí durmiendo hasta tarde, luego mi teléfono sonó con una llamada entrante. Andrew fijo la carrera para hoy en la noche, el problema era que es en el barrio de los suburbios de los inmigrantes. Peligro por todos lados.
Creo que el pasado te persigue por todos lados. Por primera vez en mi vida no quería competir en una carrera.
Digo, ¿Qué pasa si no ganamos? ¿Moriremos?
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Locuras Adolescentes
Teen Fiction¡Sinopsis! Cuatro amigas adolescentes totalmente diferentes, viven en la ciudad de Sídney, Australia. Su vida es bastante particular, ya que en el día son adolescentes que se aburren de su escuela, hablan de cosas triviales y son comunes; no son pop...