Andy.
-Mierda, quien me molesta a esta hora.
Eran exactamente las siete de la mañana, y el primer día de clases. No quería levantarme, tenía frío y el día estaba nublado. Aunque en Londres casi siempre está nublado.
De mala gana me levante a abrir la puerta. Encontrándome con la cara que menos quería ver en este momento. Cerré la puerta en sus narices antes de que pronunciara palabra.
-Andy, por favor ábreme la puerta- suplico Mariah.
-Vete a la mierda- grité y me acosté de nuevo.
-Sé que probablemente estés enfadada pero puedo explicártelo todo- su voz salía ahogada por la puerta.
-Ve a explicarle a quien le interese. Por mí, ya lo he entendido todo Gómez- mi furia corría por mis palabras.
-¡Por qué eres tan cerrada!- dio un golpe a la puerta y la escuché alejarse.
Rodeé los ojos. No podía creer que pensara que podía volver como si nada luego de lo de ayer. Ni siquiera se nos acercó para saludarnos y ahora viene que me vaya con ella a desayunar o alguna mierda. Que le den.
Luego de quince minutos de haberme quedado dormida, corrí al baño ya que iba atrasada.
Me duche, maquille, lave los dientes y arregle mi cabello en tiempo record. Mire mi uniforme perfectamente colgado dentro de mi casillero. No quería usarlo, pero nada podía hacer. No quería problemas el primer día.
Con movimientos precisos encajé la falda y mi camisa. Ajusté finalmente mi corbata y salí del baño corriendo para tomar algo de comer. Moría de hambre.
-¿Dónde estabas metida Andy Strauss?- Mau estaba enojada.
-Me he quedado dormida- tome una tostada y la mordí ferozmente.
-Creo que hiciste una carrera para llegar aquí- rió Nevenka.
-Olviden eso, que tengo algo que contarles- trague- Adivinen quien apareció en mi puerta esta mañana.
-¿Luke?- ambas preguntaron con emoción.
Solo escuchar ese nombre hizo que mis mejillas se sonrojaran.
-No, Mariah…
Procedí a contarles el episodio de la mañana. Me miraban atentas, pero no decían nada. Cuando termine mi relato, tocaron la campana de entrada.
-Uf, no lo sé. A lo mejor deberíamos escuchar lo que tiene que decir- dijo Neve.
-Puede que sí, pero todavía no. Quiero saber bien como están las cosas antes de hablar- aseguró Maureen.
-Las apoyo a ambas.- me limité a decir y me fui directo a mi salón de Química.
Los pasillos estaban casi vacíos en el tercer piso. Miraba las puertas para ver que profesores estaban antes de llegar a mi salón. Apuré el paso ya que iba un poco retrasada por subir las escaleras.
Putas escaleras.
Unas manos grandes y fuertes taparon mi boca y mis ojos al doblar en la esquina. Mi corazón de inmediato saltó por la impresión; pero fue peor al sentir unos labios pegados a mi oreja.
-Tenemos que hablar. No grites y te suelto.
Asentí lentamente y me soltó. De inmediato me giré y estampé mi mano en su mejilla.
-Auch, eso dolió Strauss.- Luke se sobó la mejilla.
-¿Te dolió?- dije irónica- eres un hijo de puta Harrison. ¿Acaso no puedes pedirme hablar normalmente? Que me da un susto de muerte- puse una mano en mi pecho intentando calmar mis palpitaciones.
-No es mi culpa que estés evitándome. Esta es la única manera en que me escuches.
-Que yo sepa, no tengo asuntos contigo.
-¿Ni siquiera un agradecimiento por mi regalo?- se acercó a mí, yo di un paso hacia atrás.
-Gracias… ¿me dejaras ir ya?- alce una ceja.
Se me quedo observando, y me comenzó a incomodar.
-Adiós Luke- pasé por su lado dispuesta a irme a clase. Pero tenía que hacer su cliché de tomarme del brazo.
-¿Ni un besito de despedida? Pensé que me querías más- su rostro era cercano al mío.
Rodé mis ojos con pesadez, a pesar de que estaba nerviosa por dentro.
-Busca una chica fácil para que te lo dé- tironeé de mi brazo para zafarme, pero me acerco más a él tratando de robarme un beso.
-¡Ustedes dos a clase!- La inspectora Félix se acercaban a nosotros- no se permite demostraciones de “amor” aquí.
-Lo lamento Berta- se disculpó Luke- ya nos íbamos.
Ella lo miró con mala cara.
-Rápido.
Toque la puerta del laboratorio y el anciano señor Dunts me hizo pasar.
-Perdone por la tardanza, he tenido unos problemas- sonreí en forma de disculpa.
-Ultima vez que pasa- advirtió.
Miré el salón y tomé asiento al lado de James.
-Murray- dije en forma de saludo.
-Strauss- sonrió divertido.
El profesor iba a reanudar su clase, pero Harrison lo volvió a interrumpir con su entrada confiada. Iba de camino a un asiento vacío, pero la voz molesta de Dust lo detuvo.
-Señor Harrison ¿Cuál es el motivo de su tardanza a mi clase?
-Eh… perdóneme profesor, he tenido unos asuntos que atender- sus ojos azules me enfocaron.
El profesor negó con la cabeza y siguió con sus explicaciones. Saqué mis cuadernos ignorando la mirada de Luke.
-¿Has estado con Harrison?- la voz de James contenía enojo.
Abrí mis ojos con sorpresa y solté mi lápiz.
-¿Qué? ¿Estás de broma? Claro que no estoy con ese imbécil. Está con Prior, todos lo saben- le susurre.
-Todos saben que es por popularidad. Ambos se acuestan con quien quieren. ¿Has estado con Luke?- insistió.
-No James, no me he liado con Luke.- sentencié molesta.
El resto de la clase estuvo en silencio. Aburrida, tomé mis cosas y me retire de las primeras luego de que la clase terminara.
-Al fin almuerzo- me senté bajo la sombra del viejo roble. Se había convertido en nuestro punto de reunión.
-Die de mierda, ha sido una tortura. Pero el profesor de Matemáticas está buenísimo.- comento Nevenka.
-Eso es asqueroso Galiano- hice una mueca- ¿Y Bombón?
-Con su novio. Y cuando veas al profesor, me entenderás- guiño un ojo.
Conversamos un rato más sobre las vacaciones y planificamos cosas para cuando salgamos de SAF.
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Locuras Adolescentes
Ficção Adolescente¡Sinopsis! Cuatro amigas adolescentes totalmente diferentes, viven en la ciudad de Sídney, Australia. Su vida es bastante particular, ya que en el día son adolescentes que se aburren de su escuela, hablan de cosas triviales y son comunes; no son pop...