•Capítulo Nueve•

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Una semana pasó para que Enrique volviera a tocar mi puerta en mediodía cuando yo estaba a punto de salir por la despensa.

- Hola, solo vengo a buscar las tarjetas de memoria de Victoria. Dijo cuándo lo invité a pasar- los clientes están comenzando a reclamar por el trabajo atrasado.

- La verdad es que creo que todo eso se quedó en el estudio, la última vez que ella fue ahí se llevó todo eso.

- No quiero ir ahí - dijo agachando la mirada.

- Puedes enviar a alguien por ellas, la verdad solo tú y ella sabían dónde estaban.

Busqué las llaves y se las di, él se veía un poco descuidado, su barba que siempre estaba perfectamente bien cortada estaba más larga y descuidada, su elegante corte de cabello había perdido forma, sus ojos estaban hinchados y sus lentes tenían una patita pegada con silicón. Como podía ver no era el único que a veces la pasaba mal.

- Melody podría ir - sugirió - ella va directamente a lo que se le pide sin hurgar en nada.

Y tenía razón, por eso Mel era la encargada de ir por la comida y acompañar a Vic a comprar ropa, ella iba a lo que iba siempre y jamás se distraía, el único defecto de esa bella virtud soya era que uno debía indicarle con pelos y señales que debía hacer porque ella no se pondría a buscar y mucho menos volver a llamar para pedir instrucciones de nuevo.

- Hola Mel - le dije cuando respondió la llamada - no te he llamado en días, pero quiero que me hagas un favor.

- Hola, no quería ser imprudente así que decidí esperar a que me llamaras ¿Qué puedo hacer por ti?

- Quería saber si podías ir al estudio por unas cosas.

Tardó en responder, Mel siendo rara como siempre.

- ¿Ya?

- Enrique solo necesita las memorias de Vic para trabajar.

- ¿Él no puede ir por ellas?

Tenía el altavoz activado, al escuchar eso ambos nos miramos.

- Si, lo que pasa es que no se siente listo para entrar.

- ¿Por eso me estas mandando a mí al matadero?

- Mel está bien. Muchas gracias, espero que estés muy bien.

Colgué el teléfono y a los pocos segundos ella me llamo de regreso.

- Discúlpame, fui muy grosera, dile a Enrique que me recoja en el yoga y lo acompaño con mucho gusto, pero le va a costar un chai de vainilla.

- Va para allá Mel, muchas gracias.

- Y tú y yo deberíamos cenar algún día.

- Eh, me parece... bien.

Colgó el teléfono y de nuevo Enrique me miró.

- Que rara muchacha - me dijo.

- Siempre ha sido bastante voluble.

Se despidió y se fue, yo fui a la habitación por una chaqueta, al entrar un escalofrió me recorrió y casi me fui de lado, Victoria estaba parada junto a su lado de la cama mirándome fijamente, su cabello estaba opaco y aterrado, sus ojos estaban hundidos y los rodeaban un par de círculos negros rojizos y su piel era azul putrefacto.

- Jared - susurró, me apoye en la puerta para no caerme - tengo miedo, no quiero estar sola ahí abajo, hace frío y hay gusanos en mi boca y yo... odio los gusanos.

Mi estómago se revolvió y el nudo se instaló de nuevo en mi garganta, las lágrimas me salieron de los ojos incontrolablemente.

- Vic...

- Déjame volver a casa Jared.

- No Vic, tu estas...

- Muerta...

Me frote los ojos ingenuos, ella seguía ahí sin dejar de llorar, en su cara tenia impreso el terror, como una niña pequeña que se ha perdido de noche en el bosque.

- Abrázame - caminó hacia mi lentamente, yo extendí mis brazos, ella se pegó a mí, pero yo no pude abrazarla, me quedé con los brazos extendidos aun sin entender nada.

Su cabello olía a tierra mojada, estaba más bajita y podía escuchar un ligero ronquido que venía de su pecho, como si le costara trabajo respirar. Yo estaba temblando mirando a la pared, ella seguía ahí, quería abrazarla, pero no quería romperla.

- Vete... vete Victoria, no quiero que estés aquí - dije como pude - vete de mi casa.

Algo muy dentro de mí me decía algo, me decía que eso no era real, como algún recuerdo que florecía después de haber estado enterrado por siglos, algo me decía que si dejaba que me llevara la corriente las cosas iban a ponerse horribles. Ella de repente estaba frente a mí, sus ojos se habían puesto negros y ahora no era más que una especie de disfraz d algo más fuerte que ella, luego su imagen se empezó a desvanecer mientras me rodeaba y caminaba fuera de la habitación hasta perderse en la cocina.

Era la segunda vez que alucinaba a mi esposa, sabía que todo eso no era normal, lo seguía sintiendo dentro de mí, como un dolor en el pecho que me advertía algo, que me decía que había algo oculto en todo esto, era como si alguien desde dentro me llamara.

Tenía que encontrar una respuesta, tenía que saber que le había pasado en realidad porque esas visiones solo me decían que algo no estaba bien. Me desvanecí y caí al suelo, una horrible migraña me estaba atacando, como pude me puse de pie, algo me estaba jalando hacia una caja escondida en el closet, una caja de madera que tenía dentro un frasco con pastillas, ese algo me había llevado hasta ellas, como si supiera de un peligro latente y quisiera calmarlo, abrí torpemente el frasco y tomé un par de pastillas, puse el frasco donde estaba y volvía esconder la caja antes de caer dormido totalmente noqueado.

Cuando desperté ya había oscurecido, aun así, me puse de pie y entré a mi auto y conduje al supermercado como si nada, pero el camino me parecía más largo de lo normal, como si estuviera dentro de algún videojuego apocalíptico y alguien decidiera que iba a pasar después. Conduje con mucha precaución, pues todavía me sentía bastante mareado, iba como si alguien me estuviera siguiendo, mis manos estaban sudorosas, mis oídos taladraban, pero aun así seguí conduciendo, sentía un miedo indescriptible a pesar de que conocía muy bien el lugar y de la angustia había comenzado a llorar una vez más.

Finalmente me calme, sentí paz cuando llegue al supermercado y el estacionamiento estaba lleno de gente entrando y saliendo de sus autos. Respiré hondo varias veces. Salí del auto mirado a todos lados como si alguien me estuviera persiguiendo, caminé con las llaves en la mano lista para darle un golpe a alguien, pero ¿A quién?

Helado De Nuez (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora