•Capítulo Veintidós•

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- ¿De dónde sacaste eso? - dije igual de horrorizado. Mi tono de voz era un poco más grueso que de costumbre.

- Tu dime, estaba tirada en tu cuarto- dijo teatral - ¿En qué andas metido? Quise ayudarte, pero esto es repugnante. Sergio se quedó en el cementerio, está esperando a la policía. Te van a encerrar.

- Melody- di un par de pasos hacia ella- por favor deja eso, dámelo.

- Fui a dejarle flores a Victoria como todos los meses y la tierra estaba removida, Sergio se quedó esperando a la policía, vine a buscarte para decírtelo, pensé que alguien más estaba profanando tumbas y quise que lo supieras, pero entré a tu casa y me encontré con esto.

Ella retrocedió asustada de mí y se guardó el dije en el bolsillo de su pantalón, segundos después su teléfono sonó. El corazón casi se me salió del pecho, estaba envuelto en sensaciones desconocidas, temblando y con la cabeza a punto de reventarme. Melody seguramente pensaba lo peor de mí en ese momento y yo no sabía cómo controlar la situación.

Su teléfono estaba en la mesa, lo alcancé primero que ella y respondí la llamada poniendo el altavoz.

- Dame el maldito teléfono- me dijo con voz átona.

- ¿Mel? Esto es increíble- Sergio habló del otro lado- no sé cómo movieron la lápida. Hay oficiales aquí, abrimos la tumba de tu amiga y en efecto no hay collar. Ya va la policía.

Se escuchó el sonido de llamada terminada, Melody estaba temblando y yo instintivamente estrellé el teléfono contra la pared. Me acerqué a Melody, ella se tropezó con algo tratando de escapar de mí y cayó al suelo.

- Primero me quieres ayudar y ahora la policía viene por mi ¿No era Sergio un excelente abogado? ¿A qué estás jugando? - me acerqué hasta que me puse sobre ella y hundí mi cara en su cuello- hueles igual que siempre...

Ella estaba asustada de mí, yo desconocía mi voz y mis palabras.

- ¡Aléjate de mí! - gritó.

- ¿Ahora si me tienes miedo?

Se escuchó el estridente ruido de las sirenas y se detuvieron fuera de mi casa iluminando todo con sus colores rojos y azules. La puerta se abrió de una patada y entraron, detrás de ellos entró Sergio que al verme sobre ella me levantó y me dio un golpe en la cara.

Dos policías me sujetaron de los brazos y me esposaron. Detrás de ellos entró el detective que me había interrogado antes.

- Jared Cervantes, quedas detenido como sospechoso principal de do asesinatos y pro profanar la tumba de tu esposa. Tienes la cabeza hundida en mierda, derecho a guardar silencio y a un abogado.

Las palabras del detective se hacían cada vez más lejanas. Salimos de la casa, todos mis vecinos estaban afuera mirando, el oficial estrelló mi cara en el cofre de la patrulla mientras me registraban. Yo comencé a llorar en silencio. Yo no era peligroso y aun así me habían esposado también de los tobillos. Por un segundo Adrién pasó por mi mente, pero ¿Qué iba a decirle? ¿Qué estaba en una patrulla por estar acusado de violar la tumba de su hermana y matar a dos mujeres?

Me metieron a la patrulla y comenzó un recorrido que me recordó a la marcha fúnebre de mi esposa. Mel y Sergio nos seguían. Estaba nublado, los días parecían nublarse cuando las cosas horribles pasaban, lo estaba cuando supimos que Vic estaba enferma, lo estaba cuando la enterré y lo estaba cuando se quemó mi casa.

Comenzó a llover, de inmediato las calles se empaparon. Fuera de la patrulla todo era normal, las personas se protegían de la lluvia bajo sus negocios, los niños brincaban en los charcos, unas personas se cubrían la lluvia con lo que tuvieran a su alcance, mientras que otras caminaban con naturalidad disfrutando del clima. Todo tan normal, no afectaba a nadie y para el mundo era insignificante, la vida no dejaba de pasar.

Helado De Nuez (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora