Capítulo 38.

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Capítulo 38.

Cierto día estaba tomando una taza de café mientras Vicente estaba frente a mi bebiendo un vaso de vodka como si de un vaso de leche se tratase.

— No deberías beber así— se encogió de hombros— nos vas a embriagar y tendrás el control y quien sabe qué barbaridad puedas hacer.

— Sabes que no me importa en lo absoluto lo que pienses, voy a beber mi vaso sin tenerte que escuchar ¿Puedo?

Rodé los ojos y me bebí la taza de un sorbo, luego subí a dormir.

•●•

Jared se volvía insoportable, había días en los que era muy agradable sinceramente su compañía, otros en los que quisiera matarlo. Si mi cuerpo no fuera el suyo lo hubiera hecho hace años, y creo que él lo sabe así que se aprovecha de eso.

— Vicente— escuché una voz familiar.

— Hola. Jared está durmiendo.

— No vine a ver a Jared... quiero decir, quiero saber como están.

— A veces olvido de dónde vienes Diuwel, en ocasiones te portas como un puto cachorrito.

— Tener mi forma de demonio me agota demasiado.

— ¿No se supone que eres inmortal?

— ¿Te gustaría ser inmortal y estar hasta la mierda de cansado? No, tampoco te gustaría sentir tus huesos astillados, o el asqueroso hedor que proviene de ti mismo.

— Wow, debes pasarlo de la mierda— le dije con sarcasmo— al menos existes, no eres una puta ilusión.

— Bueno entonces deberías venir conmigo al infierno.

Negué con la cabeza, justo en ese momento yo sabía que Jared despertaba y volvía a dormir con el deseo de morir, pero no le haría eso.

Diuwel aparecía seguido, se había vuelto parte de nuestra vida, tanto que en ocasiones olvidábamos que el único ser real rea Jared...

•●•

— Necesitamos mejorar este lugar— le dije a Diuwel.

— Vicente dice que combina contigo— en los últimos días Diuwel usaba jeans y camisas casuales y se iba volviendo un poco más humano, pasaba tanto tiempo con nosotros que su esencia demoniaca se estaba perdiendo y eso no parecía molestarle.

— Pasas mucho tiempo con Vicente— le dije— se han vuelto amigos.

— Me ha dicho que mantengo su instinto psicópata a raya.

— Y agradezco eso, hace tiempo que no tengo tan fuertes migrañas.

Salí al patio. Pensaba solo en establecerme, en no volver a salir de mi casa jamás, Diuwel pareció leerme la mente, sugirió hablar con Adrién que era la única persona en la que podía confiar en ese momento, pero para eso tendría que contarle la verdad, absolutamente toda la verdad, tal y como Melody me la había contado meses atrás.

Y así lo hice, acababa de regresar de su luna de miel. Al llegar a la casa la miró con extrañeza.

— Jared, puedo ayudarte a conseguir una mejor casa— me dijo una vez adentro luego de poner su maletín sobre la mesa de madera vieja que estaba en la cocina.

— No quiero una nueva casa, quiero quedarme aquí— le dije mientras encendía la cafetera.

— ¿Cómo has hecho para vivir todo este tiempo?

— Agoté mis ahorros, he comprado algunas cosas por internet de medio uso como esta cafetera, los envíos a domicilio de los supermercados.

— ¿Y cómo haces para poder tener internet? La electricidad de este lugar es una mierda.

Helado De Nuez (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora